Recordar aquella nefasta noche puede ser traumático, pero queremos pedirle al mundo que no la olvide, al igual que al holocausto durante la Segunda Guerra Mundial que mató a seis millones de judíos. Y no queremos que la gente considere al 20 de julio de 1999 como al holocausto, que según mucha gente es algo que nunca ocurrió y es parte de una teoría de conspiración.
El sobreviviente de Auschwitz, Philip Riteman, dice que el holocausto debe ser recordado para que «no vuelva a suceder».
Sí, al recordar la noche del 20 de julio de 1999 en China, los sobrevivientes no pueden olvidar lo que quedó grabado en su memoria cuando bajo el velo de la oscuridad la policía y las fuerzas de seguridad secuestraron a cientos de personas inocentes que practicaban Falun Dafa (una práctica de ejercicios y meditación también conocida como Falun Gong enseñada por el Sr. Li Hongzhi), forzándolos a ingresar a prisiones y centros de detención.
Diecinueve años más tarde, hasta el día de hoy, la persecución a Falun Gong continúa pero con un rol más barbárico: mata a sus practicantes para que sus órganos alimenten un floreciente tráfico de órganos de miles de millones de dólares.
¿Qué salió mal?
Aunque al principio Falun Dafa gozaba de un apoyo considerable del oficialismo chino, a mediados y finales de la década de 1990, el partido comunista y las organizaciones de seguridad pública veían cada vez más a Falun Dafa como una amenaza potencial debido a su popularidad su creciente número de seguidores, su independencia del estado y sus enseñanzas espirituales.
Era difícil creer que una práctica pacifica y que había crecido en popularidad con más de 70 millones de personas practicándola -según los propios estudios del gobierno chino incluso le habían ahorrado al país millones de yuanes en cuentas de salud- fuera de repente considerada una práctica malvada. Curiosamente, muchos altos funcionarios del partido comunista y de las fuerzas armadas se habían unido a la práctica.
Negar la libertad religiosa y tratar de controlar la mente y el espíritu, es la naturaleza del estado en China. Además, al tratarse de una práctica recta que fomenta un fuerte carácter moral, existía el temor que la corrupción del gobierno y la falta de ética fueran cuestionadas y expuestas.
Las tensiones culminaron en abril de 1999, cuando más de 10.000 practicantes de Falun Dafa se reunieron pacíficamente cerca del complejo del gobierno central en Beijing para solicitar el reconocimiento legal y la libertad de la supresión del Estado. En general, se considera que esta manifestación desencadenó la persecución que se produjo a continuación.
Así que el 22 de julio, Falun Dafa fue formalmente prohibido en todo el país, marcando el comienzo oficial de una campaña de odio diseñada por el estado que ha durado 19 largos años.
Orquestada por el ex líder del partido comunista, Jiang Zemin, la persecución no tiene precedentes por su naturaleza perversa y su alcance viral.
Ha tildado a millones de ciudadanos amantes de la paz como «enemigos del Estado» y ha tratado de destruirlos sistemáticamente.
Cada vez hay más pruebas de una terrible historia de asesinatos y desapariciones en China.
Múltiples investigaciones independientes estiman que decenas de miles de practicantes de Falun Dafa han sido asesinados para alimentar la lucrativa industria de trasplantes de órganos en China.
Conmocionados por estos informes, el ex secretario de estado para Asia y el Pacífico David Kilgour y el renombrado abogado canadiense de derechos humanos David Matas iniciaron su propia investigación independiente.
¿Quién es el verdadero enemigo del pueblo?
La supresión a Falun Dafa ha sido, desde el principio, una violación directa de los tratados internacionales de derechos humanos que la propia China ha firmado.
Jiang Zemin creó la Oficina 610 (llamada así por el día en que fue creada, el 10 de junio de 1999) con un solo propósito: «erradicar a Falun Dafa». Es como la Gestapo de Hitler, un cuerpo extraconstitucional de poder incuestionable cuya única intención es propagar el terror que penetra todos los aspectos de la sociedad china.
Bajo las órdenes de la cúpula, «ningún medio es demasiado excesivo» en la loca campaña para erradicar a los practicantes de Falun Dafa. La policía y las autoridades de los campos de trabajo tienen que cumplir cuotas, es decir, un número de practicantes que deben «transformar», para los que son libres de usar cualquier método que incluya encarcelamiento, tortura y asesinato. A la policía que cumple con las cuotas le dan bonos o ascensos; los que no lo hacen pueden ser despedidos.
Con el fin de ocultar pruebas de los delitos cometidos por la Oficina 610, se ordena a la policía y a los funcionarios del gobierno que encubran todos los asesinatos. «Denuncian todas las muertes como suicidios» e «Incineran cuerpos inmediatamente».
Se han desmantelado familias y se han saqueado y destruido hogares. Los familiares, amigos y colegas de más de cien millones de practicantes han sido implicados por asociación.
Los fondos para financiar la persecución provienen del dinero de los contribuyentes. Una cuarta parte de los recursos financieros de la nación se utiliza para sostener la persecución.
¿Qué ha dado a los practicantes de Falun Dafa la fuerza para resistir tal tortura y crueldad?
La resistencia pacífica es el sello de los practicantes de Falun Dafa. Su respuesta no violenta a menudo ha sido comparada con la de Mahatma Gandhi y el Dr. Martin Luther King. Su vida bajo la creencia en la Verdad, la Compasión y la Tolerancia a menudo han humillado a los crueles perpetradores y los han dejado impotentes. Es por eso que los seguidores de Falun Dafa han soportado el peso del implacable aparato de seguridad de China durante 19 largos años y han planteado lo que podría decirse que es el desafío más prolongado a las autoridades en los 70 impares años de dominio comunista.
A lo largo de los últimos 19 años, los practicantes de Falun Gong en todo el mundo han continuado con una campaña sin precedentes que es estrictamente no violenta y no política. A través de Internet y de los sitios web han construido una red mundial. Las organizaciones de derechos humanos, organizaciones no gubernamentales prominentes, políticos y líderes de varios gobiernos, también se han unido a un coro de voces, condenando los 19 años de persecución del Partido Comunista Chino. Su único objetivo es restaurar los derechos humanos básicos de los practicantes de Falun Dafa para practicar libremente sus creencias. La conciencia mundial sobre este tema ha dado lugar a una gran ola de apoyo a las víctimas de la persecución en los últimos años.
Para concluir con una reflexión positiva: «Este aniversario es un tiempo de conmemoración para los millones de personas cuyas vidas han sido cambiadas irrevocablemente por esta violenta campaña», dijo Levi Browde, director ejecutivo del Centro de Información de Falun Dafa.
«Es también un tiempo de esperanza. Diecinueve años después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) buscara aplastar a Falun Gong ‘en tres meses’ incontables ciudadanos chinos en todo el mundo continúan encontrando paz y satisfacción espiritual a través de esta práctica, y más y más gente está defendiendo pacíficamente sus derechos para hacer precisamente eso».
Desde el 20 de julio de 1999 el comunismo chino lucha por eliminar 100 millones de personas
Suren Rao es el presidente de la Asociación de Falun Dafa de la India. Lo anterior fue su mensaje para condenar los 19 años de brutal persecución en China.
Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) es un sistema de meditación para el mejoramiento personal basado en los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Fue presentado al público por el Sr. Li Hongzhi en 1992 en China. Actualmente lo practican más de 100 millones de personas en más de 120 países. Sin embargo, este sistema de meditación pacífica está siendo brutalmente perseguido en China desde 1999. Para más información, por favor visite: falundafa.org y faluninfo.net.
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