A solo días del 19º Congreso Nacional en Beijing –que develará la próxima generación de la élite gobernante del Partido Comunista Chino (PCCh)– la ciudad está en alerta de máxima de seguridad.
Antes del Congreso –que tendrá lugar el 18 de octubre– los más de 300 miembros del Comité Central compuesto por los altos funcionarios del Partido deben asistir a sesiones plenarias en el Hotel Jingxi.
Este hotel no está abierto al público. Es manejado por las Fuerzas Armadas y es un lugar para las reuniones del PCCh de alto nivel. Los medios de comunicación de Hong Kong reportaron que actualmente el hotel está muy custodiado, con detectores de metales ubicados en áreas próximas.
Mientras tanto, la Policía Armada patrulla en espacios públicos altamente concurridos, como plazas públicas, calles principales, paradas de autobús y el aeropuerto. Un usuario de Internet publicó en Weibo (el equivalente chino de Twitter) una foto de guardias militares acompañando a personas en el elevador de la estación de subterráneo Chaoyangmen.
Los supermercados también dejaron de vender cuchillos. Ya están fuera de las góndolas de muchas tiendas. Un usuario de Internet publicó un vídeo de empleados de un supermercado en Beijing sacando también las tijeras y las rasuradoras.
Muchos aspectos de la vida cotidiana están siendo interrumpidos. Desde el 12 de octubre se detuvo la entrega de paquetes en Beijing.
Reuters reportó que al buscar en Airbnb, descubrió que las propiedades en Beijing no están disponibles hasta el 31 de octubre.
En las estaciones de servicio de la ciudad, las personas no tienen permitido comprar gasolina en bidones, así lo reportó Radio Free Asia. Los residentes deben reportarse a la estación de policía para confirmar su compra y solo pueden obtener cantidades limitadas.
En semanas recientes, las autoridades chinas también han estado en alerta máxima en Xinjiang, región donde en el pasado las tensiones étnicas se agravaron, con un aumento de violencia. Además se reforzó la censura del Internet y se arrestaron a ciudadanos que peticionan por sus agravios. Según algunos peticionarios, alrededor de 500 de ellos están detenidos en una cárcel negra en Jiujingzhuang, Beijing.
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