La directora de la funeraria Nora Pavone sabe bien que para sus clientes puede ser intimidante entrar a la sala de visitas por primera vez.
Es por eso que los clientes afligidos que entran en la funeraria Marine Park en Brooklyn, Nueva York, son inmediatamente recibidos por alguien que «realmente puede leer sus emociones», dijo la directora a People. No es otro ser humano al que Pavone se refería, sino a su perrita de montaña y de terapia de duelo, Fiona.
Fiona fue noticia recientemente, ella ganó la distinción única de ser el perro número un millón en recibir el certificado «Canine Good Citizen» del American Kennel Club. Pasó satisfactoriamente una prueba donde demostró que podía seguir órdenes y acciones básicas como saludar a un extraño, sentarse, quedarse y comportarse bien en situaciones de multitudes, incluso alrededor de otros perros, Fiona hizo que Pavone se sintiera orgullosa, aunque no sorprendida.
«Ella en realidad sabe quién la necesita y simplemente acercase suavemente a ellos y sentarse a su lado es mucho más útil de lo que podría imaginar», dijo Pavone a Tablet.
Al principio, no estaba segura de cómo iba a encajar el perro. La cachorrita de 18 meses es ahora una parte indispensable de la operación de Pavone. La joven empresaria había visto otros perros de terapia interactuando con personas en asilos, hospitales y escuelas, dijo.
Probar el concepto de un perro de consuelo canino en una funeraria tenía sentido, como si fuera lo que hacia falta en la industria funeraria de cinco distritos.
Después de decidirse por un perro de terapia de duelo, sabía que necesitaba seleccionar la raza correcta. Después de algunas investigaciones, descubrió los perros de montaña berneses, originalmente una raza de trabajo resistente de los Alpes suizos. Fiona, como otros de su raza, es conocida por ser «amigable con todos, le encanta hacer nuevos amigos, y no es para nada tímida con los extraños, es simplemente amable en todo lo que hace», dijo Pavone a News 12 Brooklyn.
Después de mucho entrenamiento, incluyendo la preparación para la certificación «Canine Good Citizen» del American Kennel Club, Pavone comenzó a introducir a Fiona en la funeraria.
«Me encantan los perros, pero no sabía cómo la percibirían en este ambiente», dijo a AP. «Pero parece que en realidad, este sería el lugar donde más se necesitaría».
A los visitantes de la funeraria se les explica que son libres de acariciar e interactuar con Fiona. «La paseamos por el lobby, y muchas veces cuando los niños la ven pasan un rato con ella», explicó Pavone, y agregó que las familias también pueden pedirle que esté en la sala de visitas, donde da vueltas en la habitación para las personas que necesitan consuelo.
«Es increíble verla trabajar en una habitación», dijo Pavone. La reacción positiva sobre la presencia de Fiona en la funeraria ha sido abrumadora. Una familia le hizo saber a Pavone que después de interactuar con Fiona que «fue la primera vez que un miembro de la familia sonrió desde el fallecimiento de uno de sus seres queridos».
Fiona se ganó un devoto seguimiento en Instagram y más recientemente la aprobación en el club American Kennel. «Estuvimos entrenando durante un año para presentar la prueba, pero no teníamos idea de que sería la millonésima perrita», dijo Pavone, con mucho orgullo. «Cuando nos lo dijeron, nos sorprendimos y nos emocionamos mucho porque todo valió la pena».
Fiona tampoco se queda en la funeraria; en muchas ocasiones, ha acompañado a Pavone a dar consuelo a las personas en duelo en los servicios de la iglesia y apoyó en el funeral conmemorativo del 9/11 en septiembre de 2019. «A veces la gente solo quiere abrazarla, acariciarla y eso les hace sentir un poco más cómodos», añadió Pavone.
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