Revistas académicas internacionales se alinean a la censura de Beijing

Por Li Zhengkuan
22 de septiembre de 2020 12:21 PM Actualizado: 22 de septiembre de 2020 12:35 PM

Comentario

La oftalmóloga taiwanesa Jo-Hsuan Wu y su equipo recibieron el 24 de agosto una respuesta de la oficina editorial de Eye and Vision, una revista médica internacional, sobre un trabajo de investigación que presentaron sobre la retinopatía. Para su sorpresa, su documento fue sometido a una censura política que exigía a los autores que cambien «Taiwán» por «Taiwán, China» al identificar su nacionalidad. De lo contrario, el documento sería rechazado sin más consideración.

Eye and Vision es una revista médica revisada por pares para oftalmólogos y científicos de la visión. Es publicada por Springer Nature, la mayor editorial académica del mundo.

«El día finalmente llegó», escribió Wu en un posteo de Facebook el 26 de agosto, «Se demuestra una vez más que la política está en todas partes, incluso en la academia. Cuando me encontré en esta situación, decidí que prefería enviar el manuscrito a otras editoriales y entrenarme para ser mejor investigadora».

Los tentáculos rojos del PCCh en las revistas académicas

El 26 de agosto, en respuesta a una pregunta de Radio Free Asia, el grupo editorial Springer Nature respondió que está asociada a la Universidad Médica Wenzhou de China para publicar Eye and Vision y que sirve como «co-editor», añadiendo a continuación que la revista opera bajo un conjunto separado de pautas editoriales.

El sitio web oficial del hospital de oftalmología afiliado a la Universidad Médica de Wenzhou afirma que Eye and Vision es «una revista en inglés bajo la dirección de la Universidad Médica de Wenzhou», y que Qu Jia, director del hospital, es el editor jefe.

Lanzada en octubre de 2014, la revista tiene por objeto «abrir un camino para llevar la comunidad científica de China a nivel mundial mediante la publicación de sus investigaciones en revistas internacionales».

En otras palabras, Eye and Vision parece ser una revista internacional, pero en realidad es una revista patrocinada por el gobierno chino bajo la apariencia de una editorial académica internacional. Detrás de ella está el plan del Partido Comunista Chino (PCCh) para elevar la influencia global de la comunidad científica de China.

En los últimos años, los medios de comunicación estatales chinos pregonaron repetidas veces «globalizar la tecnología y la cultura china». En consecuencia, las instituciones de investigación del PCCh no solo cooperan con editoriales internacionales, sino que también compran editoriales académicas extranjeras.

Por ejemplo, en 2019, la Academia China de Ciencias Holdings Co. compró EDP Sciences, una editorial científica francesa fundada por un grupo de científicos de renombre que incluía a Marie Curie.

No es la primera vez que Springer Nature cede a la censura de Beijing

Springer Nature Group, con sede en Alemania, es la mayor editorial académica del mundo. Produce más de 3000 revistas de ciencia y tecnología al año, incluyendo la revista científica líder en el mundo Nature, y Scientific American, una revista de ciencia popular del Nature Publishing Group.

En 2017, Springer Nature confirmó que bloqueó el acceso en China a unos 1000 artículos publicados en el Journal of Chinese Political Science and International Politics, porque contenían palabras clave prohibidas por el PCCh, como «Tibet», «Xinjiang», «Taiwán» y «Revolución Cultural».

En ese momento, Springer Nature explicó que si no hubiera bloqueado selectivamente el acceso a los artículos políticamente sensibles, el acceso a todo su sitio web SpringerLink habría sido bloqueado por el «Gran Firewall» de China, el sofisticado mecanismo de censura en línea del régimen, según una declaración a The Associated Press.

«Este es un ejemplo de lo poco preparados que estamos en occidente para la expansión de la influencia de China hacia el exterior», declaró Jonathan Sullivan, director del Instituto de Política China de la Universidad de Nottingham, a Financial Times. «Se trata de cómo percibimos nuestra relación con China y cuánto valoramos los principios frente a los beneficios instrumentales de complacer a las autoridades de China».

A principios de 2020, el virus del PCCh (el nuevo coronavirus) hizo estragos en todo el mundo como resultado del encubrimiento por parte del PCCh de la naturaleza y la gravedad de la enfermedad, y cientos de miles de personas en todo el mundo perecieron a causa del virus.

Además del encubrimiento, el PCCh también culpó a Estados Unidos, como el originador del virus.

El gobierno de Estados Unidos, citando inteligencia, informó que el virus es natural pero que «hay evidencia significativa» que sugiere que el virus se filtró primero en un laboratorio de Wuhan. Las autoridades estadounidenses denunciaron a Beijing por negar a los investigadores internacionales el acceso a datos cruciales sobre los orígenes del virus.

Sin embargo, las revistas de Springer Nature Group criticaron al gobierno de Trump y a todos los demás gobiernos que creen que el PCCh debería ser responsable.

Por ejemplo, el 7 de abril, la oficina editorial de Nature publicó el comentario «Detenga el estigma del coronavirus ahora«, declarando que «El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asoció repetidamente el virus con China. El legislador brasileño Eduardo Bolsonaro —hijo del presidente Jair Bolsonaro— lo llamó ‘culpa de China’. Los políticos de otros lugares, incluyendo el Reino Unido, también están diciendo que China tiene la responsabilidad. Continuar asociando un virus y la enfermedad que este causa con un lugar específico, es irresponsable y debe detenerse».

Irónicamente, Nature guardó silencio cuando el PCCh culpó del origen del virus a otros países.

Varios editores académicos internacionales se inclinan ante el PCCh

En los últimos años, la población occidental se sorprendió al descubrir que algunas editoriales del mundo libre, incluidas editoriales de renombre mundial, optaron por cumplir con las políticas de censura de China.

En agosto de 2017, Cambridge University Press (CUP) cedió ante Beijing y bloqueó el acceso en línea a los lectores chinos a unos 300 artículos sobre la masacre de la plaza Tiananmen, la Revolución Cultural y Tíbet. Los artículos se publicaron en China Quarterly, una de las publicaciones más prestigiosas sobre temas de China.

CUP declaró que los artículos fueron retirados a petición de la Administración General de Prensa y Publicaciones de China para evitar que el sitio fuera completamente cerrado dentro de China.

Un informe de Reuters de diciembre de 2018, reveló que la editorial académica británica Taylor & Francis retiró más de 80 revistas de sus ofertas en China a petición del régimen, ya que estas revistas tenían un contenido considerado «inapropiado» por las autoridades chinas.

La politización del PCCh en la ciencia

En la sociedad actual, la ciencia es la fuerza motriz del desarrollo humano y el público en general tiene un gran respeto por los expertos y académicos, confiando en sus opiniones y su juicio en diversos campos.

La investigación académica debe ser independiente de la política. Sin embargo, en China continental, los círculos académicos no tienen la libertad que necesitan y los académicos son solo herramientas al servicio del régimen comunista chino. El PCCh tiene un fuerte deseo de controlar la ciencia y la tecnología, no para mejorar la vida de las personas y promover el desarrollo social, sino para mantener su dominio.

Mientras el PCCh necesite algo, movilizará a expertos y académicos para servir a sus intereses políticos. Aquellos científicos que tengan el valor de explorar la verdad pueden ser suprimidos sin piedad si la verdad no sirve a los intereses del PCCh.

Por ejemplo, después del brote del virus del PCCh, Zhong Nanshan, un experto en enfermedades infecciosas que cumple con los requisitos del PCCh, ganó fama y fortuna en China; mientras que el Dr. Jiang Yanyong, un experto médico que vive en Beijing y que denunció el SARS en 2003, quedó bajo arresto domiciliario durante más de una década.

El PCCh extendió ahora sus tentáculos rojos al extranjero, lo cual da lugar a una creciente erosión del contenido de las revistas académicas internacionales y a la destrucción del entorno académico internacional libre y abierto. Con el tiempo, las revistas académicas internacionales se convertirán en un instrumento del PCCh para infiltrarse en otros países. En consecuencia, si los científicos desean publicar artículos en esas revistas, tendrán que practicar la autocensura y ajustarse a la voluntad del PCCh.

La pandemia mundial es un ejemplo típico. En la etapa inicial del brote, la comunidad internacional fue engañada por los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no adoptó medidas preventivas oportunas, lo que permitió que el virus del PCCh se propagara rápidamente por todo el mundo. Las redes sociales, como Facebook e Instagram, también cooperaron con el régimen chino en la difusión de desinformación sobre el virus.

El PCCh utilizó alta tecnología para convertir a China en una sociedad estrictamente controlada, y en una gran prisión que ha ido más allá de la imaginación de George Orwell. De hecho, el PCCh nunca ha ocultado sus ambiciones de gobernar el mundo. Si la sociedad internacional permite que el PCCh se infiltre en el mundo académico, la ciencia se convertirá en un club en manos del PCCh para reprimir gratuitamente a cualquier persona o cosa que vaya en contra de su voluntad y realizar sus intereses políticos.


Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.


Descubra

¿Por qué China tiene un organismo estilo Gestapo?

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.