Putin juega damas chinas en un mundo de ajedrez

Por Peter Navarro
16 de Marzo de 2022 9:47 PM Actualizado: 16 de Marzo de 2022 9:47 PM

Opinión 

El gambito imperial ucraniano de Vladimir Putin está acelerando la colonización de Rusia por parte de la China comunista. La ironía es lo que hace la ironía.

A cambio de cualquier trozo de territorio que Putin pueda tomar en última instancia en Ucrania—seguramente Donetsk y Lugansk, tal vez Odessa—Putin ahora se ve obligado a hipotecar recursos a China que van desde petróleo y gas, hasta aluminio. Conforme Putin acelera aún más su intento de “desdolarizar” para evadir las sanciones estadounidenses, el rublo ruso también se vincula cada vez más con al yuan chino.

Hay mucho en juego para Occidente en este cambio geopolítico sísmico. A pesar de perder sus repúblicas socialistas, Rusia todavía contiene casi el doble de territorio que China o Estados Unidos; y Rusia es fundamental para la iniciativa “Una Franja y una Ruta” de China para controlar la masa continental de Eurasia.

Rusia también controla las reservas de petróleo más grandes del mundo, las segundas reservas de carbón más grandes, el 40 por ciento del gas natural del mundo, una quinta parte de su madera y una gran cantidad de otros minerales y metales como aluminio, cobre, plomo, platino y estaño. Las reservas de potasio, fosfato y nitrógeno de Rusia también ayudan a producir más de 50 millones de toneladas de fertilizante al año, el 13 % del total mundial. Vincular los abundantes recursos naturales de Rusia a la planta de producción de China erosionaría aún más la competitividad occidental en los mercados globales tanto para productos manufacturados como para productos agrícolas.

Desde el punto de vista militar, Rusia es también el principal proveedor de China de sistemas de armamento muy avanzados. Entre ellos destacan el famoso submarino de ataque de clase Lada, el avión de combate de largo alcance Sukhoi Su-35 y, posiblemente, el mejor sistema de defensa aérea y antimisiles del mundo, el S-400 Triumf.

Estas numerosas realidades económicas y geopolíticas parecen convertir a China y Rusia en aliados naturales, y más aún porque ambos países creen que históricamente han sido víctimas del imperialismo occidental. Sin embargo, existen razones igualmente convincentes por las que sería mucho mejor para Rusia unirse a Estados Unidos y sus aliados europeos y asiáticos en una “coalición de equilibrio” que busque contener el ascenso de China.

La principal razón de tal “giro hacia Occidente” es el miedo del pueblo ruso a China. Esto comienza con el hecho de que Rusia comparte la frontera contigua más larga del mundo con una China que tiene una población casi diez veces mayor.

Muchos rusos ahora temen que la inmigración china, tanto legal como ilegal, erosione constantemente el control de Rusia sobre su propio país. En este escenario, el apetito voraz de China por los recursos naturales rusos eventualmente convertirá a Rusia en una “colonia” china de la misma manera que China ha llegado a dominar la mayor parte de África y partes de América Latina, incluso sin las complicaciones actuales.

Algunos en Rusia incluso temen que una China cada vez más poderosa eventualmente busque tomar las riquezas de Siberia por medio de la coerción o la fuerza. Tal gambito podría incluir incluso a Vladivostok, que fue tomada de China en 1860 por el Imperio Ruso.

Desde esta perspectiva, la mejor estrategia a largo plazo de Rusia sería que se uniera a la mencionada “coalición de equilibrio”. Tal resultado probablemente ofrecería al mundo un equilibrio mucho más estable que un eje chino-ruso que une la producción de armas y los recursos naturales rusos con la mayor planta de producción, personal militar y población del mundo.

Sin embargo, es a este último eje del mal al que el mundo se dirige ahora; y este nuevo peligro se debe precisamente a que Vladimir Putin—el alardeado “maestro de ajedrez”—está jugando ahora a las damas chinas en un mundo de ajedrez. Mientras ha destruido el rublo ruso y ha convertido a la Madre Rusia en un paria internacional, Xi Jinping está a la espera con su chequera, listo para comprar a precios de ganga todo lo que Rusia necesita vender para mantener su economía a flote y su pueblo alimentado.

Nada de esto terminará bien para Rusia o para Occidente.

De RealClearWire


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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