“La Oficina 610 es una organización criminal que supera el poder del propio régimen. Puede manipular y controlar todos los recursos políticos del régimen, ejerciendo un tipo de poder que ni siquiera una Constitución o nación puede otorgar”, escribió el destacado abogado chino de derechos humanos Gao Zhisheng en su carta abierta a los líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) en 2005.
Después de todo, la Oficina 610 fue fundada por el excabecilla chino Jiang Zemin para llevar a cabo su campaña para “eliminar” a Falun Dafa, una disciplina espiritual practicada por 1 de cada 12 chinos.
Esta agencia existe por encima de la ley china y a pesar de no tener un mandato legal, se le otorgan enormes recursos financieros. Reuters compara la «Oficina 610» con la Gestapo nazi o la policía secreta.
Creyendo que la popularidad de las enseñanzas morales de Falun Dafa –basadas en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia– socavarían la autoridad del comunismo, Jiang Zemin estableció el 10 de junio de 1999 –de ahí su nombre–, la Oficina 610 para movilizar los aparatos de seguridad y propaganda del Estado para arrestar y “eliminar” a los practicantes de Falun Dafa, mientras al mismo tiempo los difamaba y demonizaba para poner a la opinión pública en su contra.
Los agentes de la Oficina 610 son los que irrumpen en las casas de los practicantes de Falun Dafa, los saquean y realizan detenciones. Los jueces condenan a los pacíficos meditadores con solo una palabra de un agente de la Oficina 610. En los centros de detención, sus agentes supervisan la forzada conversión ideológica de los practicantes, un proceso bajo tortura que resulta en miles de personas inocentes asesinadas.
Desde 1999, miles de personas fueron torturadas hasta la muerte o sufrieron alguna discapacidad, según la Organización Mundial para Investigar la Persecución de Falun Gong (WOIPFG por sus siglas en inglés).
Según los investigadores, la Oficina 610 también está involucrada en llevar a cabo la sustracción forzada de órganos de prisioneros de conciencia, la mayoría de los cuales son practicantes de Falun Dafa que mueren en el proceso de la extirpación del órgano.
El Congreso de Estados Unidos, el Parlamento Europeo y otros miembros de la comunidad internacional han exigido reiteradamente a las autoridades del Partido Comunista Chino que pongan fin a la Oficina 610.
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