Volatilidad, terreno de corrección y «desastre tecnológico» son las tres ideas con las que los analistas de Wall Street describen el columpio bursátil en que se convirtió el «salvaje» parqué neoyorquino, que arrancó prometiendo felices ganancias pero acabó en otro correctivo.
Y es que entre el punto más álgido del Dow Jones en el arranque de la sesión y el punto de mayores pérdidas a menos de media hora del cierre, hubo una diferencia de nada menos que 900 puntos, lo que muestra de entrada la volatilidad de la jornada.
A media sesión los tres principales indicadores bursátiles presentaban ganancias y todos los analistas hablaban de recuperación de pérdidas, pero media hora antes del cierre se truncó todo y el Dow Jones llegó a perder 566 puntos, que fueron 245 al final tras una moderación de pérdidas en el último cuarto de hora de la sesión.
Por tanto, la volatilidad de una bolsa neoyorquina «salvaje» está clara; pero también, según algunos analistas, que Wall Street ha entrado en una fase de corrección que no tendrá su «gato muerto» -un rebote de valores-, sino que será una fase negativa de larga duración.
En esto último influye mucho en los inversionistas la desaceleración del crecimiento económico mundial, e influirá también en las próximas semanas si no hay entendimiento en una futura reunión que deben mantener los presidentes de EE.UU. Donald Trump y el mandatario chino Xi Jinping.
Esto último es lo que lleva a pensar en un «desastre tecnológico» -Apple fabrica en China- sobre todo después de que hoy, corporativas como Boeing (-6,59 %), Amazon (-6,33), IBM (-4,13 %) o Apple (-1,88 %) hayan bajado muchos sus valores bursátiles.
Al final de la sesión el Dow Jones restó 245,39 puntos, hasta los 24.442,92 enteros, mientras que el selectivo S&P 500 perdió un 0,66 % o 17,44 puntos, hasta los 2.641,25.
El índice compuesto del mercado Nasdaq, en el que cotizan los grupos tecnológicos más importantes, registró el mayor descenso de la jornada, de un 1,63 % o 116,92 puntos, hasta los 7.050,29.
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