Régimen chino usa política climática como un «arma» contra la economía de Occidente, dice informe

Por Lorenzo Puertas
14 de diciembre de 2021 1:03 PM Actualizado: 14 de diciembre de 2021 2:40 PM

El Partido Comunista Chino (PCCh) ha convertido el movimiento del cambio climático en un arma política y económica contra Occidente, según un nuevo informe de The Global Warming Policy Foundation, una organización sin ánimo de lucro con sede en Londres.

Titulado «China’s Energy Dream» (El sueño energético de China), el informe detalla la manipulación de los acuerdos internacionales sobre el clima por parte del PCCh y llega a una conclusión sorprendente: «China utiliza la política climática como una forma de fortalecer su economía y como un arma para debilitar a otros países».

Según la autora del informe, Patricia Adams, en la reciente cumbre climática «COP 26», celebrada en Glasgow, se vieron amplias pruebas de esta corrupción. Ante la insistencia de China, el acuerdo de «eliminar» el uso de centrales eléctricas de carbón se cambió por el de «reducir», lo que permitió que China siguiera utilizando el carbón como fuente de energía. Este cambio de última hora permitió a los delegados de la COP26 celebrar un nuevo acuerdo climático que incluyó a China, el mayor contaminador de gases de efecto invernadero del mundo.

Para China fue una doble victoria ya que permitió a Beijing reivindicar su compromiso con un futuro energético limpio sin tener que sacrificar su fuerte dependencia de los combustibles fósiles que necesita para alimentar su economía.

Adams es la directora ejecutiva de la organización sin ánimo de lucro Probe International, con sede en Toronto, y lleva 30 años estudiando los problemas medioambientales de China y la manipulación del movimiento ecologista por parte del PCCh. El título de su nuevo informe es un juego de palabras con el eslogan de Xi Jinping «Sueño chino», que ha utilizado repetidamente desde que se convirtió en líder del PCCh en 2012. Es un término utilizado para captar las aspiraciones oficiales del régimen, desde el desarrollo sostenible hasta el prestigio internacional.

«El sueño energético de China» muestra hasta qué punto el sueño de Xi depende de los combustibles fósiles: «Para que el régimen sobreviva y esa es sin duda la principal prioridad del PCCh, los combustibles fósiles para el crecimiento económico deben estar seguros». Por esta razón, explica el informe, «la búsqueda de reducciones de CO2 dentro de China no serviría ni para el objetivo de preservar el régimen comunista ni para convertirse en la primera superpotencia mundial en 2049. Las reducciones de dióxido de carbono solo tienen sentido para aquellos a los que quiere perjudicar y suplantar».

Una vista aérea de la central eléctrica de carbón en Hanchuan, provincia de Hubei, China, el 11 de noviembre de 2021. (Getty Images)

Guerra económica

Según el nuevo informe de Adams, China está utilizando la política de cambio climático como una guerra económica encubierta. «China está haciendo todo lo que puede para animar a Occidente a seguir con sus reformas climáticas», escribe Adams, mientras que el PCCh solo finge seguir el juego. En tanto Estados Unidos y otras economías avanzadas lidian con los desafíos de una economía baja en carbono, «China está haciendo todo lo posible, a nivel nacional e internacional, para asegurar más y más combustibles fósiles para impulsar su economía y lograr la supremacía de la superpotencia mundial».

En una entrevista con The Epoch Times, Adams fue aún más contundente. «Para mí está muy claro que el cambio climático se ha convertido en un arma de guerra para el PCCh. Su objetivo es suplantar a los gobiernos occidentales a la vez que sigue creciendo su poder económico y militar y logra la supremacía mundial».

«En el frente económico», añadió, «la mejor arma de China es conseguir que los gobiernos occidentales persigan las emisiones netas cero. Esto destruirá nuestras economías mientras ellos siguen creciendo. Es una política descabellada, pero de alguna manera ha captado a muchos gobiernos occidentales. China está utilizando la política del cambio climático para perjudicar a nuestras economías».

El nuevo informe de Adams repite el historial de China de subvertir las instituciones internacionales, desde su violación de las normas de comercio justo hasta sus incesantes ataques de ciberespionaje y ciberguerra contra competidores extranjeros. Según la autora, hay pocas razones para esperar que el enfoque de China respecto a la política climática sea diferente. El régimen chino sigue ampliando su Armada, construyendo puertos marítimos y oleoductos, todo ello para reforzar su acceso a las fuentes de combustibles fósiles.

Occidente se cubre los ojos

¿Cómo ha conseguido el PCCh hacer tan poco respecto a las emisiones sin que los ecologistas del mundo protesten? Según Adams, China ha cooptado y corrompido el movimiento internacional contra el cambio climático. En un artículo publicado en 2020, escribe: «Como todas las ONG occidentales, los grupos ecologistas solo pueden operar en China mientras omitan hablar [sobre los problemas de China]». Para trabajar con China, las organizaciones dedicadas al cambio climático deben «hacer oídos sordos a lo evidente: China no cumple sus acuerdos internacionales y no tiene intención de reducir el consumo de combustibles fósiles».

«Si bien el mundo se ha despertado ante los abusos de China, los ambientalistas occidentales guardan silencio», dijo Adams en un comunicado de prensa que acompaña al documento de 2020. «China los hace jugar como idiotas útiles», que no pueden contradecir a Xi por temor a perder la participación de China en el esfuerzo climático global.

Como lo ve Adams, la comunidad del cambio climático se beneficia de la farsa del PCCh. “Hay innumerables grupos ambientalistas y agencias gubernamentales en todo el mundo cuyos presupuestos dependen de este tema del cambio climático”, dijo la autora a The Epoch Times, “y todos necesitan que China participe o al menos parecer estar participando».

Para observadores como Adams y la Global Warming Policy Foundation, quedó claro hace mucho tiempo que China no solo era incapaz de reducir las emisiones, sino que iba en la dirección opuesta a medida que su economía estallaba y su necesidad de poder crecía exponencialmente.

A pesar de una década de declaraciones públicas sobre energía limpia, China sigue siendo el mayor consumidor de carbón del mundo y está construyendo centrales eléctricas de carbón a razón de una por semana. «En 2020, China construyó tres veces más capacidad de energía de carbón nueva que todos los demás países del mundo juntos», según Global Energy Monitor.

«China depende absolutamente de los combustibles fósiles», indicó Adams. “Lo necesitan para hacer funcionar su economía”. Independientemente de las promesas climáticas que pueda hacer el PCCh, no puede ni podrá renunciar a los combustibles fósiles. Sin embargo, continuarán presionando a EE. UU. y a otras economías avanzadas para que hagan esos cambios.

“Miren la dirección en la que nos dirigimos”, dijo Adams al referirse a la política climática de Estados Unidos. Mientras que China continúa creciendo económicamente a través del uso de combustibles fósiles, Estados Unidos tiene “prohibiciones sobre el fracking y la extracción de petróleo nuevo, oleoductos cancelados e impulsos poco realistas de energía solar y eólica subvencionada. Estas políticas impulsadas por los grupos ambientalistas occidentales amenazan con destruir nuestras economías».

“China está involucrada en el cambio climático para promover sus propios objetivos. China tiene serios problemas de contaminación del aire y el agua, pero el CO2 no es uno de ellos. La política climática no satisface ninguna de las necesidades ambientales internas de China. Es un tema internacional de gran alcance que el PCCh utiliza para su propio beneficio».


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