¿Cuál es la diferencia entre un genocidio frío y uno caliente? Ese es uno de los temas más importantes discutidos en un artículo revisado por expertos encabezado por un investigador canadiense publicado recientemente en la revista más importante del mundo sobre estudios de genocidio.
La profesora adjunta de la Universidad de Manitoba, Dra. Maria Cheung, explica en el artículo que un genocidio caliente es la destrucción violenta y el asesinato de un grupo de víctimas en un corto período de tiempo, mientras que un genocidio frío es una destrucción multidimensional lenta y a menudo sutil de un grupo durante un largo período de tiempo.
Ella argumenta que un genocidio frío no se trata sólo de la destrucción física de un grupo, sino que también está inseparablemente ligado a la destrucción psicológica, estructural y social del grupo.
“Nadie le prestará atención porque es demasiado lento para darse cuenta de que se trata en realidad de un asesinato sistemático con una intención clara”, afirmó Cheung en una entrevista. “Creo que lo que hace que sea un genocidio es la intención, no la escala, de la matanza. Es la intención de erradicar un grupo”.
Cheung añade que la teoría del genocidio frío sigue siendo un concepto nuevo, abierto e indeterminado.
Titulado “Genocidio frío: Falun Dafa en China”, el artículo fue publicado en Genocide Studies and Prevention: An International Journal (revista internacional de Estudios de Genocidio y Prevención). La publicación es la revista oficial de la Asociación Internacional de Académicos contra el Genocidio (International Association of Genocide Scholars), una organización que busca fomentar la investigación y la enseñanza sobre la naturaleza, las causas y las consecuencias del genocidio y avanzar en los estudios de políticas sobre su prevención.
Genocidio y Falun Dafa
Tras dos años de preparación, el artículo fue escrito por David Matas, abogado internacional de derechos humanos con sede en Winnipeg; el Dr. Torsten Trey, director ejecutivo de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos; y Richard An, abogado de Toronto.
Los autores argumentan que la campaña del Partido Comunista Chino contra Falun Dafa lanzada en 1999, es un genocidio frío. Aunque satisface la definición clásica de genocidio, Cheung dijo que la definición pone demasiado énfasis en el aspecto físico del genocidio y no capta la naturaleza multidimensional de la brutal persecución a Falun Dafa.
“Para el caso de Falun Dafa, no es solo lo físico. Lo físico no puede separarse del aspecto psicológico, mental y social”, enfatizó.
Falun Dafa, también llamado Falun Gong, es una práctica tradicional de cuerpo-mente-espíritu que se hizo pública en 1992 y se difundió ampliamente en toda China en la década de 1990. Se basa en antiguas filosofías budistas y taoístas que apoyan los principios de verdad, benevolencia y tolerancia.
Sin embargo, sintiéndose amenazado por el renacimiento de los valores tradicionales de Falun Dafa y su inmensa popularidad (entre 70 y 100 millones de practicantes a finales de la década de 1990), el Partido Comunista Chino lanzó una sistemática campaña de persecución contra los practicantes el 20 de julio de 1999, efectuada por el entonces líder Jiang Zemin, quien emitió una orden formal para la erradicación del grupo.
La policía arresta a un manifestante de Falun Dafa en la Plaza de Tiananmen en Beijing, el 1 de octubre de 2000. (Foto AP/Chien-min Chung)
Millones de practicantes de Falun Dafa fueron encarcelados injustamente, con sesiones de lavado de cerebro y torturas, y con miles de muertes confirmadas mientras estaban detenidos. Sin embargo, se cree que la cifra verdadera es mayor a decenas de miles. La violenta campaña tuvo un efecto devastador en las vidas de los practicantes y sus familias.
Además, el encubrimiento sistemático de las acciones del régimen chino fue eficaz para reforzar la invisibilidad de la violencia contra Falun Dafa en China. Como se explica en el artículo, la búsqueda en internet relacionada con Falun Dafa es censurada, los datos disponibles públicamente se distorsionan o eliminan, y la propaganda y la desinformación son difundidas por los medios, no solo dentro de China sino también a nivel internacional.
La prolongada de desinformación y manipulación de los medios de comunicación por parte del régimen fue utilizada para encubrir su participación en cualquier tipo de violencia o discriminación contra Falun Dafa. Como explica el artículo, esto llevó a los practicantes a ser marginados en la sociedad china, por lo que su sufrimiento a menudo se pasa por alto o simplemente se lo descarta.
“Si hay una persona que quiere investigar, a menos que realmente profundice en muchos aspectos de la información, realmente no puede hacerse una idea”, dijo Cheung.
Esta invisibilidad que se extiende a lo largo de los últimos 18 años, creó un ambiente propicio bajo el cual un genocidio frío puede mantenerse.
Sustracción forzada de órganos
El aspecto más extremo de la campaña de erradicación de Jiang es la sustracción forzada de órganos vivos de practicantes de Falun Dafa encarcelados, lo que dio lugar a muchas muertes.
Matas fue coautor del primer informe sobre el asesinato de prisioneros de conciencia de Falun Dafa por sus órganos en 2006, que fue presentado en el libro “Cosecha Sangrienta” en 2009. Luego fue coautor de un informe actualizado y publicado en 2016, que descubrió que 169 hospitales de trasplantes aprobados por el régimen en toda China, tenían la capacidad de realizar más de un millón de trasplantes desde el año 2000, un año después del comienzo de la persecución a Falun Dafa.
“Ahora son más de 170 hospitales los que están haciendo trasplantes, y es como un negocio normal”, remarcó Cheung. “Nadie sabría que hay asesinatos sistemáticos a menos que pregunten cuál es la fuente de los órganos. Mientras tanto se convierte en una actividad diaria, pero encubierta. Es un gran crimen”.
Cheung explicó que la invisibilidad de la persecución de los practicantes de Falun Dafa es un factor clave para calificarla como un genocidio frío; la invisibilidad hace que sea más difícil para los observadores, los extranjeros y el público en general apreciar todo el potencial destructivo de la persecución.
En el caso de Falun Dafa, la larga y prolongada naturaleza de la persecución, el encubrimiento sistemático del gobierno y la marginación de los practicantes, llevaron a la normalización del genocidio dentro de China.
La normalización significa que la violencia se convierte en una parte regular y normal de la sociedad y de la vida diaria no reconocida por el público, recalcó Cheung. El resultado es la falta de atención, donde el genocidio puede continuar con poca o ninguna oposición.
“Creo que la gente siente mucha curiosidad acerca del por qué Falun Dafa es considerado un genocidio, porque mucha gente no se dio cuenta de que en realidad se trata de un asesinato sistemático durante un período prolongado con una intención clara”, afirmó.
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