La pandemia del virus del PCCh destaca una historia de mala gestión, corrupción y falta de ética en los laboratorios de virología de China, dicen los expertos.
Se ha cuestionado la fuente del coronavirus que ha cobrado más de 197,000 vidas e infectado a más de 2.8 millones de personas en todo el mundo hasta el 25 de abril, según un recuento de Johns Hopkins.
Pero el número real de infectados y muertos no está confirmado debido a la falta de datos precisos de China.
Una teoría ampliamente difundida es que el virus del PCCh fue creado dentro del Instituto de Virología de Wuhan, algo que el régimen chino ha negado.
A pesar de ello, los expertos dicen que las investigaciones sobre la forma de investigar los coronavirus en China apuntan a una falta de ética en los laboratorios de virología de China, siendo la causa principal el control absoluto del PCCh sobre estos institutos.
«Durante muchos años, los virólogos que trabajan en los países occidentales han imaginado que sus colegas chinos operan bajo las mismas pautas éticas que ellos», dijo Steve Mosher, presidente de la organización benéfica conservadora de derechos humanos Population Research Institute, en un correo electrónico.
«Ciertamente las reglas por escrito, copiadas de los países occidentales, parecen idénticas. Pero en términos de comportamiento real, las prácticas son bastante diferentes. Todo en China está impulsado por las necesidades políticas del PCCh», dijo Mosher.
Una cuestión de ética la investigación de los coronavirus en China
Las teorías sobre que el virus del PCCh salió del laboratorio se originan en el hecho de que el paciente cero fue infectado con el nuevo coronavirus en Wuhan, donde una investigadora de alto nivel, la Dra. Zhengli Shi, había realizado una investigación de ganancia de función sobre el virus del SARS en el instituto.
La investigación de la ganancia de función implica aumentar deliberadamente la transmisibilidad o virulencia de un patógeno.
La administración de Estados Unidos interrumpió el financiamiento de ciertos tipos de investigaciones sobre la ganancia de función en 2014, y lo retiró apenas en 2017 con el énfasis de que se siguiera un «proceso de revisión cuidadoso» establecido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Shi, también conocida popularmente como la «mujer murciélago» en China por sus investigaciones sobre los mamíferos alados, había almacenado murciélagos conocidos por ser portadores de coronavirus dentro del Instituto de Virología de Wuhan.
Los riesgos derivados de la ganancia de intereses en la investigación fueron objeto de debate en un artículo publicado en Nature en 2015 en el que se examinaba un virus quimérico que se descubrió que infectaba a los seres humanos después de que un grupo internacional de virólogos, entre ellos Shi, lo creara en un laboratorio mediante ingeniería genética entre murciélagos de herradura en China y el virus del SRAS.
«Si el virus escapaba, nadie podía predecir la trayectoria», dijo a Nature en aquel momento, Simon Wain-Hobson, virólogo del Instituto Pasteur de París.
Aunque no se sabe con certeza si el virus quimérico se guardaba en el laboratorio de Shi en Wuhan, el caso puso de manifiesto los riesgos que implicaba esa investigación. Nature publicó recientemente un comunicado de descargo de responsabilidad diciendo que no hay pruebas que indiquen que fue la causa de la actual pandemia.
El secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo dijo en el «Larry O’Connor Show» el 23 de abril que Estados Unidos está evaluando constantemente tales instalaciones de alto riesgo en todo el mundo que investigan virus para asegurarse de que se sigan todas las medidas de seguridad.
«Hay muchos de esos tipos de laboratorios dentro de China, y nos ha preocupado que no tuvieran el conjunto de habilidades, capacidades, procesos y protocolos adecuados para proteger al mundo de un posible escape», dijo Pompeo.
Alegaciones de venta de animales del laboratorio al mercado
Una teoría es que de alguna manera el coronavirus vino del mercado de mariscos de Huanan en Wuhan como resultado del salto del patógeno a los humanos de la carne contaminada obtenida de los laboratorios de investigación de China.
Los investigadores de estos laboratorios supuestamente venden sus sobras después de que terminan de experimentar con los animales.
Los expertos entrevistados por The Epoch Times para esta historia han expresado su preocupación por esta práctica, debido a los informes de corrupción dentro de los laboratorios chinos. Temen que pueda ser un canal de transmisión de virus.
Un grupo de legisladores estadounidenses bipartidistas expresaron su preocupación en una carta (pdf) a la Organización Mundial de la Salud y a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, pidiendo un «cierre global de los mercados de animales vivos» después de que las teorías de la pandemia originada en el mercado húmedo salieran a la luz.
La edición china de The Epoch Times informó de un caso reciente de esas prácticas corruptas: Ning Li, un profesor de la Universidad Agrícola de China fue condenado a 12 años de prisión en febrero por vender animales de su laboratorio de Wuhan.
De los 3.7 millones de yuanes chinos (522,000 dólares) que Li ganó por sus delitos, más de 1 millón de yuanes chinos (141,000 dólares) procedían de la venta de animales o de la leche utilizada por el laboratorio, incluidos cerdos y vacas.
Sean Lin, un exinvestigador de virología del ejército de EE.UU., dijo que tales crímenes son difíciles de llevar a la justicia dentro de China.
«Incluso si la gente quiere exponer al personal del instituto o a los líderes que venden animales de experimentación a los mercados, su voz podría ser fácilmente silenciada por los líderes del instituto en nombre de salvaguardar la reputación del instituto», dijo.
Wendy Rogers, una experta australiana en prácticas bioéticas y una de las 10 personas más importantes según Nature en 2019, dijo a través de un correo electrónico que tal cultura fomenta aún más las prácticas corruptas dentro de estos laboratorios chinos.
«Existe una amplia tolerancia de la corrupción en China, que alienta a los ciudadanos a ‘salirse con la suya’ en actos no éticos o ilegales cuando pueden, especialmente si al hacerlo pueden obtener ingresos adicionales», dijo Rogers.
«El sistema se volverá más cerrado»
Cuando se le preguntó si la pandemia obligará al régimen chino a ser más transparente con la comunidad internacional en sus investigaciones virológicas, Mosher dijo que no cree que eso suceda.
«La reacción del PCCh será ser menos transparente y menos ético ocultando cada vez más lo que hace a la comunidad científica, poniendo cada vez más barreras a la publicación y a la cooperación internacional», dijo.
«El sistema se volverá más cerrado, en lugar de más abierto. Este es, después de todo, el ‘estado natural’ de un estado de alta tecnología, burocrático y totalitario», añadió Mosher, diciendo que aquellos médicos e investigadores que trataron de ser transparentes sobre el virus del PCCh han sido castigados y censurados.
«Aquellos que han sido participantes voluntariosos en la red de mentiras tejida por las autoridades centrales han sido agasajados y promovidos. Así crece la falta de ética», dijo Mosher.
Lin señaló que la gente en China no tiene libertad de expresión y que durante la pandemia, ni siquiera los médicos y las enfermeras pudieron expresarse abiertamente para hablar del brote o de la falta de «suministros médicos a los medios de comunicación públicos o a las revistas científicas».
«El mundo también necesita investigar si el Instituto de Virología de Wuhan, junto con las Unidades de Medicina Militar de China, han estado llevando a cabo proyectos de desarrollo de armas biológicas, a pesar de que el PCCh se comprometió a no hacerlo al firmar la Convención sobre Armas Biológicas en 1985», añadió Lin.
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