Se espera que el actual brote de COVID-19 en China alcance un segundo pico en los próximos meses, según los epidemiólogos chinos. La primera oleada sigue asolando el país, matando a un gran número de cuadros veteranos del Partido Comunista y a personalidades de diversos sectores y abrumando el sistema médico chino.
El momento álgido de la segunda oleada de infecciones intensivas se producirá entre mayo y junio de este año. Esta predicción procede de Zhang Wenhong, director del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas de China y jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Huashan de Shanghái, según un informe del 10 de enero del portal de noticias chino Sina.
Por su parte, el epidemiólogo chino Zeng Guang afirmó en un reporte de Caixin News, publicado el 12 de enero, que la oleada nacional se mantendrá en su punto álgido durante 2-3 meses, con casos graves que durarán un poco más. Zeng es miembro del grupo de expertos de la Comisión Nacional de Salud y científico jefe del Centro de Control de Enfermedades de China.
Estas predicciones se producen mientras la primera oleada del virus sigue azotando China.
En las últimas semanas, una oleada de obituarios importantes diarios ha sido testimonio de la magnitud del brote. Una muestra diaria del 13 de enero incluía a Mao Ahi, miembro de la Academia China de Ingeniería, Xuan Ke, etnógrafo musical, y la renombrada cantante Xie Lisi. Aunque los obituarios de cuadros del Partido Comunista, académicos y figuras del espectáculo han sido noticia en todo el mundo, los informes oficiales no mencionan el COVID-19, refiriéndose generalmente solo a «enfermedad».
El explosivo brote se ha extendido por China desde principios de diciembre, cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) relajó sus políticas de «cero COVID», aplicadas durante años. A ello siguió un dramático aumento de las muertes.
Los ancianos se llevan la peor parte del virus
«Muchos ancianos han muerto en esta oleada de la epidemia, como altos funcionarios jubilados y artistas de las artes escénicas, que ya tienen entre 80 y 90 años», declaró el comentarista japonés Li Wenzheng a The Epoch Times el 13 de enero.
Li atribuyó parte de la responsabilidad de las muertes al PCCh. Los miembros ancianos del partido ya no son útiles al régimen, pero disfrutan de elevadas pensiones y atención médica y seguros especiales como recompensa por su lealtad al partido. Sus muertes aligeran la carga económica del régimen, en un momento en que China atraviesa dificultades económicas tras tres años de medidas pandémicas.
En un posteo de Weibo del 21 de diciembre, el economista chino Mei Xinyu, investigador del Ministerio de Comercio, lamentó la muerte de su suegro, Hu Angang, un anciano y honrado miembro del partido.
Mei dijo que su suegro «acabó en el suelo de la morgue del hospital esperando a ser incinerado» porque «entre 200 y 300 cadáveres esperan ser incinerados cada día en el cementerio de Babaoshan de Beijing, y hoy no hay fila para él». Hu no era un ciudadano corriente. Era profesor de la Universidad de Tsinghua, director del Instituto de Estudios Nacionales y experto jefe del Instituto de Gobernanza Nacional y Global.
Obligados a almacenar cadáveres en casa
La situación es aún más difícil para el ciudadano chino promedio. Obtener tratamiento médico es difícil, y cuando eso falla, es igual de difícil conseguir un lugar para la cremación. A veces, las familias se ven obligadas a guardar los cadáveres de sus seres queridos en casa o en sus vehículos, según declaró a The Epoch Times un residente anónimo de Shanghai. Zhang Pei (seudónimo), residente en Shanghái, contó a The Epoch Times que un amigo pagó 5000 dólares más para conseguir la cremación a tiempo de un familiar anciano.
Wu Fangyan (seudónimo), residente en Shanghái, declaró el 13 de enero que «los hospitales siguen abarrotados. Solo se administra un medicamento por visita, y el único medicamento no reduce la fiebre, por lo que hay que volver por la tarde y hacer fila durante horas… solo hay que registrarse, hacer cola, ver al médico y obtener el medicamento».
Wu expresó su frustración por el hecho de que los médicos no estén dispuestos a administrar más de una dosis de medicamento. «A veces ni siquiera puedes conseguir [una dosis de] medicina después de hacer fila durante horas».
«La actitud del gobierno hacia nosotros es ignorar si podemos sobrevivir o no». Los fuertes sobreviven, el resto muere, dijo Wu.
«Una batalla preparada»: Oficial
Los responsables políticos chinos cuentan una historia diferente. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, afirmó en una rueda de prensa el 9 de enero que China está librando «una batalla preparada» contra la epidemia.
El resto del mundo sigue expresando su preocupación por la opacidad de los datos chinos sobre muertes e infecciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 11 de enero que está colaborando con China, pero afirmó que la respuesta del país sigue viéndose dificultada por la falta de datos. «Hay algunas lagunas de información muy importantes que estamos trabajando con China para subsanar», declaró Maria Van Kerkhove, responsable técnica para el COVID-19 de la OMS.
Con información de Ellen Wong.
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