A sus 38 años se puede decir que Saroo Brierley es un gran empresario hotelero australiano, pero su vida antes del éxito estuvo plagada de obstáculos, los cuales incluyen haber nacido y crecido en una familia pobre de la India, haberse perdido a 1.400 kilómetros de su hogar, haber vagado solo en una ciudad extraña y haber crecido en un país ajeno sin conocer su identidad.
Los archivos indios indican que Saroo nació en una familia de escasos recursos en la ciudad de Khandwa (India). Su padre los abandonó cuando él era un bebé y su madre Kamla tuvo que criar a cuatro hijos.
Según detalla el diario español La Vanguardia, su progenitora debió trabajar muy duro como obrera de la construcción para sacar adelante a sus hijos, pero su sueldo era muy bajo y siempre pasaban zozobras económicas.
La familia se trasladó hasta un pueblo llamado Ganesh Talai, pero la situación no mejoró mucho. Debido a esto, su hermano mayor Guddu debió salir a trabajar en lo que fuera para conseguir más rupias (dinero indio).
Solo con 10 años, Guddu consiguió un trabajo como barrendero de vagones de trenes en la estación de Burhanpur. Una noche, el pequeño decidió ir con su hermano menor Saroo a trabajar.
Extenuado, el menor de los dos decidió esperar a su hermano sentado en un banco, minutos más tarde se quedó dormido. Pasó cerca de media hora y Guddu despertó a su hermanito, le dijo que lo esperara una hora más a que terminara para irse a casa. Fue la última vez que se vieron.
De esta forma, Saroo decidió entrar a un vagón de tren para estar más cómodo, allí volvió a quedarse dormido. No obstante, un horrible ruido volvió a despertarlo, eran las puertas automáticas del lugar que se habían cerrado. El niño había quedado atrapado y la máquina se había puesto en marcha.
En entrevista con la BBC, Brierley indicó que gritó por horas el nombre de su hermano, pero nada detenía al tren, el cual iba a toda velocidad por el desierto de la India.
“Todavía siento ese escalofrío de pánico de verme atrapado. No paraba de correr ni de gritar el nombre de mi hermano, suplicándole que volviera a buscarme”, recordó.
Se estima que ese viaje se extendió por 14 horas y el recorrido fue de 1.400 kilómetros. El pequeño había llegado hasta la ciudad de Calcuta con más de 4 millones de habitantes.
Saroo bajó en el andén y no conoció a nadie, estaba intimidado por la cantidad de gente que allí había y no tenía qué comer. La desesperación era evidente.
De esa forma comenzó la parte más difícil de toda su vida, ya que si bien estaba acostumbrado a los recursos limitados, ahora estaba desprotegido y no tenía un rumbo claro.
Comenzó un caminar sin destino por las calles de la ciudad, conviviendo con la miseria, lugares convertidos en basurales, personas de dudosa reputación y alimentándose de comida desperdiciada por otros.
“Sobreviví comiendo sobras que encontraba en el suelo, como cacahuetes o corontas de choclo en las que quedaba algún poco (de maíz), y por suerte había muchos grifos para beber. No era una vida muy distinta a la que ya conocía, y pese al miedo y la tristeza, me las apañaba para salir adelante; supongo que mi organismo estaba acostumbrado”, indicó.
El peregrinar errante acabó un mes más tarde cuando fue llevado hasta un orfanato de niños en la propia Calcuta. El lugar era conocido por promover la adopción de niños extraviados indios hacia el extranjero.
Dos meses más tarde fue adoptado por un matrimonio australiano, Sue y John Brierley, quienes lo llevaron hasta la Isla de Tazmania. Si bien tuvo un resto de infancia más feliz, no olvidó sus orígenes.
De acuerdo a un artículo del diario inglés The Guardian, Saroo creció con bastante oportunidades de desarrollarse profesionalmente, y años más tarde tuvo una novia llamada Lisa; pero sus recuerdos no lo dejaban vivir totalmente tranquilo.
Fue así como en 2007, él ingresó a un internado en la ciudad de Camberra, donde conoció la herramienta llamada Google Earth, la mejor forma de volver a imaginarse estando en la India nuevamente.
Una noche, por simple curiosidad, Brierley tomó el computador e idenficó la estación a la que había llegado en Calcuta, luego quiso fijar una trayectoria hasta donde habría sido su pueblo originario, el cual no sabía deletrear.
De esa forma, calculó la velocidad en que viajaban los trenes de su antiguo país y lo midió en concordancia con las 14 horas que había durado ese trayecto.
Luego de eso trazó un círculo con la ciudad de Calcuta como centro. Tras eso identificó todos los pueblos y poblados, que estaban cerca de ese límite escalar en el mapa, y los relacionó con los parajes de su infancia.
Como eran miles de poblados y aldeas en ese lugar, viajó de forma imaginaria, creó trazos, vio nombres que pudiera relacionarse con algún recuerdo de infancia, hasta que un día dio con un lugar que le hizo tener sentido, se llamaba Ganesh Talai.
“Tras cinco años navegando con Google Earth, encontré Ganesh Talai, la zona donde yo vivía de niño”, explicó en una de sus memorias.
A los 30 años de vida Saroo Brierley, que contaba con el apoyo de sus padres adoptivos y su novia, decidió viajar hasta aquel poblado que había encontrado en el mapa del computador.
Una vez allí, utilizó una viejas fotos que tenía de infancia para localizar a alguna persona que quedara de su familia. Sopresivo fue el hecho de saber que su madre y hermana menor estaban con vida.
Lo único triste de esa historia fue que los propios aldeanos le indicaron que su hermano Guddu había muerto en las vías del tren horas después que se había perdido, hacía 25 años.
“Mi madre nunca dejó de rezar por mi regreso, visitó a muchos sacerdotes y guías espirituales de la comunidad en busca de ayuda y orientación. Todos ellos le aseguraban que yo estaba sano y salvo y era feliz, y lo más asombroso es que cuando les preguntaba dónde estaba, señalaban con el dedo hacia el sur. Empecé a comprender que la fe de mi madre en mi supervivencia había marcado tanto su vida como mi determinación de encontrarla a ella había marcado la mía”, concluyó.
Luego de conocer todo su pasado, Saroo escribió en 2013 un libro denominado A Long Way Home (Un largo camino a casa), en el cual detalla que su depresión y tormentos se esfumaron luego de reencontrarse con su familia.
Actualmente su vida la realiza en Australia, aunque no ha perdido contacto con su familia biológica, a quienes apoya económicamente.
Su existencia sirvió para que en 2016 se produjera la película Lion, la cual narra toda la historia de Saroo Brierley, quien es interpretado por el actor inglés Dev Patel.
La cinta obtuvo seis nominaciones a los Premios Óscar de aquel año, y cuatro a los Globos de Oro.
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