Las autoridades chinas del epicentro del último brote de COVID-19 en el país afirmaron el 15 de octubre que no descubrieron nuevas infecciones luego de realizar pruebas a 8.8 millones de residentes.
Sin embargo, los residentes locales expresaron su escepticismo, ya que Beijing envió expertos médicos a la ciudad costera de Qingdao el 14 de octubre y dos funcionarios fueron despedidos por gestionar mal el brote.
La ciudad de Beijing ordenó el 14 de octubre que los residentes de Qingdao deben evitar visitar la capital en los próximos días. Cualquiera que desee visitar debe presentar un resultado negativo de la prueba de ácido nucleico de los siete días anteriores, así como un código QR de salud de color verde, generado por una app—lo cual significa que la persona está libre del virus.
“No creo en la magnitud del brote que anunciaron las autoridades. No confío en la calidad ni la precisión de los kits de prueba”, dijo un residente de Qingdao de apellido Tai, en una reciente entrevista telefónica. Tai, quien teme a represalias por hablar con medios extranjeros, decidió identificarse solo por su apellido.
“La situación en China es que los funcionarios del gobierno serán despedidos si informan sobre más infecciones. Ellos no reportan los números reales de la escala y ponen en cuarentena a las personas que podrían estar infectadas”, dijo Tai.
Pruebas y despidos
Durante una conferencia de prensa el 15 de octubre, los funcionarios de la ciudad instaron a los residentes a evitar hacer planes de viaje a menos que sea una emergencia.
La vicealcaldesa de Qingdao, Luan Xin, dijo que las 8.8 millones de muestras dieron negativo. La ciudad también extendió el alcance de las pruebas más allá de los residentes de las áreas de alto riesgo a todos los residentes de la ciudad; Hasta el momento, se han recolectado 10.47 millones de muestras. La población total de la ciudad es de aproximadamente 11 millones.
Luan también afirmó que no ha habido infecciones nuevas desde el 12 de octubre, con un total de 13 pacientes diagnosticados hasta ahora.
Luan también dijo que las autoridades despidieron a dos funcionarios que no “se desempeñaron bien” al gestionar el brote. Los dos funcionarios son el jefe del Partido Comunista Chino y director de la comisión de salud de Qingdao, Sui Zhenhua; y el subjefe del Partido y director del Hospital del Torax de Qingdao, Deng Kai.
Sui fue despedido el 14 de octubre y Deng fue despedido al día siguiente.
Las autoridades dijeron que la mayoría de los infectados contrajeron el virus en el Hospital del Pechi.
Medidas estrictas
El subdirector de la oficina del gobierno de la ciudad, Chen Wansheng, anunció en una conferencia de prensa el 14 de octubre que el gobierno central había enviado a Qingdao ocho expertos en las áreas de enfermedades respiratorias, infecciosas, atención de pacientes críticos y medicina tradicional china para guiar al personal médico local.
La comisión de salud en la provincia de Shandong, en Qingdao, también envió a nueve especialistas en tuberculosis a la ciudad, agregó Chen. Explicó que siete de los pacientes con COVID-19 tenían tuberculosis y estaban siendo tratados por la enfermedad en el Hospital del Pecho al momento de ser diagnosticados con COVID.
Chen también dijo que la Comisión Nacional de Salud envió «urgentemente» 9000 mililtros (19 pintas) de plasma de convaleciente que contenía anticuerpos de pacientes recuperados del COVID-19, para tratar a los pacientes de Qingdao en estado grave.
Otras ciudades chinas reaccionaron al brote obligando a todos los residentes que habían visitado Qingdao recientemente a realizarse pruebas para el COVID-19. Los viajeros que habían estado específicamente en los distritos de Shibei y Licang, donde viven algunos de los pacientes diagnosticados, fueron enviados directamente a centros de cuarentena.
Li Ling (un seudónimo) es de la ciudad de Guangzhou, al sur de China. Ella visitó Qingdao con su familia en calidad de turistas desde el 5 hasta el 9 de octubre, durante el feriado por el Día Nacional. El 12 de octubre, Li y los miembros de su familia pagaron y se realizaron las pruebas de ácido nucleico, las cuales resultaron negativas.
Sin embargo, en la mañana del 13 de octubre, el gobierno de Guangzhou obligó a Li a ponerse en cuarentena en un hotel durante 14 días, a un costo de 4032 yuanes (USD 600) por la estadía, más los costos de las comidas. Sin embargo, su esposo no estuvo obligado a ponerse en cuarentena.
Li le dijo a The Epoch Times en una entrevista telefónica que vio que otros tres residentes de Guangzhou que habían visitado recientemente Qingdao fueron obligados a ponerse en cuarentena en el mismo hotel.
“Nosotros [cuatro personas] nos negamos a registrarnos en el hotel de cuarentena que era demasiado caro. Ellos [los funcionarios locales] no nos permitieron comprar o comer alimentos hasta pasadas las 5 p.m., luego de que dispusimos registrarnos en un hotel de cuarentena más barato”, dijo Li. “Me siento impotente e inocente. No puedo trabajar durante 14 días y tengo que pagar el costo de la cuarentena. Es una gran pérdida», agregó.
La residente de Qingdao, Zhou Na, dijo que a pesar de que fue a trabajar con normalidad, ella y sus amigos creen que la verdadera escala del brote es mucho peor de lo que las autoridades han admitido.
“No nos atrevemos a salir a divertirnos. Dejamos de comer en los restaurantes. Usamos mascarillas todo el día y nos lavamos las manos con frecuencia», dijo Zhou a The Epoch Times. “La respuesta de los funcionarios me asustó. Realmente quiero saber la verdad», agregó.
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