Los bosques boreales del noroeste de Europa difieren mucho de los de Canadá, pero a ambos les une que no son inmunes al cambio climático, según un estudio internacional de investigadores canadienses y noruegos, que estudiaron las zonas boscosas de ambas regiones durante décadas.
La investigación, publicada en la revista ‘BioScience’, fue liderada por Rudy Boonstra, profesor de Biología en la Universidad de Toronto en Scarborough (Canadá) que se ha familiarizado con el vasto ecosistema forestal boreal de este país al hacer investigaciones de campo durante más de 40 años, pero en un viaje a Finlandia a mediados de la década de 1990 para ayudar a un colega, comenzó a indagar por qué el bosque boreal de esta región europea difiere de forma significativa del canadiense y realizó viajes a Noruega.
“Superficialmente, parecen lo mismo. Ambos están dominados por árboles de coníferas con árboles de hoja caduca de baja intensidad como el álamo temblón, pero ahí es donde terminan las similitudes”, afirma, antes de añadir que las diferencias reales son más evidentes en el terreno.
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Así, el suelo de los bosques boreales de Canadá está dominado por arbustos altos como el sauce y el abedul, pero en el de los de Noruega, Finlancia y Suecia predominan los arbustos enanos como el arándano.
“La razón de la diferencia se reduce a climas diferentes”, precisa Boonstra, al tiempo que apunta que el calentamiento global tendrá un efecto sobre la vegetación y las especies que dependen del bosque boreal. 11% DE LA SUPERFICIE DE LA TIERRA.
El biólogo indica que “hay indicios» de que el ecosistema de los bosques boreales está cambiando con modificaciones en el ciclo global del carbono y la dinámica depredador-presa.
El bosque boreal cubre un 50% de la masa terrestre de Canadá y ha evolucionado de forma muy diferente al del noroeste de Europa.
Los inviernos en aquél son más secos, de 15 a 20ºC más fríos y con nieve suave y superficial, mientras que en éste son suaves y húmedos impulsados por vientos del oeste que llegan al Caribe y transportan el aire caliente a través del Atlántico.
Esta diferencia climática supone que las especies vegetales y animales en ambos bosques han evolucionado de forma muy diferente, puesto que el sistema canadiense está dominado por arbustos altos tolerantes al frío extremo y picos poblacionales de 10 años de liebre americana y lince canadiense.
Por su parte, en los bosques boreales del noroeste de Europa predominan los arbustos enanos con menos tolerancia al frío y pequeños roedores y comadrejas que viven debajo de la nieve en picos de tres a cuatro años, así como animales más grandes como los alces.
“Los depredadores han evolucionado a la presa y la presa ha evolucionado a la vegetación en ambos lugares”, explica Boonstra.Boonstra y sus colegas examinaron otros factores potenciales para explicar las diferencias entre estos bosques, incluyendo la actividad humana, la densidad de grandes mamíferos y otros depredadores, pero el factor decisivo se redujo al clima.
Los bosques boreales son importantes zonas ecológicas porque abarcan un 11% de la superficie terrestre total de la Tierra y constituyen un 25% de los bosques cerrados del planeta, que son sistemas forestales continuos e ininterrumpidos.
Estas masas verdes juegan un papel clave en el ciclo global del carbono, que permite a la Tierra ser capaz de sostener la vida. «No hay duda de que un cambio en la consistencia de la nieve y la temperatura impactará en este inmenso ecosistema», añade Boonstra.
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