Pocos sabrán que el nombre completo de esta archiconocida artista británica es ‘Adele Laurie Blue Adkins’. Y será mejor que empecemos a recordar su nombre completo porque con tan sólo 28 años ha conseguido revolucionar la industria musical.
En primer lugar, triunfó sin dejarse amedrentar por unas constantes críticas a un cuerpo que ‘pesaba’ demasiado para el superficial mundo del ‘show business’ y la farándula. En este sentido, Adele no tuvo ningún problema en callar al Káiser de la moda, Karl Otto Lagerfeld, cuando este le acusó de estar ‘demasiado gorda’. A lo que ella ni corta ni perezosa, le contestó que amaba sus curvas y estaba orgullosa de ellas. Además, afirmaba que las mismas le hacían tener una figura más parecida a las mujeres de ‘verdad’, no como los cuerpos de los irreales ‘maniquíes’ de la prestigiosa firma. Ante tal respuesta, el hijo predilecto de Chanel no tuvo más remedio que pedir disculpas públicamente: “Adele es una chica hermosa. Tiene una cara preciosa y una voz divina. Y no puedo esperar para escuchar su siguiente álbum”.
En segundo lugar, y con más de 90 millones de discos a sus espaldas, la artista nacida en Tottenham, se convierte en un hito musical en sí misma. Sin embargo, no por ello pierde una pizca de su naturalidad tan característica. De hecho, la última hazaña de esta diva llegó hace tan sólo unos días cuando se coronó como la gran ganadora de la noche de los Grammy 2017, siempre con permiso de la gran Beyoncé Knowles.
Una diva accesible y muy humana
En lo que podía haber sido una noche más o menos normal, a ella le dio tiempo a ganar el Grammy en cada una de las 5 categorías que estaba nominada, incluyendo el premio al mejor álbum del año por ‘25’, y a la mejor canción y grabación por ‘Hello’; una balada romántica cantada como ella sabe, llena de profunda tristeza y melancolía, y emulando a las más grandes de la música como son Ella Fitzgerald, Etta James, o Roberta Flack.
Por si esto fuera poco, partió por la mitad uno de sus 5 Grammys, y en pleno homenaje a George Michael se confundió en la canción ‘Fast Love’, y se le escapó un ‘joder’ en directo al más puro estilo ‘El diario de Bridget Jones’. Por suerte, unos ágiles realizadores cubrieron rápidamente la blasfemia con un sonoro pitido. Segundos después, se disculpó con una cara muy atormentada y pidió una nueva oportunidad: “Sé que es televisión en directo. Lo siento, la he cagado. Tenemos que parar. Perdón por decir un taco, pero no podemos seguir así”. Por otro lado, la organización de los Grammy mostró su apoyo incondicional tuiteando: «Adele, puedes empezar de nuevo cuantas veces quieras. Siempre».
Para finalizar la noche, terminó afirmando que Beyoncé era la mejor y que se merecía el premio al álbum del año más que ella: “No puedo aceptar este premio. Mi vida es Beyoncé y su álbum para mí, ‘Lemonade’, fue monumental y un apoyo para el alma”.
Adele 2.0. Descubierta en Internet
Desde hace unos años la industria musical se encuentra en una constante evolución. Igualmente, los productores musicales saben que la búsqueda de nuevos talentos en la Red está dando resultado. Por esta razón, cada día son más los artistas que deciden crear una página web personal para publicar sus canciones. Asimismo, otra herramienta muy útil para la difusión de vídeos musicales son las plataformas online como pueden ser YouTube o Vimeo, aunque en el caso de éxito Adele o de Lilly Allen fue una ya olvidada Myspace.
En España, el caso de éxito online musical más sonado es el de Pablo Alborán, un joven malagueño que decidió colgar algunas de sus canciones en YouTube, consiguiendo así más de 70.000.000 de visitas, y por supuesto, el codiciado contrato discográfico. Del mismo modo, y a un nivel más internacional, encontramos al ‘ex niño bueno y prodigio’ del pop canadiense Justin Bieber. De momento, no sabemos si por motivos de marketing, o porque le gusta esa estética, se ha convertido en ‘chico malo tatuado hasta las cejas’, pero eso sí, con piel de bebé.
Por último, y volviendo a la protagonista de esta historia, destacar que Adele triunfó gracias a asistir a una escuela de artes dramáticas llamada de ‘The Brit School of Performing Arts of Croydona’ a la que también acudieron estrellas como Amy Winehouse, Leona Lewis, o Jessie J., y sobre todo, a su gran perseverancia. Así lo afirmaba la revista Vanidades: “Cuando se graduó en el colegio todos coincidían en que Adele tenía una excelente voz, pero muchos pusieron en duda que esa joven gordita pudiera triunfar en el mundo de la música pop, donde el sobrepeso parecía ser algo inadmisible”.
El resto es historia, Adele cantaba con un grupo de amigos, y uno de ellos difundió su música en el portal de Internet Myspace, y además, le puso en contacto con un pequeño sello discográfico llamado Peacemaker Recordings. Desde aquel momento, miles de personas cantan al amor miserable y roto sin volver a sentirse solos.
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