Los vecinos de la costa sudeste de Mauricio encontraron hoy, jueves, otros siete delfines muertos, que sumados a los 18 delfines y marsopas hallados ayer, eleva la cifra de mamíferos marinos fallecidos a 25 tras el desastre ecológico que causó el derrame de combustible del buque MV Wakashio.
Los vecinos de Grand-Sable y Pointe-aux-Feuilles encontraron esta mañana los cuerpos de los mamíferos, que ha recuperado la Guardia Costera para realizarles la autopsia.
Greenpeace África confirmó a Efe la cifra, después de que ayer ya advirtiera que esperaban un número de delfines muertos mayor e incluso podría haber cachalotes muertos por ingerir el hidrocarburo.
Los cadáveres recogidos ayer han sido enviados al Instituto Oceanográfico de Mauricio para determinar las causas de la muerte, que muchos activistas y expertos medioambientales relacionan con el vertido de petróleo del granelero japonés MV Wakashio, de bandera panameña, que embarrancó el pasado 25 de julio en los arrecifes de Pointe-d’Esny.
«Se debe, sin duda, a la toxicidad del agua», alegó el jueves el oceanógrafo Vassen Kauppaymuthoo, en declaraciones al diario local Le Mauricien.
Kauppaymuthoo señaló que los hallazgos son «solo el comienzo» de las consecuencias que va a dejar. «Los productos tóxicos que han contaminado el mar son un veneno muy poderoso. Es probable que haya varios efectos a largo plazo para toda la biodiversidad marina».
Sin embargo, las autoridades mauricianas alegan que «no hay traza de hidrocarburos en ellos o en su sistema respiratorio por el momento», según los resultados iniciales.
Todavía se desconoce si este accidente, que ya constituye el peor desastre ecológico en la historia de Mauricio, se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba esta embarcación de unos 300 metros de eslora.
En el momento del accidente, el MV Wakashio, que viajaba de China rumbo a Brasil, no transportaba carga, pero se estima que aún llevaba más de 200 toneladas de diésel y 3800 de fuel para consumo propio.
El barco se partió en dos, lo que aumentó el miedo a que provocara una catástrofe todavía mayor. En un dispositivo que empezó el pasado día 19, dos barcos arrastraron la proa del granelero unos 15 kilómetros mar adentro, para ser completamente hundida este mismo lunes a unos 3180 metros de profundidad en el océano Índico.
La popa del MV Wakashio, por contra, continúa varada en los arrecifes de Pointe-d’Esny.
La semana pasada, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, acusados de «poner en peligro una navegación segura» y quienes se personaron ayer ante un tribunal.
Ambos efectuaron una comparecencia de trámite ante el Tribunal de Port-Louis, capital mauriciana, que los mantuvo en prisión preventiva hasta el próximo 1 de septiembre, cuando deberán acudir de nuevo a la corte.
La zona del derrame es una región de arrecifes de coral -que llevaban unos quince años rehabilitándose-, así como un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros.
Este desastre medioambiental representa un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.
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