La tortura psiquiátrica y el indescriptible sufrimiento que causa

Por Joan Delaney - La Gran Época
18 de marzo de 2019 6:30 PM Actualizado: 18 de marzo de 2019 6:30 PM

Nota del editor: La Gran Época publica una serie de artículos que exponen el uso de la tortura por parte del régimen chino contra los grupos a los que persigue, así como el sufrimiento y el daño que causa a quienes la sufren.

La tortura psiquiátrica es uno de los métodos más aterradores que utiliza el régimen chino para controlar a los que según él “interfieren gravemente con el orden público” y “perturban la estabilidad social”. Los practicantes de Falun Dafa, los disidentes políticos y los ciudadanos que se atreven a protestar contra las políticas del régimen chino con frecuencia reciben estas clasificaciones para justificar su confinamiento en hospitales psiquiátricos.

El número de hospitales psiquiátricos aumentó en todo el país después de que comenzara la campaña de persecución contra los practicantes de Falun Dafa en 1999. En septiembre de 2004, el Ministerio de Seguridad Pública emitió un aviso público en el que exigía a las provincias, regiones autónomas y municipios que establecieran hospitales psiquiátricos lo antes posible en el caso de que no los tuvieran.

Hasta marzo de 2014, Minghui.org –un centro de información para obtener información de primera mano sobre la persecución de Falun Dafa– había publicado 7700 artículos sobre practicantes de Falun Dafa que fueron recluidos en hospitales psiquiátricos. Sin embargo, se cree que estas estadísticas son mucho menores a las cifras reales debido a la dificultad de investigar y obtener información de China.

En estas instalaciones y otros centros de detención, las autoridades administran por la fuerza drogas psiquiátricas a los practicantes de Falun Dafa para destruir su voluntad y obligarlos a “transformarse” (abandonar sus creencias).

Este método está claramente establecido en un documento interno del Partido que dice que los practicantes de Falun Dafa “deben ser sometidos a un método de tratamiento médico” y “recurrir a los medicamentos cuando sea necesario y utilizar métodos médicos y directrices clínicas experimentales para lograr la transformación científica”.

Otros grupos en la mira del régimen chino también son objeto de tales torturas, como los activistas por la democracia y los musulmanes uigures.

Miembros de grupos perseguidos afirman que fueron utilizados como conejillos de indias y haber sufrido largos períodos de alucinaciones después de ser inyectados con drogas psiquiátricas desconocidas. Otros sufrieron graves daños en su sistema nervioso central a causa de las inyecciones. Y otros, mentalmente sanos hasta que fueron obligados a ingresar al hospital por razones políticas, se volvieron locos o incluso murieron después de haber sido “tratados” allí.

Recreación de una víctima que es inyectada a la fuerza con drogas psiquiátricas desconocidas. (Minghui.org)

Los siete casos siguientes arrojan luz sobre el inmenso sufrimiento causado por esta práctica atroz, que fue condenada por la Asociación Mundial de Psiquiatría y otras organizaciones similares.

7 casos de tortura psiquiátrica

Inyectado con drogas desconocidas, hombre muere de dolor extremo

En julio de 2004, Chang Yongfu, un practicante de Falun Dafa de 44 años, fue llevado a un hospital psiquiátrico en la ciudad de Harbin, donde fue inyectado a la fuerza con drogas. Dos años más tarde, después de que se le permitiera volver a casa, estaba mentalmente desorientado, su cara y nariz estaban hinchadas y apenas podía ver. No podía dormir por la noche y gritaba incoherencias. Después de recobrar un poco sus sentidos, le dijo a su familia que le habían inyectado medicamentos desconocidos en el hospital, lo que le causaba dolor en todo el cuerpo. Más tarde, su nariz se hinchó más y más y sangraba constantemente. También perdió la vista.

Cuando Chang murió el 18 de enero de 2007, sus oídos y ojos estaban sangrando, y su nariz y boca estaban llenas de sangre.

«Drogas que alteran el estado de ánimo pasaron factura»

Después de que la policía lo catalogara de enfermo mental, el anciano activista prodemocracia Qiao Zhongling fue trasladado a tres hospitales psiquiátricos distintos en Shanghai durante los últimos nueve años. Qiao, de 74 años, fue considerado un “contrarrevolucionario” durante el período de la Revolución Cultural y más tarde se unió al movimiento democrático.

Según su expsiquiatra Ma Jinchun, que ahora vive en Estados Unidos, la salud de Qiao se deterioró mucho debido a la introducción forzada de medicamentos psiquiátricos. “Drogas que alteran el estado de ánimo pasaron factura a Qiao Zhongling, haciendo que sus manos y su boca tiemblen constantemente”, dijo Ma. “También sufre de colesterol alto, pérdida de memoria y otros síntomas. Su situación es muy mala”.

«Ella luchó como si la estuvieran expulsando de su mente»

Zhang Fuzhen era un practicante de Falun Dafa de la provincia de Shandong. En 2001, fue arrestada y enviada a un centro de lavado de cerebro. Sun Fuxiang, que fue asignada para monitorear a Zhang, fue testigo de lo que le sucedió antes de que muriera.

Zhang Fuzhen (Minghui.org)

“La policía desnudó a la Sra. Zhang y le afeitó la cabeza”, describió Sun. “La torturaron e insultaron. Estaba atada con los brazos extendidos en la cama. Tenía que hacer sus necesidades en la cama. Luego le inyectaron una droga desconocida y venenosa. Inmediatamente tuvo un dolor insoportable. Luchó como si la estuvieran expulsando de su mente, y murió en absoluta agonía”.

Hombre 7 veces inyectado a la fuerza con drogas, sufre daño cerebral

Wang Weihe, un practicante de Falun Dafa de la provincia de Shandong, fue llevado por la policía a un hospital psiquiátrico en 2000. En ese hospital, una droga que se supone que solo debe administrarse una vez al mes, era generalmente suministrada a practicantes de Falun Dafa diariamente. Al ser inyectada puede causar desmayos inmediatos.

Un día, un médico pateó a Wang al suelo y luego lo ató a una cama de hierro. Después de torturarlo por un tiempo, el médico le puso una inyección y luego lo golpeó de nuevo por un tiempo. Este proceso se repitió durante 11 horas, y Wang recibió un total de siete inyecciones. Como resultado, Wang cayó en un estado vegetativo, babeaba constantemente y ya no podía cuidar de sí mismo.

Mujer de 24 años queda ciega y sorda a causa de drogas desconocidas

Wang Yujie, practicante de Falun Dafa, fue arrestada en marzo de 2010 y detenida en un campo de trabajo forzado durante un año antes de ser trasladada a un centro de lavado de cerebro en la ciudad de Wuhan.

Wang Yujie (Minghui.org)

Justo antes de que la liberaran, le inyectaron drogas desconocidas. En casa, Wang empezó a echar espuma por la boca y a vomitar gravemente. No podía comer ni beber agua. Todo su cuerpo le dolía tanto que lloraba continuamente. Se quedó ciega, luego sorda y sus manos estaban deformadas. Después de cuatro meses de agonía, falleció en septiembre de 2011 a la edad de 24 años.

Tortura psicológica y física, drogas y veneno

La musulmana uigur Gulbakhar Jalilova pasó 15 meses internada en un campo de mujeres en Urumqi, la capital de Xinjiang, antes de ser puesta en libertad el pasado septiembre.

Gulbakhar Jalilova (Suministrada por Gulbakhar Jalilova)

Durante ese tiempo, vio a personas que fueron obligadas a ingerir diariamente medicamentos desconocidos y una vez al mes se les inyectaba una sustancia que “adormecía sus emociones”. “La inyección te hace sentir como si no tuvieras memoria. No extrañas a tu familia, no sientes que quieras salir. No sientes nada, es una sensación muy extraña”, dijo.

Ella vio cómo una mujer se cayó al suelo después de comer comida envenenada. “Había burbujas y espuma saliendo de la boca de la señora (…) estaba paralizada”, dijo. También vio a una detenida que “la sacrificaron (…) fue asesinada por inyección. Ella murió así delante de mí”.

‘Me inyectaron con algún tipo de droga’

Wei Fengjum antes y después de la tortura y las inyecciones de drogas. (Minghui.org)

El 13 de abril de 2007, Wei Fengju, practicante de Falun Dafa, fue liberada de un campo de trabajo forzado en la ciudad de Changchun, donde había sido torturada física y mentalmente. Estaba tan delgada y débil que apenas podía comer y no podía cuidar de sí misma. Un mes después de su liberación comenzó a tener diarrea severa, le dolía todo el cuerpo y su peso bajó drásticamente. También tenía problemas de visión y confusión mental. Falleció en julio de ese año. Una vez le dijo a su familia: “No puedo curarme. Ellos (los guardias del campo de trabajo) me inyectaron algún tipo de droga”.

Fuente: Minghui.org, La Gran Época, NTD Television

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