¿Por qué Beijing, en un acto de desesperación, quiere quitarle por completo la libertad a Hong Kong?

Por Diana Zhang
26 de mayo de 2020 5:45 PM Actualizado: 26 de mayo de 2020 5:45 PM

El domingo pasado, más de diez mil personas salieron a las calles de Hong Kong después de que Beijing propusiera, en la reunión anual de su legislatura de sellos de goma (fachada), una nueva ley de seguridad nacional elaborada exclusivamente para la región administrativa especial (Hong Kong). Este es un movimiento cuidadosamente calculado y a la vez tomado con un espíritu desesperado, que recuerda a la ruleta rusa.

Si se aprueba esta ley, es el final del «un país, dos sistemas» prometidos por el Partido Comunista Chino (PCCh) Beijing establecerá una oficina de seguridad nacional en Hong Kong. Las personas podrán ser arrestadas arbitrariamente y llevadas al continente para ser procesadas en un sistema sin estado de derecho o podrán ser arrestadas y manejadas en Hong Kong después de que el sistema legal de Hong Kong sea subvertido y convertido en una réplica de la parte continental. Los hongkoneses sospechan que la policía militar ya ha sido enviada a Hong Kong.

Beijing está tomando esta acción después del caos desatado por la pandemia. Más de 122 países quieren una investigación sobre cómo ocurrió el brote del virus del PCCh en China. ¿Por qué dar ese paso, sabiendo que traerá más condenas internacionales al PCCh?

El PCCh realmente ha sopesado los riesgos políticos y financieros con cuidado. Al final, la seguridad política parece más urgente y crítica para el partido.

Este septiembre, Hong Kong elegirá miembros para su legislatura (también conocida como LegCo). En las elecciones de distrito de noviembre pasado, Beijing subestimó la postura del pueblo de Hong Kong. 388 escaños fueron prodemocráticos, mientras que solo 62 fueron ocupados por candidatos pro-Beijing. Un resultado similar en las elecciones LegCo tendrá un impacto mucho mayor. El PCCh no puede tolerar semejante desafío político, por lo que quiere actuar ahora.

Luego, están las protestas. En abril de 2019, el PCCh presentó un proyecto de ley de extradición que, como la recién propuesta legislación de seguridad nacional, fue vista por los hongkoneses como un intento de quitarles sus derechos civiles. El PCCh se sorprendió por el resultado: protestas masivas persistentes durante medio año. En ocasiones, dos millones de personas estaban en las calles, algo que nunca antes había sucedido bajo las reglas de Beijing. El PCCh teme que, si no puede controlar a Hong Kong, China continental seguirá el ejemplo de Hong Kong.

Finalmente, Beijing cree que debe actuar porque las luchas internas políticas en el nivel superior son graves. Hong Kong ha sido una base para la élite continental durante más de dos décadas. Diferentes facciones tienen gente en Hong Kong, incluidos los opositores del líder del PCCh, Xi Jinping. Hong Kong sirve como un centro clave: los activos se mantienen allí, la información interna se divulga allí, y la ciudad ofrece una ventana conveniente para sacar dinero de China.

Para la gente común, Hong Kong es como solía ser Berlín Occidental. Para Xi, puede ser una base anti-Xi. Beijing arrestó a un librero de Hong Kong, quien publicó un libro que criticaba a Xi y al multimillonario Xiao Jianghua, quien administraba los activos para el partido de un príncipe heredero (hijos de los principales líderes del partido). Hay más personas a las que Beijing quisiera arrestar, y la nueva ley de seguridad nacional hace que tales arrestos sean fáciles de lograr.

El PCCh siempre ha utilizado Hong Kong para hacer lo que quiere hacer, pero no puede hacer en el continente. Antes era un centro de manufactura, pero Hong Kong perdió ese rol eso en el continente; sin embargo, ahora sirve como un centro financiero. La única ventana de Beijing para acceder al mercado internacional es Hong Kong.

Si el PCCh pone a Hong Kong bajo «un país, un sistema», Estados Unidos, el Reino Unido y Europa le quitarán el estatus de puerto libre. La única ventana financiera que tiene Beijing se cerrará.

Para el PCCh, esto sería un suicidio. Pero el PCCh no tiene buenas opciones. Cada movimiento reciente parece ser autodestructivo. No es de extrañar que los hongkoneses tengan carteles en la calle que digan: «El cielo está eliminando al PCCh».

Diana Zhang, Ph.D., es escritora con 20 años de experiencia en el estudio de China. Tiene su sede en Estados Unidos y usa un seudónimo para proteger a los miembros de su familia en China.

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.


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