Alrededor de un centenar de inmigrantes hondureños salieron este martes haca el punto de Corinto, fronterizo con Guatemala, como parte de una caravana que se dirige hacia Estados Unidos en medio de la pandemia del virus del PCCh, comúnmente conocido como nuevo coronavirus.
El grupo de inmigrantes, entre ellos niños, mujeres y hombres, partió de la estación de autobuses del servicio interurbano de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras.
Los inmigrantes, como en otras caravanas que salieron entre octubre de 2018 y enero de este año, se concentraron desde anoche en la terminal de autobuses, desde donde comenzaron a salir hacia las 02.00 horas locales (08.00 GMT) en pequeños grupos hasta Corinto, donde para pasar a Guatemala basta con portar el carné de identidad.
Sin embargo, al menos una treintena de ellos fueron retenidos por policías y militares hondureños en el sector de Pueblo Nuevo (Omoa, departamento de Cortés, limítrofe con Guatemala), debido a que no les corresponde circular hoy de acuerdo a la terminación de su último número de identidad.
Este martes pueden salir las personas cuyo número de carné de identidad o pasaporte termine en 2 y solamente para abastecerse de alimentos, medicamentos, gasolina o realizar trámites en el sistema bancario, según las autoridades.
Los hondureños que intentan salir en caravana con la idea de llegar a Estados Unidos, aducen que abandonan su país por la falta de empleo y la violencia, flagelos que se han agudizado por la crisis causada por la COVID-19, que en Honduras ya deja 485 muertos y 18,818 contagios.
Algunos de los migrantes van caminando, en bicicletas y otros se han subido a vehículos particulares debido a que el servicio del transporte público está suspendido desde mediados de marzo, cuando comenzó a sentirse la pandemia en Honduras.
Marco, de 30 años y originario de El Progreso, departamento de Yoro, en el norte del país, indicó a periodistas que emprendió el viaje porque en su país no tiene trabajo.
«Acá hay miles de personas que no tienen un empleo. ¿Cómo van alimentar a sus hijos?», enfatizó Marco, quien viaja en bicicleta junto a otros amigos de El Progreso.
Dijo que no desconoce los riesgos del viaje y que no sabe hasta dónde llegarán, pero cree que «si Dios va con nosotros, contra nosotros nadie puede luchar».
La caravana de hoy, de la que hasta ahora no se conoce quién o quiénes son los organizadores, es la tercera en 2020, tras las dos que partieron en enero de este año por los puntos aduaneros de Corinto y Agua Caliente, fronterizos con Guatemala.
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