Comentario
La carrera presidencial del Partido Demócrata parece inclinarse hacia el Senador Bernie Sanders.
Podría convertirse en una victoria holgada, si Bernie ganara por un margen sólido en las próximas asambleas electorales de Iowa y en las primarias de New Hampshire. Sus posibilidades en los caucus demócratas de Nevada del 22 de febrero, tradicionalmente dominadas por los sindicatos, tampoco son malas.
Mucha gente está alarmada, entre ellos Hillary Clinton, quien calificó a Bernie como «no querido» en un nuevo documental y se dice que tiene el «deseo» de ser la candidata (¿Cuándo no lo ha tenido?). Más substancialmente, los principales demócratas, incluso aquellos que se inclinan bastante a la izquierda, como Jonathan Chait de la revista New York Magazine, están preocupados de que podrían estar yendo hacia un «McGovern II» — en otras palabras, una derrota.
Me complace, no solo por la posibilidad de un Armagedón del colegio electoral que puede o no tener lugar, o incluso porque tal elección pondría rápidamente al falso juicio de impeachment en el espejo retrovisor, sino porque, por primera vez en décadas, tendríamos una verdadera elección de opuestos.
No sería una elección llamada «unipartidista» que resultaría en diferencias menores en el código tributario, como suele suceder.
¡Trump versus Sanders sería el capitalismo contra el socialismo!
Y la versión de Sanders del socialismo es la verdadera, y no el socialismo «ligero», que equivale a un par de ejemplos de legislación de asistencia social. Bernie es el hombre que eligió tener su luna de miel en la Unión Soviética y que aún se niega a tildar al venezolano Nicolás Maduro de dictador.
Trump, por supuesto, es un hombre de negocios convertido en presidente. Han habido otros, pero como nunca antes, él es la personificación del capitalismo.
Ya es hora de que algo tan serio, tan contrastado, sea puesto ante el público. Yo digo, háganlo.
La batalla sería épica. Sanders tiene partidarios muy dedicados que han estado con él en dos elecciones. Su capacidad para recaudar fondos es legendaria. Es el maestro de las bases comunitarias, un rockstar de izquierda que superó un infarto, aparentemente en minutos. En un sentido muy real, Bernie se habría merecido su nominación.
El desafío para Trump no sería tan simple. Meramente llamar a Sanders «el loco Bernie» no sería suficiente. De hecho, como estrategia de ayer, podría resultar contraproducente al parecer trivializar diferencias importantes.
El socialismo ha sido tomado seriamente por una gran parte de la juventud de América durante ya varias generaciones. Se les ha enseñado de esa manera desde el jardín de niños hasta el doctorado por un sistema educativo que es en gran medida socialista en estructura e ideología.
Los medios de comunicación han reforzado este punto de vista, al igual que la industria del entretenimiento. ¿Deberían Robert DeNiro, Rob Reiner y otros apoyar a Bernie en lugar de a Donald, a pesar de que eso es contrario a sus intereses de clase? Bueno, lo sabemos.
¿De qué lado estarían finalmente The New York Times y The Washington Post si se tratara de Sanders contra Trump, sin mencionar las televisoras? De todos modos, puede que algunos de estos medios tengan dudas sobre Bernie, pero su arraigada enemistad con el presidente sin duda prevalecería. Le darían «una oportunidad al socialismo».
Trump tendrá que contrarrestar todo esto. Tendrá que explicar al público por qué la «igualdad» y la «justicia social» que parecen ser tan atractivas en la retórica socialista son engañosas y que el capitalismo es una mejor manera de elevar a las clases bajas y medias, y que la riqueza social no es un juego de suma cero.
Esto no será fácil para Donald —como hombre de negocios, es un hacedor, no un educador— pero tendrá que aprender a hacerlo, a ir más despacio y quizás ser un poco didáctico. Debería explicar, como lo hizo Friederich Hayek hace más de medio siglo, por qué el socialismo conduce tan a menudo al totalitarismo.
Nos debe eso a todos nosotros, especialmente a nuestra juventud mal educada.
El tiempo, sin embargo, estará del lado de Trump. Este es un momento único en la historia para resolver este eterno conflicto, al menos temporalmente. A través del capitalismo, Estados Unidos tiene una economía en auge, con los salarios entre los pobres y la clase media creciendo más rápido que para las clases altas. Estamos en gran parte en paz y lo hemos estado durante un tiempo.
Trump ganaría esta batalla épica, y será mejor para el país a largo plazo.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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