Comentario
Durante la nueva oleada de casos y muertes por COVID-19 en China, es difícil no darse cuenta del número de fallecimientos entre la élite y los altos funcionarios.
Por ejemplo, en menos de un mes, entre el 15 de diciembre de 2022 y el 13 de enero, fallecieron 22 miembros de la Academia China de Ingenieros, mientras que en 2021 solo murieron 12, de acuerdo al sitio web oficial de la academia. La mayoría tenían entre 80 y 100 años —ellos gozan de una esperanza de vida muy superior a la media nacional. Al igual que los funcionarios de nivel provincial y superior, los científicos y expertos de la academia nacional disfrutan de atención médica gratuita y muchos otros beneficios. Su salud está bien cuidada, incluso durante la pandemia.
Pero, ¿por qué murieron en ese período muchas personas de la élite, cuando antes habían sobrevivido a otros problemas de salud? ¿Qué hizo que este grupo fuera de alto riesgo justo después de que Beijing abandonara su política de Cero COVID y el brote en China se descontrolara? En el último mes, los cadáveres se amontonaron en los hospitales, las Unidades de Cuidados Intensivos estuvieron abarrotadas de pacientes y las clínicas de fiebre se vieron desbordadas con largas colas.
Gao Zhanxiang, exfuncionario del PCCh
De todos los casos de muerte registrados entre la élite china, destaca uno.
El 2 de enero, el medio estatal Xinhuanet anunció que Gao Zhanxiang, exviceministro del ministerio de Cultura, falleció el 9 de diciembre de 2022, a los 87 años. El artículo no proporcionó más información.
Esto se tornaría aún más sorprendente.
Según el elogio posteado en las redes sociales chinas, por Zhu Yongxin, vicepresidente ejecutivo de la Asociación China para la Promoción de la Democracia, «a lo largo de los años, Gao Zhanxiang había luchado tenazmente contra la enfermedad. Había sustituido muchos órganos de su cuerpo. Él bromeaba diciendo que muchas partes no eran suyas».
El cargo de Gao no era alto en la jerarquía del Partido Comunista Chino (PCCh) y había al menos varios cientos de funcionarios del mismo nivel. ¿Por qué recibió un trato tan especial y cómo pudo obtener «muchos» órganos cuando supuestamente escaseaban?
Esto puede confirmar el rumor de que los funcionarios del PCCh, de alto nivel, dependen principalmente de los trasplantes de órganos —procedentes de personas jóvenes y sanas— para prolongar sus vidas. Yo creo que los expertos de nivel nacional también reciben este tipo de tratamiento. Sin embargo, este privilegio se convirtió en una desventaja en medio de la reciente oleada de infecciones por COVID.
El último brote de COVID-19 comenzó en los hospitales de Beijing, donde muchos altos funcionarios y élites de edad avanzada tenían salas reservadas. Lo que empeoró las cosas es que los receptores de los órganos utilizaban inmunosupresores. La supresión del sistema inmunitario hizo que los receptores de órganos fueran vulnerables a la infección del virus. Esto explica por qué esta vez, los funcionarios y expertos de alto nivel de entre 80 y 90 años, que podían haber recibido trasplantes de órganos, murieron a los pocos días de que Beijing abandonara abruptamente su política de «cero COVID». Cuando un receptor de un trasplante de órganos se infecta con coronavirus, su organismo no tiene resistencia, la muerte es inevitable.
En China, las vidas humanas tienen otro valor. En la nueva oleada de casos de COVID-19, el mundo fue testigo de cómo el PCCh trató a su pueblo y le arrebató su dignidad. No solo hay escasez de medicamentos, respiradores y salas de hospital, sino que no hay servicios funerarios ni de cremación adecuados en todo el país.
Trasplante de órganos durante la pandemia
Mientras la cifra oficial de muertes desde principios de diciembre alcanzaba las 60,000 (aunque el número podría ser mayor, dado el historial de las autoridades chinas de subdeclarar infecciones y encubrir información), el famoso médico, Chen Jingyu, anunció el éxito de un doble trasplante de pulmón a un sobreviviente de COVID-19. Dada la limitación de los recursos médicos en ese momento, ¿por qué este paciente recibió un tratamiento especial?
No es la primera vez que Chen practica un trasplante de pulmón durante la pandemia.
Él hizo su primer trasplante de pulmón el 10 de marzo de 2020, poco después de que el COVID-19 estallara por primera vez en la ciudad china de Wuhan. Él encontró un donante de órganos para su paciente en dos días.
Otra operación se hizo en Wuhan. Chen acudió a la ciudad el 18 de abril de 2020, examinó al paciente al día siguiente y confirmó que necesitaba un trasplante de pulmón. El trasplante se realizó el 20 de abril. Esto significa que el órgano se obtuvo en menos de un día.
Cuatro días después, Chen practicó otros dos trasplantes de pulmón en Wuhan. Ambos pacientes habían sufrido insuficiencia pulmonar por COVID-19. Hubo sospechas sobre la procedencia de los órganos, de los hospitales, de los médicos implicados y de la identidad de los pacientes. Uno de los trasplantes se practicó durante el cierre de Wuhan, y el otro tuvo lugar justo después de que se levantara el cierre en la ciudad. En aquella época, la mayoría de los pacientes de COVID ni siquiera podían conseguir materiales de diagnóstico y escaseaban los equipos médicos. ¿Quién podría utilizar una ECMO (oxigenación de membrana extracorpórea) o soporte vital mientras esperaba un donante de pulmón?
Además, el trasplante no debería haberse realizado durante la pandemia, ni siquiera según las directrices chinas sobre trasplantes. Por lo general, los pacientes con enfermedades infecciosas agudas no son aptos para el trasplante de pulmón, especialmente los que padecen infecciones pulmonares y estos pacientes se encuentran en un período de infección potencial, por lo que el médico y las enfermeras que participan en el procedimiento son muy cautelosos. Además, debido a la escasez de fuentes pulmonares, el trasplante de pulmón no se recomienda a pacientes a los que no se les puede garantizar el resultado del trasplante. Estas son algunas de las razones por las que estos trasplantes no merecen la pena o no deberían practicarse.
Los medios de comunicación chinos informan que esos pacientes no eran ricos ni poderosos. Por tanto, los trasplantes solo pueden considerarse parte del «Proyecto de Salud 981 para Líderes«. Los trasplantes no se hicieron para salvar la vida de esos receptores. Eran trasplantes experimentales que proporcionaban a los médicos experiencia para operar con éxito a las personas más influyentes de China cuando fuera necesario. El proyecto fue revelado en 2019 por primera vez, por un anuncio del Hospital 301, también conocido como el Hospital General del Ejército Popular de Liberación. El objetivo del proyecto es prolongar la vida útil de los altos dirigentes hasta los 150 años.
Llama la atención que Huang Jiefu, el zar del sistema chino de trasplantes de órganos, solo conservara dos títulos tras retirarse de su cargo de ministro de Sanidad: director del Comité de Donación y Trasplante de Órganos de China y subdirector de la Comisión Central de Salud, cuya única función es velar por la salud de los altos mandatarios.
Parece que la longevidad de los dirigentes chinos está ligada a los trasplantes de órganos.
Turismo de trasplantes
Los funcionarios del PCCh, los ultrarricos y las élites no son los únicos que se someten a trasplantes de órganos. Destinatarios del extranjero del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD), del PCCh, también se someten a trasplantes como recompensa por su lealtad al PCCh.
Por ejemplo, Rose Pak, activista política y comunitaria de San Francisco, era una de las principales amigas del UFWD en Estados Unidos. Era directora ejecutiva en el extranjero de la China Overseas Exchange Association (COEA), una organización de frente unido. Ella fue a China para someterse a un trasplante de riñón en 2016. Lamentablemente, falleció varios meses después de regresar a su casa en San Francisco. Esto planteó varias preguntas.
Pak no estaba empleada en el momento de su cirugía, entonces, ¿de dónde sacó el dinero para el trasplante? ¿De dónde sacó el riñón en China como ciudadana estadounidense?
El turismo de órganos a China ya está prohibido en Israel, Taiwán, Italia y España. El Reino Unido también cambió su ley de bioética para evitar que los pacientes británicos que esperan órganos vayan a China para trasplantes.
¿No debería Estados Unidos hacer lo mismo?
¿De dónde vienen los órganos?
La industria de trasplantes de órganos de China comenzó a crecer en 2000, el segundo año de la persecución a los practicantes de Falun Gong, también conocido como Falun Dafa. En 2006, se expuso la sustracción de órganos de practicantes vivos de Falun Gong como un crimen respaldado por el estado. En 2019, un tribunal popular independiente concluyó que la sustracción forzada de órganos ha tenido lugar en China durante años “a una escala significativa” y que las matanzas para abastecer a la industria de los trasplantes continúan en la actualidad. Las principales víctimas, dijo el tribunal, han sido los practicantes de Falun Gong detenidos.
Beijing había insistido en que la mayoría de los órganos, si no todos, eran de prisioneros ejecutados. China tardó otros nueve años en establecer un sistema falso de donación y distribución de órganos. El sistema se usó en gran medida para campañas internacionales de relaciones públicas, y funcionó. La comunidad mundial de trasplantes, principalmente The Transplantation Society (TTS), levantó la restricción sobre China y respaldó las mentiras del PCCh. El respaldo de la comunidad internacional de trasplantes alentó al PCCh.
El negocio de los trasplantes continúa expandiéndose sin un sistema funcional de donación de órganos. Sin embargo, el suministro de órganos de los presos de conciencia no es ilimitado. Bajo el paraguas del régimen, la sustracción y el comercio clandestino de órganos comenzó a prosperar con el crecimiento del negocio de los trasplantes. De 2013 a 2017, más de 100 estudiantes universitarios desaparecieron sin dejar rastro. A pesar de que se instalaron cámaras de vigilancia en todas partes, ninguno de los casos se resolvió. Muchos chinos comenzaron a creer que su desaparición tenía algo que ver con la sustracción de órganos.
Recientemente, otra ola de casos se convirtió en las redes sociales chinas en un tema candente, el de los adolescentes desaparecidos. Una de las víctimas es Hu Xinyu, un estudiante de secundaria en el condado de Yanshan, provincia de Jiangxi, que desapareció de la escuela. Es posible que la grabación de vigilancia haya sido manipulada porque faltaban imágenes que pueden haber proporcionado pistas sobre su desaparición. El caso sigue sin resolverse. El objetivo de las autoridades no es resolver el caso, sino silenciar a la familia de la víctima. Hay varias versiones no oficiales de la historia, pero la mayoría vincula la desaparición del adolescente con la sustracción de órganos.
La pandemia está exponiendo el lado más oscuro del régimen del PCCh.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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