El Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes celebrado este año en Madrid, volvió a estar teñido de polémica debido a la participación de médicos de trasplantes chinos.
El Centro para la Investigación de la Sustracción de Órganos en China (COHRC, sus siglas en inglés) realizó una conferencia en el marco del Congreso. Allí expuso las discrepancias en las cifras de trasplantes presentadas por la delegación china, encabezada por Huang Jiefu, el infame director del Comité para la Donación y el Trasplante de Órganos en China.
COHRC cuestiona la cifra de donaciones de órganos que publica el régimen chino. Según este, hay 373.536 donantes registrados en China según cifras de fines de 2017. Al mismo tiempo, las cifras oficiales de trasplantes se ubican entre los 10.000 y 15.000 por año.
Según el promedio internacional, con una tasa de mortalidad de 7 de cada 1.000 personas al año, unos 2600 donantes habrían muerto el año pasado. Y solo entre el 1 y el 2 por ciento de ellos tendrían órganos adecuados para trasplantes, tal como se observa en los Estados Unidos y el Reino Unido. La gran mayoría no califica debido a las enfermedades de las que murieron los donantes, su estilo de vida poco saludable, su edad o el período de tiempo entre la muerte y la obtención de los órganos. Esto representaría alrededor de 40 donantes para el 2017.
Entonces, la cuestión que vienen planteando hace años organizaciones como COHRC e investigadores independientes, es de dónde salen el resto de los órganos utilizados para trasplantes en China.
Lo que investigadores independientes descubrieron es que la evidencia apunta a que los órganos son tomados a la fuerza de personas vivas, específicamente prisioneros de conciencia; es decir, personas que no han cometido ningún crimen pero están encarceladas debido a sus creencias o convicciones. El mayor grupo perseguido es Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, pero los investigadores también mencionan a uigures, tibetanos y cristianos entre las víctimas.
Versiones contradictorias del régimen chino
Durante muchos años las autoridades chinas negaron estar sustrayendo órganos de prisioneros ejecutados. Pero en 2005, Huang Jiefu, entonces viceministro de salud, reveló a la comunidad internacional que efectivamente utilizaban prisioneros, como parte de las políticas de China desde 1984. Se refería a presos sentenciados a muerte tras ser condenados por delitos.
Pero los condenados a muerte ejecutados tampoco explican las cifras de trasplantes que publica el régimen chino, ya que incluso si cada preso ejecutado sirviera como fuente para un trasplante, eso aún no explicaría los 10.000 trasplantes al año.
Estas incompatibilidades de las cifras, junto con una gran cantidad de evidencia (relatos de médicos o guardiacárceles que fueron testigos, llamadas a hospitales donde se admite que la fuente de los órganos son practicantes de Falun Dafa, el corto tiempo de espera para los órganos, entre otros) indica que la abrumadora mayoría de los trasplantes de órganos realizados en China se llevan a cabo con órganos de prisioneros de conciencia que fueron asesinados en el proceso mismo de extirpación.
El régimen chino nunca admitió estos crímenes; pero después de una intensa presión internacional, anunció la prohibición de trasplantes de órganos de prisioneros ejecutados, a partir del 1 de enero de 2015.
Según el Dr. Torsten Trey, cirujano y presidente de DAFOH (siglas en inglés de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos) comentó en una carta con motivo del Congreso de Trasplantes, “contrariamente a la amplia percepción de que China está cambiando su sistema de trasplantes y aplicando reformas, las delegaciones no han investigado lo suficiente si los presos de conciencia están siendo utilizados como fuente de órganos o no. Hasta la fecha, no se verifica que la sustracción de órganos a presos de conciencia haya terminado”.
España y otros países son cómplices
En la carta dirigida a la ministra de Sanidad, Carmen Montón, el Dr. Trey solicita el apoyo del Gobierno español a fin de detener la abominable práctica de sustracción de órganos en vida.
“Actualmente las organizaciones españolas están involucradas en la capacitación de cirujanos trasplantadores chinos”. Y pide que las autoridades detengan el programa para evitar que “a su regreso a China estos cirujanos puedan participar en prácticas de abuso de trasplantes y extracción forzada de órganos”.
Las citadas ONG recuerdan, además, que el Parlamento Europeo y el Congreso de los Estados Unidos han aprobado resoluciones que condenan la práctica de sustracción forzada de órganos en China, y que varios países han modificado su legislación para evitar que sus ciudadanos sean «cómplices de estos crímenes», limitando lo que se conoce como “turismo de trasplantes”.
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