Poder de Siberia 2: el nuevo oleoducto que conectará a Rusia con China

El gasoducto forma parte de un acuerdo de 30 años firmado entre ambas naciones y se estima que ayude a Rusia a repeler las sanciones económicas impuestas por Occidente.

Por Rafael Marrero
13 de octubre de 2022 10:54 AM Actualizado: 13 de octubre de 2022 10:55 AM

Rusia enviará a China el gas natural licuado (GNL) que iba a venderle a Europa. China aprovechará los excelentes precios de Rusia para comprarle más combustible. Así se resume la win-win situation que ha puesto a ambos países en sintonía sobre el oleoducto conocido como Poder de Siberia 2, cuya construcción terminará en 2030.

Aunque Vladimir Putin y Xi Jinping ya habían acordado en febrero la construcción del gasoducto, que llevará a suelo chino 10,000 millones de metros cúbicos del gas cada año, fue ahora cuando Moscú se echó a correr para impulsar el proyecto y así repeler las sanciones económicas impuestas por Occidente a causa de su invasión a Ucrania.

Su contraparte, la República Popular China (RPC), que no se queda atrás cuando de conveniencias se trata, también está haciendo su parte. Y no es para menos. A un precio inmejorable obtendrá esa cantidad de GNL adicional; adicional, sí, porque ya recibe 39,000 millones de metros cúbicos anuales gracias al llamado Poder de Siberia 1.

El Poder de Siberia, nombre oficial del oleoducto como proyecto general en su totalidad, responde a un acuerdo entre la empresa rusa Gazprom y China National Petroleum Corporation (CNPC). Dicho acuerdo, rubricado en 2014, tendrá una duración de 30 años y un costo de inversión cifrado en 400,000 millones de dólares.

Antesala del Poder de Siberia 2

Aunque se desconoce si el Poder de Siberia 2 igualará las históricas exportaciones anuales de gas ruso a Europa, cifradas en 200,000 millones de metros cúbicos, sí se sabe que Beijing aumentó sus compras del combustible a Moscú desde que se inició la invasión. Según reportó El Mundo, la RPC tiene un 50 % de descuento en el GNL que sale de Sakhalin 2, en el extremo este de Rusia.

Básicamente, las exportaciones de gas a China a través del Poder de Siberia 1, que conecta a ambos países desde la región rusa de Yakutia hasta la provincia china de Heilongjiang, crecieron un 63.4 % en los primeros seis meses de 2022, puntualizó la fuente.

Al propio tiempo, añadió que «en agosto, las compras chinas de GNL alcanzaron un máximo de dos años con unas 611,000 toneladas métricas». Citando a Bloomberg, la propia fuente reveló que «algunos comerciantes chinos estarían revendiendo los cargamentos a Europa a precios más elevados», en lo que vendría siendo un accionar muy típico de los oportunistas chinos.

Existente desde 2019, el Poder de Siberia 1 cuenta con una infraestructura de más de 3000 kilómetros. En China, recorre el lado este del país, pasa por la capital y llega hasta Shanghai. En su fase intermedia, comenzó a operar en diciembre de 2020 y en la final, dará inicio en 2025.

Finalidad del Poder de Siberia 2

Medios de prensa han revelado que el proyecto del Poder de Siberia 2 llevaba dos años sobre la mesa de negociaciones cuando Putin y Jinping decidieron materializarlo. Con una extensión de 2600 kilómetros y sujeto a construirse a partir de 2024, estará completamente operativo en 2030, según lo pronosticado.

De acuerdo con El Mundo, este gasoducto es «una alternativa potencial para las arcas de Moscú tras el parón del oleoducto Nord Stream-2», que llevaba gas a Alemania antes de la invasión. Y también -digo yo- una verdadera ganga para China, que aprovechará «los grandes descuentos rusos por la lluvia de sanciones occidentales».

Al momento de la firma del acuerdo, Gazprom dijo en comunicado que este «es un paso importante hacia el fortalecimiento de la cooperación mutuamente beneficiosa entre Rusia y China en el sector del gas. Tan pronto como el proyecto alcance su capacidad máxima, la cantidad de suministro de gas por tubería rusa a China crecerá en 10,000 millones de metros cúbicos, para un total de 48,000 millones por año».

El presidente ejecutivo de Gazprom, Alexéi Miller, por su parte, señaló que «este ya es el segundo contrato que se firma para el suministro de gas ruso a China, indicativo de la confianza mutua y la asociación excepcionalmente sólidas entre nuestros países y empresas. Nuestros socios chinos de CNPC ya han visto por sí mismos que Gazprom es un proveedor confiable».

El viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, entretanto, remarcó que este proyecto irá hacia adelante y se usará para enviar a China el gas que Rusia iba a venderle a Europa. Cabe aclarar que Moscú suministró el 40 % del GNL de la Unión Europea (UE) antes de enviar tropas a Ucrania, pero según la misma fuente, esa participación ha caído al 9 %.

En cuanto a Mongolia —tercer participante en esta operación, ya que el gasoducto atravesará la mitad oriental de ese país— hoy se sabe que está muy implicado en la operación. Tanto es así que su presidente, Ukhnaagiin Khurelsukh, confirmó que apoya «la construcción de oleoductos para suministrar gas natural desde Rusia a China» a través de territorio mongol.

Aparte de ser una tabla de salvación para los rusos en tiempos de guerra, el Poder de Siberia 2 también será una vía adicional para exportar más combustible a los países aliados, y como «conectará a los circuitos oriental y occidental, con epicentro en la península de Yamal, el sátrapa ruso tendrá la potestad de escoger hacia dónde se dirigirá el gas siberiano», según destacó El Confidencial.

Propósito de Vladimir Putin

En un análisis sobre el tema, este diario fue incisivo a la hora de describir la actual posición de Rusia con respecto al GNL: «Vladimir Putin tiene el poder. Basta seguir la cotización del gas en Europa durante los últimos meses para comprobar la incidencia que ejerce el presidente ruso sobre el mercado energético del Viejo Continente».

Según el reporte, con una simple frase, «y ya no se diga una decisión, [Putin] puede disparar los [precios] futuros a un ritmo de doble dígito en cuestión de minutos. O hundirlos». El caso es que «el exagente de la KGB no se conforma. Para revivir la gloria imperial de su país, no le es suficiente con ostentar el poder: [le] hace falta acapararlo todo, como hicieron los zares durante la época dorada».

El Poder de Siberia 2, proyecto faraónico que reforzará a la firma semiestatal rusa Gazprom como la más importante de su tipo a nivel global, igualmente pondrá más distancia, si cabe, entre Rusia y Occidente, al tiempo que consolidará el giro estratégico de los rusos con respecto a Asia.

Hablando de Asia, por supuesto, Jinping no solo se beneficiará con los bajos precios del gas que le da su compinche Putin, sino que también resultará favorecido en su Nueva Ruta de la Seda, megaproyecto definido como una red comercial que abarca más de 70 naciones y que, según analistas, podría dar lugar a un nuevo orden mundial.

Volviendo a Rusia, de acuerdo con el reporte de El Confidencial, la península siberiana acumula las principales reservas de gas, que se estiman en 17.3 billones de metros cúbicos. El Poder de Siberia 2, por separado, podría facilitar que las exportaciones del combustible ruso se dupliquen para 2035.

 «La última jugada maestra del Kremlin podría situar a la Unión Europea de 2030 como a un títere —si no lo es ya— en manos del autócrata ruso, quien tendría la potestad de elegir si el ‘oro’ de Yamal fluye hacia el oeste por los gasoductos actuales o se dirige hacia el este mediante la nueva infraestructura», enfatizó el texto.

Actualmente, Rusia es el principal proveedor de gas de la UE, pero como China se ha convertido en el primer importador de GNL a nivel mundial, ¿qué más le da a Putin cortarle el flujo a Europa, si para eso tiene al gigante asiático? Según el mismo reporte, sin duda alguna, la RPC es la «gallina de los huevos de oro de Gazprom».

Fíjense si es así que el propio presidente de la firma rusa, Alexéi Miller, reconoció que «el mercado que crece más rápido es China, [tanto], que cada año nos impresiona». Claro, de qué otro modo iba a ser si no: recordemos que a la alta demanda china de GNL se une el “oportuno apoyo” de Jinping a Putin en medio de la guerra.

Otra que no se cansa de alabar el proyecto del Poder de Siberia 2 es la directora del servicio de Energía para Rusia y el Caspio, Anna Galtsova, quien dijo que «la nueva ruta es favorable para Gazprom. Además de la oportunidad de exportar más gas ruso a China, esto supone una importante diversificación de las opciones de suministro».

A propósito de diversificar, medios de prensa igualmente han dado a conocer que tanto China como Rusia están colaborando en el desarrollo de energía nuclear. Un reporte de CNBC informó que, en mayo de 2021, Jinping y Putin hablaron virtualmente sobre proyectos conjuntos que involucran dos plantas de energía nuclear en suelo chino.

Es más: el jefe de la Agencia Internacional de Energía, Fatih Birol, resaltó que «Rusia y China dominan este espacio, [pues] desde 2017, el 87 % de los nuevos reactores que se han puesto en marcha utilizan diseños rusos y chinos». En su opinión, «las economías avanzadas han perdido el liderazgo en este mercado».

Es que, por razones geopolíticas bastante claras, Moscú y Beijing no hacen más que darse palmaditas en el hombro. Aparte de la condescendencia de Jinping hacia Putin sobre la guerra y la lealtad recíproca que ambos se profesan, están (y surgen) proyectos como este del Poder de Siberia 2, gigantescos, que no solo resaltan por la cuantiosa inversión que suponen, sino también por lo que significan para sus intereses comunes.

Corresponde entonces a los Estados Unidos, y al resto de los países aliados de Occidente, estar muy activos con respecto a las acciones mancomunadas de estas dos naciones. Nuestro Servicio de Investigación del Congreso dijo en un reporte de 2020 que, con el Poder de Siberia, Rusia nos envió el mensaje de que nadie le impedirá conseguir sus objetivos. Por supuesto, algo similar ocurre con la China comunista.

Según el mismo informe oficial, desde 2014, ambas naciones, han consolidado su relación más que nunca, estableciendo una dinámica marcada por la participación conjunta en maniobras militares, el crecimiento de sus operaciones comerciales y, ojo con esto, el acuerdo de Huawei para desarrollar una red 5G en territorio ruso.

Para el Servicio de Investigación del Congreso, «si bien estas interacciones demuestran un fortalecimiento entre los dos países, también pueden estar motivadas por un adversario común: los Estados Unidos». Señores, de que hay una geoestrategia bastante definida en todo esto, claro que la hay. Por tanto, no podemos quedarnos mirando el panorama. El papel de simples observadores ni nos pega, ni nos conviene.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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