Entre las más mordaces memorias de la niñez de Li Youfu estaban las escenas de un oficial borracho-el cuadro a cargo de las raciones de avena- golpeando a los ancianos y robando el dinero enviado a casa que tanto les había costado ganar a los soldados afectados a la frontera, mientras, su aldea pasaba hambre en tiempos del Gran Salto Adelante de los años 1950.
Pronto decidió estudiar artes marciales. Eso fue en 1961, cuando Li tenía 11 años. Los crueles actos que había visto le plantaron un firme sentido de justicia y el deseo de hacer algo al respecto. Pero a medida que progresaba su entrenamiento, llegó a darse cuenta de que las artes marciales tradicionales chinas, llamadas wushu en mandarín y y kung fu en Occidente, no tratan en absoluto de peleas o incluso estrictamente de fuerza física.
“Requiere virtud marcial”, dijo Li en una entrevista reciente, refiriéndose a los estándares morales y espirituales, hace ya tiempo olvidados en el ámbito del wushu moderno, que alguna vez definieron la tradición antigua.
Estas ideas, que han guiado la mayor parte de la carrera de Li en artes marciales, medicina tradicional china y entrenamiento de qigong, tendrán una gran plataforma en el Estado de Nueva York más tarde este año, con una competencia en la que Li presidirá el jurado. Li ha estado involucrado en la Competencia Internacional de Artes Marciales Tradicionales de China, presentada por una red de televisión china, por casi una década. El evento de 2016 será uno de los más grandes que haya habido y otra oportunidad para pasar las raíces auténticas de wushu a la próxima generación.
Raíces clásicas
Li, competente en múltiples escuelas de wushu –las vías internas y externas del norte y del sur- se ve diez años más joven que sus 66 años. Al vincular todas las escuelas juntas, se forma una filosofía comprensiva de fuerza cultivada y requisitos morales.
Para el practicante tradicional, wushu no es simplemente un conjunto de técnicas de combate, sino una rica forma de arte para la expresión de virtudes internas y temperamento. Wushu, explica Li, está relacionada en sus raíces con la danza clásica china. Muchos movimientos y el porte son idénticos.
“La danza clásica china es bella y desenvuelta”, dijo. “Wushu lleva una belleza propia, la aplicación de principios mecánicos. También es aplicable en combate real”.
La vasta diversidad de artes marciales chinas puede más o menos dividirse en dos escuelas: la interna y la externa. El wushu del norte viene de una multitud de escuelas, mientras que las disciplinas del sur tienen orígenes comunes.
“Las disciplinas internas” se refieren a un wushu menos estricto en cuanto al estilo físico, centrándose en el flujo de energía, estado mental y procesos del pensamiento. Entre ellos están el Tai Chi, el Puño de Bagua, y el Puño de Xingyi.
El wushu “externo” tiene un enfoque opuesto, comenzando con estado físico y control de los músculos antes de trabajar en lo interior.
De hecho, como explica Li en sus enseñanzas sobre virtud marcial, hay tres etapas de la maestría en wushu, primero, atacar; segundo, defender y; por último, ni defender ni atacar y “actuar a voluntad con entera maestría”.
A pesar de la dura atmósfera política a lo largo de los años 1960 y 1970, Li probó ser un valioso estudiante. “Por diez años hice mi maestría con orgullo”, dijo de un instructor del que comenzó a aprender en 1968 durante el apogeo de la Revolución Cultural. “Practiqué hasta el cansancio, sea que el clima esté helado o el calor abrasador”.
Flujo de energía
Al final de los años 1980, como practicante tanto de artes marciales como de medicina tradicional china, Li Youfu sirvió en un equipo de investigación dirigido por el famoso científico espacial Qian Xuesen. Mejor conocido por sus logros como padre del programa espacial de China, Qian también fue un poderoso partidario del estudio de los efectos de las disciplinas tradicionales chinas incluidos el wushu y el qigong.
Como las prácticas meditativas de qigong, las cuales usualmente son asociadas con la cultivación espiritual daoísta o budista, las artes marciales también prestan atención al flujo de qi o la energía alrededor del cuerpo. Con la práctica de movimientos lentos como el tai chi, por ejemplo, Li fue capaz de ganar una apreciación más profunda de la dinámica interna que gobierna el cuerpo humano.
A medida que Li Youfu se hizo prominente, comenzó a enseñar y a tratar pacientes aplicando el conocimiento que había aprendido en sus estudios. Luego de mudarse a Estados Unidos a principio de los años 1990, se convirtió en médico acupunturista así como doctor de medicina oriental, y enseñó en la Universidad Médica Alhambra en Los Angeles por 20 años.
Una ley para gobernar el corazón
Para un dedicado practicante de artes marciales tradicionales como Li Youfu, la clave para alcanzar un rendimiento de más alto nivel reside en un código espiritual internalizado, llamado “xinfa” o, literalmente, “ley del corazón” en chino.
Li experimentó con todo tipo de fe y filosofías, desde el budismo y daoísmo al cristianismo. Buscó en varios templos y escrituras, lo cual sólo lo llevó a entender que lo esencial no había sido transmitido.
“No importa cuánto traté de aplicar lo que enseñaban los libros, no experimenté mejoras significativas”, dijo Li. “Todos parecían irse por las ramas en vez de dar a entender significados más profundos”.
En 1996, Li encontró lo que estaba buscando en Falun Gong, una popular disciplina de qigong que se había propagado a millones desde que había sido enseñada por primera vez en 1992. Un reconocido tenor de ópera china, Guan Guimin, lo introdujo a la práctica: no se cobraban tarifas, no requería registrarse y recetaba un simple conjunto de ejercicios de meditación y una serie de estándares poco pretenciosos que, sin embargo, eran rigurosos para el mejoramiento espiritual en conformidad con las enseñanzas budistas y daoístas.
“Luego de comenzar la cultivación de Falun Dafa [otro nombre para Falun Gong] ya no me lamento más. La práctica sobrepasa incluso los niveles más altos de wushu”.
Preservando la esencia del wushu
Practicar Falun Gong también lo acercó a una comunidad de artistas marciales que compartían sus aspiraciones de lograr ni fama ni riquezas, sino estándares más altos de excelencia en las tradicionales disciplinas de wushu.
New Tang Dynasty Television (NTD), un operador de radiodifusión televisiva en el idioma chino vehementemente independiente del régimen chino, albergó a esta comunidad en 2008 cuando fue anfitrión de la primera Competencia Internacional de Artes Marciales Tradicionales Chinas. El evento está siendo llevado en dos partes, primero, una competición general que se llevará en Taiwán el 4 de junio. Luego, un conjunto de rondas finales seguirá en Middletown, al norte del estado de Nueva York, el 17 y el 18 de septiembre.
Una de las motivaciones de los organizadores del evento tiene como objetivo preservar las artes marciales como se practicaron alguna vez, no la moderna mezcla de acrobacias y piruetas acrobáticas. La represión comunista creó una grieta entre las viejas y jóvenes generaciones chinas, wushu fue alterado para ajustarse a nuevos intereses.
El evento de NTD es estricto en mantener la competencia sobre el auténtico wushu. “No queremos el ‘nuevo puño’ en nuestro evento”, dijo Li. “Ha perdido el genuino y más profundo significado de wushu”.
El llamado “nuevo puño” es un wushu despojado de su componente espiritual, puesto que los comunistas estaban en contra de la fe religiosa o de las filosofías clásicas, que luego fue comercializado con severas consecuencias para la tradición o los significados internos de las artes marciales.
“Los elementos disciplinarios, los relacionados a la salud, y los prácticos todos desaparecieron” dijo Li.
La competencia, dijo Li, da tanto al público como a los participantes un foro para experimentar y desarrollar las artes marciales tradicionales, y para entender su significado interno: “Tienes que conocerlo para ser capaz de apreciarlo y ver su valor real”.
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