El galardonado documental «Carta de Masanjia» cuenta la historia verdadera del extraordinario coraje y esperanza de un hombre llamado Sun Yi, a pesar de los inimaginables horrores que soportó como prisionero de conciencia en un campo de trabajo forzado.
El documental, del director Leon Lee, radicado en Vancouver, también expone el sufrimiento humano detrás de los productos hechos por trabajo forzado en prisiones chinas y que terminan en tiendas de países occidentales.
Debido a las películas previas que realizó, Lee tiene prohibida la entrada a China. Sin embargo, se pudo comunicar con Sun Yi a través de Skype, y le impactó su coraje y determinación, cualidades que hicieron posible el documental.
Sun, un ingeniero, practicaba la disciplina espiritual Falun Dafa, y esto lo convirtió en blanco de la violenta persecución y propaganda de odio que el régimen desató por toda China desde julio de 1999. Millones de practicantes de Falun Dafa han sufrido arrestos, prisión y tortura. Sun Yi fue detenido en centros de lavado de cerebro y campos de trabajo forzado un total de ocho veces.
Él estuvo dos años y medio en el campo de trabajo de Masanjia en la ciudad norteña de Shenyang, desde 2008 a 2010. Considerado el campo de trabajo más infame de China, obliga a los prisioneros a trabajar 15 horas por día siete días a la semana y los somete a torturas y abusos.
Sun fue esposado a una cama de hospital durante horas en posiciones agonizantes. Los guardias usaban un aparato médico para mantener abierta su boca y luego escupían y arrojaban colillas de cigarrillo en ella.
También fue forzado a pararse en posiciones insoportables, con sus piernas y brazos atados a la estructura de la cama. Una vez se lo dejó atado en tal posición durante 168 horas seguidas.
La tarea de Sun era fabricar fantasmitas de plástico y lápidas de gomaespuma como decoraciones de Halloween. En un momento, Sun usó un bolígrafo que había obtenido en secreto, escribió cartas pidiendo auxilio y las metió en kits con destino a países occidentales.
A mediados de 2010, fue liberado de Masanjia. En 2012, una mujer estadounidense, Julie Keith, encontró una de sus cartas luego de comprar un kit de Halloween en Kmart. Su carta había viajado más de nueve mil kilómetros desde China hasta un pueblito en Oregon.
Luego de que Keith hiciera pública la carta de Sun, los titulares atrajeron la atención de todo el mundo sobre las graves violaciones a los derechos humanos dentro del sistema de «reeducación a través del trabajo» de China, que consiste en más de 300 campos donde la gente puede ser detenida hasta cuatro años sin juicio. Presionado, el régimen anunció que el sistema iba a ser abolido a fines de 2013.
Sun se convirtió luego en un objetivo del régimen. Su casa fue allanada en varias ocasiones. Él escapó y vivió huyendo. En noviembre de 2016 fue secuestrado por la policía.
Luego de una búsqueda de tres años, Lee pudo rastrear a Sun, quien se dio cuenta de que esta podría ser una oportunidad para exponer la maldad del Campo de Trabajo Masanjia.
Por Skype, Lee le enseñó a Sun a usar una cámara para filmar secretamente tomas de acción en vivo en China. Lee también usó los «muy buenos bocetos» de Sun como base para recrear su experiencia dentro de Masanjia, y luego los convirtió en ilustraciones y animaciones.
A pesar de contar una historia desgarradora, el documental retrata la fortaleza y pacífica determinación de Sun Yi, como también su amabilidad hacia los demás, incluso con sus extorturadores.
Jiang Tianyong, el abogado de Sun, fue arrestado en noviembre de 2016 y sentenciado a dos años de prisión. Reportes indican que fue forzado a tomar un medicamento desconocido que le causó una gran pérdida de memoria.
«Esta es una táctica conocida de las autoridades chinas, para que los abogados […] cuando salen […] de prisión […] ya no puedan continuar con su trabajo», dijo Lee.
El 6 de diciembre de 2016, Sun, cuyo nombre en chino significa «firme y resoluto» pudo finalmente escapar de su tierra natal y llegar a Indonesia, donde se encontró luego con Julie Keith.
Sin embargo, mientras Sun esperaba su visa para Canadá, fue interceptado por agentes del régimen chino. Justo unos días antes de su cumpleaños número 51, el 1 de octubre de 2017, murió en un hospital de Bali, Indonesia. Su muerte se atribuyó a una falla del riñón.
Sin embargo, su familia reportó que nunca antes había tenido problemas del riñón. Ellos sospechan de alguna jugada sucia, y afirman que el hospital se apuró a cremar su cuerpo. Solo podemos deducir qué fue lo que pasó.
La perseverancia de Sun Yi de la mano de Julie Keith, aceleró la llegada del siguiente paso, en lo que el régimen dice fue el fin del sistema de campos de trabajo en China. Sun nunca dejó de intentar que su historia fuera contada ampliamente.
«El verdadero espíritu chino es lo que vemos en Sun Yi», dijo Lee. Él fue, de hecho, un hombre común que reconoció su propio potencial para actos heroicos.
David Kilgour, abogado de profesión, fue miembro de la Cámara de los Comunes de Canadá por casi 27 años. En el Gabinete de Jean Chrétien, fue secretario de Estado (para Latinoamérica y África) y secretario de Estado (Asia-Pacífico). Es autor de varios libros y coautor con David Matas de «Cosecha sangrienta: El asesinato de Falun Gong por sus órganos».
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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