Aumentan los pedidos de boicot contra «Mulán», la película de Disney, por sus vínculos con Xinjiang

Por Cathy He
08 de septiembre de 2020 7:30 PM Actualizado: 08 de septiembre de 2020 11:59 PM

Disney está generando críticas por filmar parte de su remake live-action de “Mulan” en la región china de Xinjiang, donde un millón de musulmanes uigures están detenidos en campos de concentración.

Los créditos de la película agradecen a varias agencias gubernamentales en la región noroeste, entre ellas la oficina de policía en Turpan, una ciudad al este de Xinjiang, así como al «departamento de publicidad del Comité de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang del CPC», el departamento de propaganda en esa región.

En octubre pasado, la oficina de seguridad pública de Turpan fue incluida en la lista negra comercial del Departamento de Comercio de Estados Unidos por participar en la represión contra los musulmanes uigures por parte del régimen.

Desde el año pasado, la película ha enfrentado pedidos de boicot luego de que la actriz principal, Liu Yifei, nacida en China, expresara su apoyo a la policía de Hong Kong, la cual fue acusada de violencia contra los manifestantes prodemocracia en la ciudad.

La película, estrenada en Disney+ durante el fin de semana, es el relato al estilo Hollywood de un cuento histórico, «La balada de Mulan», que representa a una antigua heroína china que se disfraza de hombre para luchar en el ejército en reemplazo de su padre enfermo.

Disney no respondió a una solicitud de comentarios.

Más de un millón de musulmanes uigures y otras minorías musulmanas están detenidos en campamentos en Xinjiang, como parte de la represión de Beijing contra el supuesto «extremismo». Los sobrevivientes de los campos de concentración relataron haber sido sometidos a tortura, violación y adoctrinamiento político mientras estaban detenidos. Los residentes de Xinjiang también están sujetos a un amplio sistema de vigilancia a través de una red de cámaras de seguridad reforzadas con inteligencia artificial, puntos de control, y la recopilación de datos biométricos.

El diseñador de producción de la película, Grant Major, dijo recientemente a Architectural Digest que el equipo de producción pasó meses en Xinjiang y en sus alrededores para realizar investigaciones antes de comenzar el rodaje. La directora de Mulan, Niki Caro, publicó en 2017 una foto de un desierto en su Instagram con la ubicación etiquetada como «Asia/Urumqi», la capital de Xinjiang, con la descripción «Día 5: China Scout».

Los activistas intensificaron los pedidos de boicot luego de que estas revelaciones surgieran en redes sociales durante el fin de semana.

«¡Esto sigue empeorando! Ahora, cuando miras #Mulan, no solo estás haciendo la vista gorda ante la brutalidad policial y la injusticia racial (debido a lo que apoyan los actores principales), también eres potencialmente cómplice del encarcelamiento masivo de musulmanes uigures”, escribió el destacado activista prodemocracia de Hong Kong, Joshua Wong, en un tuit el 6 de septiembre.

El martes en el parlamento británico, el legislador conservador Iain Duncan Smith condenó el trabajo de Disney con una agencia de seguridad de Xinjiang, calificándolo como «atroz».

“Es vergonzoso que se hagan de la vista gorda. Es vergonzoso que ahora actúen como defensores de un régimen que no tolera la disidencia”, dijo Smith sobre las empresas occidentales que colaboran con el régimen chino.

Disney no es la única compañía estadounidense que ha provocado rechazo por sus vínculos con Xinjiang. En julio, una investigación de ESPN reveló que los entrenadores chinos de la academia de entrenamiento juvenil de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) en Xinjiang abusaron físicamente de los jugadores. Posteriormente, la NBA confirmó que había terminado su relación con la academia, pero no dijo si se debía a abusos contra los derechos humanos.

En febrero de 2019, el fabricante de equipos de laboratorio con sede en Massachusetts, Thermo Fisher Scientific, anunció que dejaría de vender secuenciadores de ADN a Xinjiang, luego de recibir críticas por parte de los legisladores estadounidenses de que sus productos eran utilizados por las autoridades chinas para identificar a personas en su campaña de represión.

Las marcas internacionales de ropa también se han visto presionadas para cortar sus vínculos con las fábricas en Xinjiang, particularmente después de que en marzo, los investigadores descubrieran que decenas de miles de uigures fueron trasladados a fábricas en toda China para trabajar en condiciones que sugieren trabajo forzado. Esas instalaciones fabricaban productos para 83 marcas mundiales.

Por otro lado, la administración Trump ha intensificado sus acciones para castigar al régimen por sus abusos en Xinjiang. Varios funcionarios chinos y el grupo paramilitar en la región fueron sancionados, mientras que decenas de entidades y empresas chinas fueron incluidas en la lista negra y no podrán hacer negocios con firmas estadounidenses.

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