La experta en reglas parlamentarias del Senado Elizabeth MacDonough ha asestado un nuevo golpe a las ambiciones de los demócratas de ofrecer una amnistía a millones de extranjeros ilegales en el proyecto de ley presupuestaria Reconstruir Mejor.
Debido a que los demócratas están utilizando el complicado y colmado de reglas proceso de reconciliación, el alcance de la legislación es mucho más restringido que el de una ley normal.
El proceso de reconciliación, formulado por primera vez en la década de 1970 en respuesta a las revelaciones del escándalo Watergate, permite que ciertos tipos de proyectos de ley de presupuesto pasen por el Senado sin enfrentarse al filibusterismo de 60 votos. Dado que los republicanos seguramente presentarían un filibusterismo en este proyecto de ley presupuestario, los demócratas no han tenido más remedio que utilizar el proceso.
Pero dado su extremo poder en relación con los proyectos de ley normales del Senado, sus disposiciones están sujetas a la aprobación o desaprobación del parlamentario, el árbitro no partidista del Senado. Mientras se utiliza el proceso de reconciliación, todas las disposiciones deben satisfacer a la actual parlamentaria, Elizabeth MacDonough, por estar dentro del ámbito presupuestario original del proceso.
En concreto, el proyecto de ley presupuestaria de los demócratas está sujeto a la «regla Byrd», llamada así por el difunto senador Robert Byrd (D-W. Va.), que establece que todas las disposiciones de la reconciliación deben tener un «efecto más que meramente incidental» en el gasto y los ingresos federales; la regla se propuso y aprobó por primera vez para debilitar el proceso, que había empezado a utilizarse cada vez más para disposiciones no relacionadas con el presupuesto.
Desde que empezaron a trabajar en el proyecto de ley presupuestario, los demócratas han dejado claro que tienen la intención de intentar incluir una reforma migratoria integral en el proyecto.
Los dos primeros planes de inmigración que propusieron los demócratas, que podrían haber dado amnistía a millones de extranjeros ilegales por entrar en el país en contra de la ley federal, fueron rechazados por MacDonough en virtud de la regla Byrd.
Ahora, MacDonough ha asestado otro golpe a los demócratas, rechazando su tercer plan de inmigración, significativamente más débil.
Este tercer plan, llamado «plan C» por los proponentes demócratas, habría dado a 6-7 millones de extranjeros ilegales permisos de trabajo y de viaje de cinco años, esencialmente una forma de amnistía temporal.
Los partidarios demócratas del plan, como el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer (D-N.Y.), y el senador Dick Durbin (D-Ill.), han defendido durante semanas la disposición con la parlamentaria, pero finalmente los demócratas no pudieron convencer a la exabogada de inmigración que ahora es la parlamentaria.
Los senadores Cortez Masto (D-Nev.), Ben Ray Lujan (D-N.M.) y Alex Padilla (D-Calif.) emitieron una declaración conjunta después de que la parlamentaria tomara esta última decisión.
«Estamos en total desacuerdo con la interpretación de la parlamentaria del Senado de nuestra propuesta de inmigración, y buscaremos todos los medios para lograr un camino a la ciudadanía en la Ley Reconstruir Mejor», prometieron.
Pero cuando se le preguntó a Durbin, uno de los más firmes defensores de la reforma migratoria en el presupuesto, si los demócratas tenían un «plan D» tras esta decisión, respondió: «En este momento, no».
Fuera del Capitolio, la decisión también irritó a algunas organizaciones privadas de inmigración.
Mike Fernandez, copresidente de American Business Immigration Coalition, defiende la inmigración sin control para «hacer crecer el empleo, fortalecer nuestra economía y beneficiar a todas las familias estadounidenses». La organización está dirigida por varios grandes magnates de los negocios, cuyos beneficios crecen con el aumento de la oferta de trabajadores que proporciona la inmigración.
«Es hora de que los líderes del Senado retomen el control del proceso legislativo», dijo Fernandez, pidiendo a los demócratas del Senado que ignoren el fallo de la parlamentaria. «El Senado ha recibido un mal consejo que debe ser ignorado».
Otros estaban mucho más contentos con la decisión.
La Federación para la Reforma de la Inmigración Americana (FAIR), un grupo no partidista que hace hincapié en los peligros económicos y sociales de la inmigración sin control, aplaudió a la parlamentaria.
«[FAIR] aplaude a la Sra. MacDonough por su integridad y por asegurar que las reglas de larga data del Senado no fueron subvertidas para lograr fines políticos partidistas», escribió Matthew Tragessor, director de comunicaciones de FAIR.
«Lamentablemente, los demócratas del Senado, que tienen la mayoría en ese órgano únicamente porque la vicepresidenta Kamala Harris emite el voto de desempate, han hecho repetidos intentos de utilizar la reconciliación presupuestaria para acabar con los procedimientos legislativos normales», añade el comunicado de FAIR. «Esperamos que este, su tercer rechazo de estas tácticas, finalmente ponga fin a sus esfuerzos para abusar del proceso con el fin de recompensar a los extranjeros ilegales».
Algunos demócratas, incluida la representante progresista Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), han argumentado que el Senado debería utilizar la llamada «opción nuclear», un proceso raramente utilizado que permite al partido mayoritario cambiar las reglas del Senado a través de un voto de mayoría simple, para anular al parlamentario.
Pero este plan, que sin duda verá renovadas sus peticiones tras la decisión de MacDonough, puede que no cuente con el apoyo del senador Joe Manchin (D-W. Va.), que ha expresado su desacuerdo con el cambio de las reglas del Senado incluso para cuestiones más urgentes como el techo de la deuda. Y el inconformista de Virginia Occidental ya ha rechazado explícitamente anular las decisiones de la parlamentaria.
Con los crecientes problemas para el proyecto de ley presupuestario que plantea Manchin y sin que los demócratas tengan todavía un nuevo plan de inmigración, no está claro cuál es el futuro de las ambiciones de los demócratas de reformar radicalmente el sistema de inmigración de Estados Unidos en el marco del proceso de reconciliación partidista.
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