Un virtuoso oficial reza de rodillas para detener una inundación

16 de Diciembre de 2015 11:44 PM Actualizado: 18 de Diciembre de 2015 8:17 PM

Luo Zhonglin asumió el cargo como comisionado del condado de Zhouzhi, lo que es hoy la provincia de Shaanxi, en el decimosexto año de la era Shunzhi (1.659 d. C.). Kangxi, el emperador de más largo reinado de la dinastía Qing (1644 – 1912 d. C.), llegó al poder en 1662.

Ese verano, el área de Shaanxi experimentó lluvias torrenciales. El río Wei se desbordó en la orilla sur y estaba a punto de inundar Zhouzhi, la sede del condado. Luo, ayunó, tomó un baño, y rezó de rodillas en la lluvia. La lluvia se detuvo. La corriente cambió de dirección y se desplazó un par de millas hacia el norte. La sede del condado se salvó de las inundaciones.

Simplificando la ley de impuestos puso fin al soborno

En el octavo año de la era Shunzhi (1651 d. C.), Luo Zhonglin fue ascendido a jefe de la prefectura de Changzhou, lo que es hoy la provincia de Jiangsu.

Varios condados en su jurisdicción fueron fuertemente gravados. Las leyes de impuestos eran demasiado complejas, lo que permitía a los burócratas extorsionar a los residentes. Luo simplificó el código tributario y redujo la burocracia del gobierno. Las normas y reglamentos transparentes no dejaban lugar para que los funcionarios codiciosos aceptaran sobornos.

Cada uno de los condados subordinados debía entregar generalmente más de 3.000 monedas de oro a los funcionarios encargados del transporte a lo largo del canal.

“Si hay un beneficio extra de hasta 3.000 monedas de oro en cada condado, ¿no sale este de los bolsillos de los contribuyentes?”. Él dio órdenes estrictas para prohibir esta práctica. Ninguno de los funcionarios se atrevió a aceptar sobornos nunca más.

Al año siguiente, la prefectura de Luo fue duramente golpeada por las inundaciones. Entonces abrió los almacenes de alimentos del gobierno y convenció a las familias ricas a que brindaran refugio. Nadie en su jurisdicción tuvo que salir de la ciudad y convertirse en un refugiado.

Un año más tarde la sequía se extendió por la zona. Luo se puso ropas rústicas y sandalias de paja. Anduvo sobre la tierra seca y rezó por la lluvia. Pidió perdón al Cielo, con lágrimas en sus mejillas, se culpó por su falta de virtud que había traído dificultades a la gente.

Adaptado de la Historia de la Dinastía Qing, Tomo 476, Biografía 263, Funcionarios Honestos 1.

Artículo original aquí.

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