El mundo lo llama «la conciencia de China» pero en su país lo torturaron despiadadamente

Por The Epoch Times
17 de agosto de 2019 4:44 PM Actualizado: 19 de agosto de 2019 8:48 PM

Gao Zhisheng perdió a su padre cuando apenas tenía 11 años y como su familia era demasiado pobre para mandarlo a la escuela, obtuvo una educación básica escuchando atentamente desde afuera de las ventanas del aula de una escuela de la aldea. 

Para ayudar a su familia, trabajó por un tiempo como minero de carbón y luego, gracias a la ayuda de un tío, pudo asistir a la escuela secundaria. Posteriormente, se unió al Ejército Popular de Liberación del régimen comunista chino y, tras su alta, se convirtió en vendedor de alimentos.

Sin embargo, su vida dio un giro inesperado en 1991 cuando se topó con el artículo de un periódico que decía que el país estaba buscando entrenar a nuevos abogados, en un intento de desarrollar el sistema legal. Gao estudió derecho por sí mismo, pasó el examen nacional de abogacía y se convirtió en abogado en 1995.

Influenciado por sus humildes raíces y sus principios basados en la moralidad y la compasión, pasaba un tercio de su tiempo ofreciendo servicios legales gratuitos a los pobres e indefensos. Sin temor, reclamó justicia para grupos vulnerables como los pobres, los discapacitados y los perseguidos.

Fue nombrado como uno de los 10 mejores abogados de China por su trabajo en defensa de víctimas de mala praxis médica y por luchar por una justa indemnización para los propietarios desposeídos.

Sin embargo, Gao había comenzado lentamente a incitar la ira del Partido Comunista Chino (PCCh) al defender a los agricultores en casos de indemnización por la tierra y a los miembros de la iglesia.

En 2005, Gao demostró el inmenso coraje para defender a las víctimas del grupo espiritual más severamente perseguido por el comunismo en China, Falun Dafa, una práctica pacífica de meditación y ejercicios basados en los valores universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

De la alabanza a la tortura

«Mi camino está pavimentado con trampas y espinas. Está coloreado con la sangre y las lágrimas de los que han caminado antes que yo … Es por el bien de esta tierra llamada China que nos abrimos paso a través de la prueba con luz y resistencia».

Gao escribió cartas abiertas al exjefe de estado Hu Jintao y al primer ministro Wen Jiabao pidiendo que se pusiera fin a la tortura inhumana de los practicantes de Falun Dafa. Como resultado, los funcionarios del PCCh lo atacaron, cerraron su bufete de abogados y revocaron su licencia de abogado.

En una respuesta característica, Gao renunció públicamente al partido comunista en diciembre de 2005, calificándolo como “el momento más orgulloso de mi vida”.

A pesar de las amenazas recibidas por el PCCh, Gao permaneció indiferente y respondió de manera no violenta lanzando huelgas de hambre a nivel nacional para intensificar el llamamiento a la justicia y a los derechos humanos en China. Después de continuas amenazas de muerte y hostigamiento, Gao fue condenado por “subversión” el 22 de diciembre de 2006, y sentenciado a tres años de prisión. Fue liberado poco después por razones desconocidas.

Gao Zhisheng. Izq: 2 de noviembre de 2005 en su oficina en Beijing. (Verna Yu/AFP/Getty Images); Der: Luego de unas de sus detenciones en 2017. (Circulado por activistas en China)

El 21 de septiembre de 2007, fue detenido oficialmente de nuevo y torturado durante casi 50 días. Fue liberado en noviembre de 2007 y amenazado de muerte si se atrevía a hablar de su tortura. Sin embargo, Gao permaneció sin miedo.

A continuación, el abogado hizo una declaración a través de la Asociación de Ayuda China (CAA) afirmando que sus captores lo torturaron sin piedad, introduciendo picanas eléctricas en varias partes de su cuerpo e insertado escarbadientes en sus genitales.

Los funcionarios del PCCh también sostenían cigarrillos cerca de los ojos y la nariz de Gao hasta que se llenaban de humo. También orinaron en su cara cuando él estaba inconsciente.

Su libro, «Noche oscura, capucha negra, secuestrado por una mafia oscura», revela algunas de las formas más crueles y perturbadoras de tortura que sufrió a manos del PCCh. Mientras que sus memorias, «Una China más justa», es una buena lectura para cualquiera que quiera obtener un conocimiento básico sobre la situación de China continental.

Un verdadero héroe

Hasta la fecha, Gao fue secuestrado públicamente varias veces y torturado. A pesar de toda la persecución, no abandonó sus principios y dice que continuará enfrentándose a las fuerzas del mal mientras su físico pueda sostener su espíritu.

Aunque sus familiares lograron refugiarse en Estados Unidos, Gao optó por quedarse en China y dar todo para poner fin a la persecución del PCCh contra personas inocentes.

Grace Geng, la hija de Gao Zisheng, sostiene una copia del nuevo libro de Gao en la ceremonia de lanzamiento del libro que tuvo lugar en Hong Kong el 16 de junio de 2016. (Stone Poon/La Gran Época)

La hija de Gao, Grace Geng, tiene una gran admiración por su padre, considerando el sufrimiento que ha vivido a lo largo de los años por hablar en contra de la persecución de grupos vulnerables, incluyendo a los practicantes de Falun Dafa y los abogados de derechos humanos.

Hablando con La Gran Época, nos dice que “para él, lo que sea que piense que es correcto, él está dispuesto a soportar las consecuencias. Pienso que lo importante es no tener miedo, si es correcto, si es justo, hay que ser persistente y acabarlo”.

Según Amnesty, en agosto de 2017, Gao Zhisheng desapareció una vez más y desde entonces está en paradero desconocido. «Sus familiares y seres queridos no han dejado de preocuparse por él en ningún momento» dice Teng Biao, abogado y amigo del activista.

«Seguimos buscando a Gao. Esperamos encontrar en breve su amable sonrisa, su extraordinaria fuerza, su infatigable espíritu de lucha por la dignidad humana y su negativa a aceptar la derrota», agrega.

 

Este hombre ayuda a 100 millones de personas a mejorar su salud y elevar su estándar moral asimilándose a los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia

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