Después de un largo día de trabajo, la idea de poner su cansada cabeza sobre la almohada es irresistible. ¿Pero ha pensado en lo importante que es su almohada para una buena noche de sueño y cómo puede estar afectando su salud?
Hoy vamos a analizar siete formas diferentes en las que una almohada mal elegida podría tener un impacto negativo en diferentes partes de su cuerpo y en su bienestar general.
1. Dolor de cuello
Es importante recordar que la posición natural de su cuello está en línea recta con su columna. Como el fisioterapeuta Matthew O’Rourke explicó a Harvard Health, «Si su cuello se dobla de alguna manera durante un largo período de tiempo, se sentirá incómodo».
Si las almohadas que son demasiado suaves o demasiado firmes pueden hacer que su cuello se estire o se tuerza demasiado. Esto puede incluso provocar un dolor que le impide descansar completamente. Sea cual sea la posición en la que prefiera dormir, intente elegir una almohada que permita que su cuello permanezca recto y cómodo.
O’Rourke advierte: «Si usted está boca abajo con la cabeza a un lado, está durmiendo en una posición de rotación completa, y eso puede resultar doloroso».
2. Dolor de espalda
Aunque usted podría imaginar que una almohada solo tiene que ver con su cuello y cabeza, estos están inextricablemente ligados a su columna vertebral y su espalda. En este caso también, el tipo específico de almohada que funcionará mejor para usted es la que permite que su columna vertebral mantenga su curvatura natural.
El fisioterapeuta Matthew O’Rourke explica que «la receta de cada uno será un poco diferente», pero aconseja tratar de «poner la columna vertebral en una posición relativamente recta». Por ejemplo, los que duermen de espaldas deben tener almohadas que le proporcionen suficiente apoyo al cuello. Los que duermen boca abajo, por su parte, no deberían tener una almohada grande que haga que su cuello se levante. Algo relativamente plano funcionará mejor para ellos.
3. Dolores de cabeza
Según la Fundación Nacional del Sueño, los problemas de cabeza y cuello descritos anteriormente también pueden estar relacionados con dolores de cabeza. Cuando se piensa que la mitad superior del cuerpo puede estar desalineada debido a una almohada equivocada, tiene sentido que también pueda doler la cabeza.
Para quienes sufren de migrañas, esto puede ser particularmente problemático, ya que los nervios de la parte superior del cuello pueden desencadenar ataques dolorosos y duraderos.
4. Reacciones alérgicas
Como la nariz y la boca están tan cerca de la almohada, es obvio que una antihigiénica podría provocar problemas respiratorios. Según el Doctor del Sueño, «Las almohadas recogen células muertas de la piel, moho, hongos y ácaros del polvo (así como sus heces). Con el tiempo, hasta la mitad del peso de una almohada puede atribuirse a estos organismos no deseados, que pueden desencadenar alergias».
Debido a que su almohada es un receptáculo de todas estas cosas, es importante reemplazarla con bastante frecuencia —cada año o año y medio más o menos. También es una buena idea buscar una almohada hipoalergénica, rellena con materiales naturales como plumas, lana o algodón, que son hipoalergénicos. Las almohadas sintéticas también pueden ser hipoalergénicas, pero independientemente de su elección, cualquier almohada se volverá más alérgica con el tiempo.
6. Problemas de la piel
Al igual que una funda de almohada sucia o polvorienta puede causar alergias, permitir una acumulación de aceites de la piel, piel muerta, caspa y folículos de pelo en la almohada puede causar graves problemas en la piel.
«Cuando la funda de la almohada no se lava o se cambia regularmente, la acumulación de suciedad y aceite del ambiente, así como la piel y el pelo que tocan la almohada se transfieren de nuevo a la piel», dijo el dermatólogo Dr. David E. Bank a HuffPost, añadiendo «Esto puede obstruir los poros y causar manchas».
7. Ronquidos y apnea del sueño
Para las personas que luchan por respirar durante la noche, tener la almohada adecuada puede ser crucial para una buena noche de sueño. Hay dos enfoques generales: 1) Las almohadas que estimulan a los roncadores a dormir de lado, evitando así que la lengua bloquee sus vías respiratorias; 2) Las almohadas en cuña, que elevan toda la parte superior del cuerpo para mantener abiertas las vías respiratorias.
Independientemente del tipo de almohada que elija, asegúrese que sea la adecuada para usted. Piense en esta pequeña cosa que podría marcar una gran diferencia en la forma de dormir y de vivir.
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