Seis miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS) logran uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la humanidad: la primera prueba de que existe vida fuera de la Tierra. En una muestra recién llegada de Marte encuentran un extraño organismo, que resultará mucho más inteligente de lo esperado y que pondrá en peligro la vida de los protagonistas y de toda la humanidad.
Ese es el argumento de la película Life, un thriller de ciencia ficción espacial con un elenco de lujo que este viernes se estrena en España. Al margen de las críticas que ya ha recibido la cinta y sus similitudes con Alien, el octavo pasajero, la historia plantea una pregunta: ¿El día que haya que traer muestras de Marte, convendría llevarlas a la Estación Espacial Internacional o sería mejor investigarlas en la Tierra?
“La naturaleza de esa misión dependería de muchos factores, pero hay un aspecto de la trama de la película que parece muy poco realista: es improbable que alguna vez haya una buena razón para enviar una muestra de material marciano a una estación espacial”, ha explicado Catharine Conley, responsable de protección planetaria de la NASA, en la web space.com.
“La ingravidez en la ISS, además de afectar a la vida diaria de los tripulantes, también hace que todo flote, lo que plantea peligros para contener la muestra e influye en el comportamiento de los líquidos y los cristales –añade–. Por tanto, instrumentos como los microscopios, tendrían que ser calibrados y diseñados para ese entorno espacial”.
Según la experta, «lograr en ese entorno el equipamiento necesario para desarrollar análisis precisos sería extraordinariamente costoso y considerablemente menos fiable que los que lo que se puede conseguir con los equipos de operación de la Tierra, donde sabemos perfectamente cómo funcionan».
Aunque a nuestro planeta ya han llegado muestras de la Luna –a través de las misiones Apolo– y se recibirán otras recogidas en asteroides –con la misión Hayabusa-2 de Japón y OSIRIS-Rex de la NASA–, donde es más probable encontrar indicios de vida (y aumenta también el riesgo de amenaza biológica) sería en las procedentes de Marte.
El planeta rojo, desértico y frío que conocemos hoy fue un día un mundo húmedo y templado más favorable para la presencia de formas vivas, que podrían haber dejado algún resto o incluso haber sobrevivido bajo el suelo marciano.
Las misiones actuales en Marte, como la que desarrolla el rover Curiosity sobre el terreno y la europea ExoMars desde el espacio, no contemplan la recogida de material marciano para enviarlo a la Tierra, pero sí se plantea en la misión Mars 2020 de la NASA, que se lanzará la próxima década con un nuevo rover. Lo que todavía no está claro es como hacer llegar ese material hasta nuestro planeta. La compañía espacial SpaceX ya se ha ofrecido para realizar la tarea con una de sus cápsulas Dragón Rojo.
“De momento no existe un protocolo estricto sobre cómo hay que gestionar las misiones de recogida y envío de muestras, porque cada una es diferente, y los requisitos de protección planetaria se aplican de forma individual”, señala Conley, que añade: “Probablemente sería un panel internacional el que evaluaría la misión basándose en la mejor información disponible sobre la amenaza potencial que podría representar el material analizado y cómo contenerla”.
En la película Life, la muestra se lleva a la Estación Espacial Internacional (bastante bien recreada) como una forma de alejar el ‘biopeligro’ de la Tierra, pero en el mundo real esa opción no parece tener mucho sentido, según Conley y otros expertos. En la próxima década veremos cuál es la solución que finalmente adoptan las agencias espaciales, y quién sabe si también el ansiado objeto de estudio: evidencias de vida extraterrestre.
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