Dos sheriffs del condado dijeron que no enviarán a sus agentes de policía a Portland después de que la gobernadora de Oregon, Kate Brown (D), solicitara el apoyo de los dos condados y de un departamento de policía de la ciudad para ayudar a sofocar los disturbios en la ciudad.
El sheriff del Condado de Washington, Pat Garrett, y el sheriff del Condado de Clackamas, Craig Roberts, dijeron el lunes que no enviarían agentes de policía a Portland porque la responsabilidad de sus agentes sería demasiado grande.
Más tarde, un portavoz de la policía de Gresham dijo a The Oregonian a través de un SMS que ellos están «de acuerdo con las otras agencias».
La Oregon Association Chiefs of Police y la Oregon State Sheriff’s Association dijeron horas más tarde en un comunicado conjunto que no podían enviar policías a Portland, diciendo que no pueden «dedicar nuestros limitados recursos lejos de las comunidades a las que servimos».
Brown, en un plan anunciado el domingo, pidió que las oficinas del sheriff de los dos condados, así como al Departamento de Policía de la ciudad de Gresham, que apoyaran «a la Oficina de Policía de Portland con personal y recursos para mantener la paz y proteger la libertad de expresión».
En respuesta, Garrett dijo en un comunicado: «[La Oficina de Policía de Portland] es un socio estupendo y simpatizo mucho con lo que están soportando. Sin embargo, la falta de apoyo político a la seguridad pública, el incierto panorama legal, la actual volatilidad combinada con un intenso escrutinio del uso de la fuerza presenta un riesgo inaceptable en caso de que se desplieguen directamente ayudantes [del sheriff]».
El sheriff Roberts del Condado de Clackamas dijo que el aumento de las fuerzas de seguridad en la ciudad no funcionaría porque el recién elegido fiscal de Distrito de Portland ha desestimado los cargos contra cientos de manifestantes arrestados por delitos no violentos y de bajo nivel.
«Aumentar los recursos de las fuerzas de seguridad en Portland no resolverá la violencia nocturna o el reciente asesinato», dijo Roberts en un comunicado. «La única manera de hacer que Portland vuelva a ser segura es apoyar una política que haga a los delincuentes responsables de su destrucción y violencia».
«Eso requerirá que el fiscal de Distrito acuse a los delincuentes apropiadamente y que el juez presidente del Condado de Multnomah decida no permitir que los delincuentes sean liberados bajo su propio criterio, sino que se les exija la libertad bajo fianza con condiciones», añadió.
«Los mismos delincuentes son arrestados noche tras noche, pero el tribunal los libera y la Oficina del Fiscal no los acusa de un delito. A la noche siguiente vuelven a hacerlo, poniendo en peligro las vidas de las fuerzas de seguridad y de la comunidad una y otra vez», dijo.
«Ninguna cantidad de recursos humanos detendrá el ‘ciclo de violencia’ (el término que ella usa) que está causando que Portland sea un lugar inseguro. Para que eso ocurra, el sistema de justicia penal tendrá que hacer su parte y hacer que los delincuentes rindan cuentas».
Roberts señaló que Brown no lo avisó antes de que ella anunciara su plan de pedirle a su departamento el envío de fuerzas de seguridad.
Charles Boyle, el jefe de Gabinete de la gobernadora, dijo, según The Associated Press, que «depende de cada condado determinar el personal y los recursos que tienen disponibles a la hora de participar voluntariamente en este proyecto».
Boyle dijo que la gobernadora agradeció la voluntad del Condado de Clackamas de cubrir las llamadas que normalmente son atendidas por la policía estatal mientras las tropas están en Portland.
La ciudad de Portland se acerca a las 100 noches de protestas (a menudo violentas) de Black Lives Matter.
El rechazo del plan de Brown deja a la policía estatal y municipal en una situación límite mientras surgen nuevas protestas tras la muerte de Aaron J. Danielson.
Danielson, de 39 años, de Portland, recibió un disparo en el pecho a última hora del 29 de agosto cuando varios manifestantes se enfrentaron a unos partidarios del presidente Donald Trump que conducían una caravana por la ciudad.
Nadie ha sido arrestado por el tiroteo, pero la hermana de Danielson identificó a un posible sospechoso, Michael Reinoehl. Los perfiles de Reinoehl en las redes sociales muestran que tiene vínculos con Antifa.
Tras el fatídico suceso del 29 de agosto, Trump ha seguido instando a los líderes locales y estatales a que soliciten ayuda a la Guardia Nacional.
Brown ha ignorado hasta ahora las peticiones de Trump, anunciando en su lugar una futura coalición de varios cuerpos de las fuerzas de seguridad.
Con información de Associated Press.
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