El centro financiero chino de Shanghai anunció el 21 de enero un nuevo brote del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), que incluye a dos trabajadores de hospital entre los afectados.
Los dos hospitales donde trabajan los empleados contagiados con el virus cerraron temporalmente y los hospitales restantes de la ciudad recibieron la orden de realizar a todos sus empleados pruebas de ácido nucleico para detectar el COVID-19.
A su vez, la provincia septentrional de Shanxi anunció un nuevo brote en la ciudad de Jinzhong. Las autoridades locales indicaron que los pacientes de allí habían visitado recientemente la provincia de Hebei, zona cero del último resurgimiento del virus en China.
Las regiones septentrionales de Heilongjiang, Jilin, Hebei y Beijing siguieron detectando nuevas infecciones.
Shanghai
Las autoridades de Shanghai dijeron que un empleado de apellido Li del Hospital de Tumores de la Universidad de Fudan resultó positivo al COVID-19, así como un empleado de apellido Zhou del Hospital Renji.
Una amiga de Li, Tian, también dio positivo, así como al menos otros tres contactos cercanos de Li.
A los dos hospitales se les ordenó cerrar, solo los pacientes que se encuentran actualmente en esas instalaciones pueden seguir recibiendo tratamiento, y no se permite el alta de ninguno de ellos.
Todos los miembros del personal del hospital deben someterse a pruebas de COVID-19 al menos una vez al mes y los que atienden a pacientes de COVID-19, semanalmente.
Ambos empleados viven en un complejo residencial en la calle Zhaotong del distrito de Huangpu, la zona más concurrida de Shanghai.
El 21 de enero, las autoridades cerraron el barrio y reubicaron a todos los residentes en centros de cuarentena. La zona más amplia donde se encuentra el complejo fue designada como de «riesgo medio» de contraer el virus.
Los residentes de la zona no pueden viajar a otras partes del país. Si necesitan viajar por una emergencia, deben presentar un resultado negativo de la prueba COVID-19 realizada en los siete días anteriores.
El gobierno local no ha dicho cuánto tiempo durarán las restricciones.
Las personas que viven en complejos residenciales vecinos también recibieron la orden de someterse a las pruebas de COVID-19.
Alrededores
La provincia septentrional china de Shanxi anunció nuevos contagios en los municipios de Jinzhong y Yuncheng.
Las autoridades afirmaron que el brote de Jinzhong fue «importado» por tres residentes que visitaron recientemente la ciudad de Shijiazhuang, en Hebei, y se les diagnosticó COVID-19 al volver. Todos los residentes del pueblo donde viven los tres pacientes han estado en cuarentena durante los últimos 10 días.
El viceprimer ministro chino, Sun Chunlan, dijo que el brote en Hebei se debió a una reunión religiosa y ordenó a los funcionarios a que persuadan a la población de Hebei para que cambie sus costumbres religiosas, informó el 19 de enero el medio de comunicación estatal Xinhua.
Sin embargo, el director de la oficina de asuntos étnicos y religiosos de Shijiazhuang, Li Zhanling, dijo en una rueda de prensa el 9 de enero que el brote no tenía ninguna relación con la actividad religiosa, en respuesta a las recientes especulaciones en las redes sociales chinas centradas en las afirmaciones de que sacerdotes católicos de Europa y Estados Unidos habían llevado el virus a Hebei.
Las autoridades de la ciudad relacionaron también el brote a las bodas y los funerales masivos donde personas permanecen en espacios reducidos y comen de platos compartidos.
También el 21 de enero, la ciudad de Qingdao, en la provincia oriental china de Shandong, anunció nuevos contagios entre personas que habían viajado recientemente a la ciudad de Suihua, en la provincia nororiental de Heilongjiang. El gobierno de Qingdao dijo que había puesto en cuarentena a unas 400 personas que fueron identificadas como contactos cercanos y que tenía previsto poner en cuarentena a otros habitantes.
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