Si bien durante una década el dragón asiático mostró un acelerado crecimiento económico que llegó a alcanzar el 10.5 por ciento anual en promedio, desde el 2012 empezó su caída cuesta abajo, experimentando una desaceleración de su crecimiento al 7.4 por ciento. El impacto se sigue sintiendo en las economías de los países de América Latina y el Caribe.
Entre el 2012 y 2014 cayó la economía china a un 7.4 por ciento, debido al decrecimiento de sus exportaciones y de la formación bruta de capital fijo. Sin embargo, aunque en China se han implementado estrategias de recuperación, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sus expectativas para 2015 giran entre un 6 y 7 por ciento.
En el primer semestre del 2014 las exportaciones e importaciones se desaceleraron en China. Esto fue causado debido a que las importaciones del sector inmobiliario se estancaron afectando principalmente las compras de los productos acero y cemento, argumenta CEPAL.
Sumado a esto, el organismo señala que se presentó una reducción de la demanda de materias primas. Asimismo, también contribuyó negativamente en el valor de las importaciones la caída de los precios mundiales de varios productos como carbón, cobre, hierro y petróleo.
Este descenso económico llevó a los países de América Latina y el Caribe a bajar de igual manera sus perspectivas económicas, siendo que entre el 2003 y 2008 gozaban de una expansión económica considerable.
En su estudio llamado América Latina y el Caribe y China hacia una Nueva era de Cooperación Económica, la CEPAL pronosticó dos diferentes formas en que impactaría la desaceleración china en los países latinos.
Por un lado las naciones de América de Sur (Argentina, Brasil y Venezuela) vienen sufriendo una contracción económica, reflejada en la caída en el volumen exportado, y en una menor demanda de importaciones en macro mercados, como el chino. A esto se suma que estos países también vislumbran un estancamiento de la inversión y un debilitamiento del consumo privado.
Por otro lado, tanto en México como Centroamérica, se viene registrando una expansión y un impulso generado por la recuperación económica de EEUU. Lo que además influye para que existan variaciones positivas de sus envíos, desde 2010 hasta la fecha.
Sin embargo en julio del 2015, Jonathan Heath, vicepresidente de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), expresó que en China está gestando una posible crisis financiera que podría afectar de forma relevante la economía de México y de los países emergentes, según el diario El Economista.
“Las crisis, cuando son producto de choques, pueden traer implícitos elementos sorpresa. Se debe estar atento; en México, una posible crisis en China podría generar un escenario mixto al que posiblemente se le podría sacar ventaja, pero nadie sabe con certeza lo que ocurrirá”, advirtió Heath.
La alerta a los países de América latina y el Caribe continúa con José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), quien opinó que en China el fenómeno de la burbuja inmobiliaria, gestada desde hace tres años, puede definir sus consecuencias en el transcurso del 2016, señaló este medio mexicano.
“Este evento podría generar mayor incertidumbre en los capitales que provocará la caída de las bolsas de Valores; además de una mayor depreciación en el tipo de cambio y un impacto comercial”, dijo De la Cruz.
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