Li Shanshan apenas conocía a Zhou Xiangyang antes de que fuera arrestado y sentenciado a nueve años de prisión, víctima de la brutal represión a la práctica espiritual de Falun Dafa por parte del régimen chino.
Aun así, ella no tenía dudas de casarse con él.
“En realidad, solo nos vimos tres veces antes de que lo enviaran a prisión. No nos tomamos de la mano ni una sola vez. Primero supe de él a través de su familia, amigos y cartas. Me tocó el corazón, así que acepté ser su esposa y comenzar mi extraordinaria vida con él”, escribió Li en una carta abierta publicada en Minghui.org.
Li pronto se enteró de que la mayoría de los familiares de Zhou también habían sido encarcelados por practicar Falun Dafa –excepto su cuñado, quien asumió la tarea de visitarlos en la prisión.
Li quería volver a ver a Zhou y también ayudarlo, así que en un frío día de invierno se dispuso a visitarlo en la prisión de Gangbei en Tianjin. Sin embargo, al llegar allí le dijeron que solo los familiares podían visitar a los prisioneros y fue rechazada.
Pero ella no quería rendirse. Mientras estaba fuera, en la nieve, preguntándose qué hacer, tuvo una idea: le pediría a un funcionario de la prisión que la uniera en matrimonio con Zhou, de esa manera ella sería un familiar y podría visitarlo.
Su petición sorprendió a los funcionarios de la prisión. Nunca antes se les había pedido que casaran a alguien; lo que sí recibían eran muchas solicitudes de divorcio como resultado de la presión de la persecución a nivel nacional contra los practicantes de Falun Dafa, iniciada por el régimen chino en julio de 1999.
Fue un intento valiente, pero Li no consiguió su deseo de casarse ese día y tampoco pudo ver a Zhou. Pero ella insistió, y cinco meses más tarde los funcionarios de la prisión finalmente aceptaron que ella lo visitara.
Eso fue en diciembre de 2004. Sin embargo, tuvieron que pasar siete años antes de que Zhou fuera liberado y los dos finalmente pudieran casarse. Mientras tanto, ambos sufrieron mucho mientras la persecución contra los practicantes de Falun Dafa continuaba.
Apelación para la liberación de Zhou
Cuando Li conoció a Zhou en 2003, él acababa de ser liberado de 18 meses de detención en varios campos de trabajo por haber ido a Beijing para pedir que la gente tuviera derecho a practicar libremente Falun Dafa, una práctica de meditación tradicional también llamada Falun Gong, basada en los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Debido a la persecución, Li se vio obligada a abandonar la universidad porque se negó a dejar de practicar Falun Dafa, y Zhou perdió su trabajo como ingeniero.
Después de que Zhou fue arrestado nuevamente en 2004 y condenado a una sentencia de nueve años, Li comenzó a apelar por él de todas maneras posibles, a pesar de una tremenda cantidad de presión y del riesgo de también ser arrestada. Escribió cartas de queja para denunciar la tortura y los malos tratos infligidos a Zhou y llamó regularmente al director de la prisión. También siguió intentando visitar a Zhou en la cárcel, sin mucho éxito.
El hostigamiento y la intimidación comenzaron en enero de 2006. Li fue amenazada por apelar por Zhou y agentes de Seguridad Nacional la siguieron hasta su casa. Luego su casa fue saqueada y estuvo encarcelada un mes. Después de ser liberada, la monitorearon en su casa, luego la arrestaron nuevamente y enviaron a un campo de trabajo durante 15 meses.
“Yo tenía solo 25 años en ese momento. Sufrí trabajos forzados y una soledad insoportable en el campo, pero no me arrepiento de haber apelado por Xiangyang”, dijo en su carta abierta titulada “El viaje trágico de una joven pareja: La prometida de Zhou Xiangyang apeló siete años por su liberación”.
“El día antes de que se terminara mi condena, un líder de Seguridad Nacional vino al campo para hablar conmigo. Trató de hacerme dejar de apelar por Xiangyang. Le dije solemnemente que ayudaría a cualquier amigo que lo necesitara, y más aún a mi prometido”.
Cuando fue detenida, Li casi sufrió un colapso mental. Después de ser liberada, su familia apenas la reconoció porque estaba muy demacrada.
‘Tortura del ancla’ y otros abusos
Mientras tanto, Zhou estaba pasando por un infierno en la prisión de Gangbei. Fue electrocutado reiteradamente con porras eléctricas de alto voltaje, sometido constantemente a brutales golpizas, recluido en confinamiento solitario durante largos períodos, y se le negó el uso del baño, según Minghui, que sirve como centro de intercambio de información sobre la persecución a Falun Dafa.
Como parte de las tácticas de lavado de cerebro, fue obligado a ver videos que difamaban a Falun Dafa. También fue obligado a realizar un agotador trabajo de esclavo, a pesar de estar herido por la implacable tortura.
Una vez fue electrocutado con porras eléctricas durante toda una noche, lo que le causó quemaduras, heridas y moretones en todo el cuerpo. En otra ocasión, se le privó el sueño durante 30 días consecutivos.
Pero uno de los abusos más desagradables a los que fue sometido Zhou fue la llamada “tortura del ancla”. En este método de tortura, las manos y los pies de la víctima están anclados a anillos metálicos en el suelo. Las piernas están separadas en un ángulo de 130 grados, y ambas manos están sujetas a otro anillo junto a uno de los pies. Esta posición hace que la víctima tenga un dolor constante. La víctima podría ser torturada de esta manera las 24 horas del día durante varias semanas o incluso varios meses. Algunos practicantes de Falun Dafa han muerto por la tortura del ancla, según Minghui.
Zhou soportó la tortura del ancla varias veces. Después de realizar una huelga de hambre para protestar por la persecución a Falun Dafa, fue puesto en confinamiento solitario y “anclado” en el suelo las 24 horas del día durante casi un mes.
Después de un año en huelga de hambre y de haber sido torturado, Zhou se encontró en estado crítico muchas veces. Amnistía Internacional lo convirtió en un caso de “Acción Urgente” y su caso también fue presentado ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El 28 de julio de 2009, Zhou fue puesto en libertad bajo fianza médica antes de que terminara su condena.
“Cuando Xiangyang regresó de la prisión de Gangbei, estaba muy débil”, contó Li. “Él medía 1,75 m de altura pero solo pesaba 39 kg. Apenas podía caminar y solo podía comer alimentos líquidos. Debido a la tortura del ancla, no podía pararse erguido y no pudo enderezar su espalda durante varios meses”.
Pero tan pronto como Zhou volvió a practicar Falun Dafa y a hacer regularmente los suaves ejercicios, su cuerpo comenzó a sanar. La pareja finalmente se casó el 26 de octubre de 2009.
“Debido a la persecución de 11 años, la familia de Xiangyang vivió una vida muy difícil, así que no teníamos la intención de celebrar una boda. Pero Xiangyang tenía una muy buena reputación entre la familia y los amigos, así que mucha gente se ofreció a ayudarnos y organizó una fiesta”, dijo Li.
“Finalmente, pude ponerme el vestido de novia blanco con el que había soñado durante tanto tiempo”.
Liberados y otra vez detenidos
Sin embargo, su vida juntos como pareja casada fue corta. Ambos fueron arrestados nuevamente el 5 de marzo de 2011.
Después de que Li fuera liberada 20 días después, comenzó otra ronda de apelaciones, escribiendo cartas a la prisión donde estaba recluido Zhou, a la División de Seguridad Nacional y a la fiscalía. Una petición para la liberación de Zhou que acompañó su carta abierta fue firmada por 2300 residentes de su ciudad natal en el condado de Changli.
Sin embargo, por sus esfuerzos, Shanshan fue arrestada y sentenciada a dos años en el Campo de Trabajo Forzado de Mujeres de Hebei. Allí estuvo en confinamiento solitario por un largo período porque no renunció a Falun Dafa y también fue obligada a realizar trabajos esclavo. No se le permitió tener visitas durante un año.
Pero la petición ayudó a conseguir la liberación de Zhou en abril de 2012. Ahora era su turno de apelar por Li, e inmediatamente comenzó a hacer esfuerzos para rescatarla.
Escribió una carta abierta a las autoridades titulada “Pura verdad y pura compasión, maltratada y puesta en peligro”. Él y su madre se pararon frente a las puertas del campo de trabajo, contando a los transeúntes cómo Li había ayudado a rescatarlo, y ahora ella estaba en prisión. Más de 5200 personas firmaron una petición que acompañaba su carta para mostrar su apoyo.
Zhou escribió: “¿Realmente tenemos que agotar nuestra juventud y pasar todos nuestros mejores años apelando y haciendo peticiones para defender nuestra creencia y proteger el derecho básico a la libertad de religión en esta sociedad?”.
Li fue puesta en libertad en noviembre de 2013 tras cumplir su condena. Justo cuando parecía que finalmente podrían tener una vida matrimonial en paz, el 2 de marzo de 2015, ambos fueron arrestados nuevamente.
Esta vez, a Zhou le dieron siete años en la prisión de Binhai, y a Li seis años en la prisión de mujeres de Tianjin.
A la madre de Li no se le permitió visitarla porque ella también practica Falun Dafa. Cuando a su padre, que no practica, se le concedió una visita, Li estuvo flanqueada por dos reclusas que admitieron que había sido torturada al ser forzada a permanecer de pie durante largos períodos de tiempo.
Después de que Li le dijo a su padre que solo le daban cantidades mínimas de comida todos los días, una de las reclusas le arrebató el teléfono y ya no le permitió hablar.
Según Minghui, Zhou estuvo en huelga de hambre durante más de tres años y medio, y todos los días lo llevaban al hospital de la prisión para que lo alimentaran a la fuerza, una forma de tortura en sí misma.
“La larga huelga de hambre y el tormento físico causado por la alimentación forzada han dejado a este hombre de 45 años debilitado y destrozado”, dice el informe.
Según el Centro de Información de Falun Dafa (CIFD), desde el lanzamiento de la persecución en 1999, millones de personas que practican Falun Dafa han sufrido injusticias similares a las de Li y Zhou.
“Millones de personas fueron sometidas a injustos encarcelamientos, sesiones de ‘lavado de cerebro’ y tortura, con miles de muertes confirmadas bajo custodia», indica el CIFD.
“Para las decenas de millones de personas que practican Falun Gong hoy en día en China, cada día viven en riesgo de ser llevados por las autoridades chinas para ser encarcelados, torturados o algo peor”.
A continuación
Memorias de un esclavo del comunismo
Una historia de tragedia, fe y resistencia frente al totalitarismo brutal
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.