Los residentes del epicentro del coronavirus en Wuhan, que están encerrados dentro de sus edificios hace más de un mes, adoptaron una nueva forma de ventilar sus frustraciones.
Durante la visita del 5 de marzo del viceprimer ministro chino, Sun Chunlan, y un equipo de funcionarios a un complejo residencial en Wuhan, los lugareños recibieron a los funcionarios gritando fuertemente sus quejas desde el interior de sus departamentos sellados.
«¡Es falso, todo es falso!», una mujer gritó desde su ventana, según un video proporcionado por un residente local.
«Las verduras que comemos los plebeyos están sobrevaloradas», gritó alguien en otro video que desde entonces ha circulado en las redes sociales chinas.
Muchos otros residentes se unieron a los gritos que no cesaron hasta que los funcionarios, en su mayoría vestidos con chaquetas negras o rosadas y todos con sus máscaras, salieron del vecindario ubicado en el distrito de Qingshan.
Un hombre, que filmó otro video desde el edificio directamente encima de los funcionarios, quedó impresionado por el número de personas que se unieron a las protestas desde sus ventanas.
«Normalmente no se ve un alma», dijo el hombre en el video.
Los gritos parecían tener un efecto en el equipo de inspección, que parecía estar formado por más de 40 miembros. El video los mostraba haciendo una pausa delante del edificio residencial del hombre y hablando entre ellos durante aproximadamente un minuto antes de trasladarse a otro lugar. Varios de ellos volvieron brevemente la cara hacia el cielo.
En el WeChat, una importante plataforma de redes sociales chinas, la gente se quejaron de sus luchas y expresaron su indignación hacia los oficiales de administración de bienes locales.
La comida y otras necesidades se han vuelto escasas en Wuhan desde que el gobierno selló los edificios el 23 de enero. Los residentes han dependido principalmente de los comités de barrio y de la compra en grupo de artículos de uso diario. Dependiendo el distrito, los residentes pueden salir de su casa una vez cada tres días para hacer sus compras, pero a veces no está permitido en absoluto.
En una charla de grupo de Wechat corroborada por The Epoch Times, un residente dijo que, el día de la visita, la administración de la propiedad no dejaba que los residentes del edificio bajen las escaleras. Dicen que la administración también arregló que los voluntarios fingieran entregarles comida. Por lo tanto, los residentes se dirigieron a sus ventanas para expresar sus quejas, escribió la persona.
En un mensaje que siguió inmediatamente, la persona dijo que los funcionarios locales fueron amonestados por el incidente.
Como resultado directo, «un gran número de oficiales del comité vecinal han venido a recoger comentarios de puerta en puerta en nuestra comunidad», escribió la persona.
Los informes de los medios estatales chinos también corroboraron la información.
Sun había ordenado a los funcionarios provinciales y municipales que «comprendieran a fondo la situación», y se convocó una reunión entre los funcionarios locales y la agencia de respuesta al brote unas cuatro horas más tarde, según la agencia de noticias estatal Xinhua.
En una conversación aparte, un lugareño explicó que todo lo que los funcionarios podían ver durante su breve visita de inspección era «falso», mientras que en el interior de los edificios residenciales, los pasillos están «sucios y desordenados».
Muchos ciudadanos chinos aplaudieron la actitud desafiante de los residentes.
«Esta es una forma poco convencional de defender tus derechos durante el brote», escribió una persona en las redes sociales chinas.
«Develando la ‘ropa nueva del emperador’ en el acto», dijo otro.
Zhang, un residente de Wuhan, dijo que el Partido Comunista Chino prioriza mantener su poder por encima de todo. El nombre de pila de Zhang no se revela por su seguridad.
«Lo que más me entristece es que las medidas de control del brote son puramente una forma de represión», dijo a The Epoch Times. «Sin libertad de expresión, y sin dejar que la mayoría sepa la verdad, es básicamente anestesiar a la gente y obligar a la gente a cumplir».
Pan, padre de dos hijos en Wuhan, no ha podido salir de su apartamento desde que los funcionarios locales sellaron su puerta después que su padre fuera diagnosticado con la enfermedad.
Estando cortos de dinero, y con los precios de la comida por las nubes, se pregunta cuántos días más podría seguir.
«Aunque quiera ir a mendigar comida, no sabré a dónde ir», dijo Pan.
Zhang dijo que el enfoque de las autoridades para contener el virus va «en contra de la naturaleza humana».
«Prefieren dejar que la gente se muera de hambre en casa».
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