Un clima de angustia, tristeza e incertidumbre vive la pequeña provincia nicaragüense de Rivas donde, un año atrás, la concesionaria china HKND inauguró la construcción de un polémico canal interoceánico que pretende competir con el de Panamá. Unos por que van a ser desalojados de sus terrenos y otros por que conseguirían trabajo.
Trochas en la tierra se empezaron a abrir cerca de la desembocadura de río Brito, en el Pacífico sur, donde funcionará la esclusa oeste del canal.
Pero, pese a las promesas de prosperidad que el gobierno ha formulado en relación con el futuro canal, el arranque de las obras generado poco entusiasmo en Rivas, zona agrícola y turística de 200.000 habitantes situada entre el océano Pacífico y el lago Cocibolca, que enlazará el canal con el mar Caribe.
Por el contrario, los campesinos de las comunidades aledañas viven preocupados ante la amenaza de desalojos por las obras y no ven sus beneficios. Ademas, «muchas interrogantes sobre los asuntos medioambientales, aparentemente no se ha reunido un capital suficiente ni hay suficientes inversionistas y (aún) no se ha dado a conocer un estudio que despeje todas las dudas», dijo el analista sobre asuntos asiáticos Alberto Alemán a la AFP. vea : Polémica al margen de la COP21 sobre el megaproyecto del canal de Nicaragua
– «Que me maten, pero no me voy» –
«¿Si viene el canal, para dónde vamos a agarrar?», pregunta Ruth Campos, sexagenaria del pueblo Las Lajas, cerca del río del mismo nombre que desemboca en el Cocibolca.
Ella es parte de los 27.000 nicaragüenses que serían reubicados por la construcción del megacanal, que daría paso anualmente a unos 3.500 buques de gran calado, según la HNDK.
Esa empresa obtuvo en 2013 una concesión para construir y administrar por 100 años el canal de 278 km de largo, 280 metros de ancho y 30 metros de profundidad.
«Que me maten, pero no me voy. Aquí nací y aquí tengo que morir», advierte Cristina López, de 95 años, quien vive a unos 100 metros del Cocibolca, en la comunidad La Virgen, por donde cruzará el canal según los mapas publicados por HKND.
«Aquí van a salir un poco de muertos porque nadie quiere dejar su casa. ¿Cómo va a venir esa gente a sacarnos de nuestro territorio?», reprocha otra vecina, Esperanza, de 70 años, a quien le preocupa que el canal acabe con el Cocibolca, la segunda reserva de agua dulce de América Latina.
El gobierno «cree que la gente va a entregar así por así (sus tierras), es una locura», dice Calixto Campos, otro campesino, padre de seis hijos.
Según los planes de HK Nicaragua Development Investment (HKND), en Rivas operará el centro logístico del canal, que pretende captar el 5% del transporte marítimo del mundo, sobre todo de los buques que se mueven entre Asia y América y que por su tamaño no pueden pasar por Panamá.
– Proyecto con «muchos riesgos» –
En septiembre pasado debían finalizar las obras accesorias para comenzar la remoción de 5.000 millones de metros cúbicos de tierra, necesaria para abrir el canal, pero la complejidad de los estudios retrasaron el proyecto, que HKND tenía previsto concluir en 2020.
Las obras «pueden adelantarse, retrasarse, pueden variar ciertos planes (…) pero el proyecto va», aseguró a la AFP Edén Pastora, miembro de la gubernamental Comisión del Gran Canal Interoceánico.
El gerente de proyectos del Canal, el australiano Bill Wild, informó que el proyecto lleva casi un año de retraso debido a que el gobierno tardó en aprobar el estudio de impacto ambiental y social que la firma británica Environmental Resources Management (ERM) hizo para HKND.
Actualmente, la empresa trabaja en el diseño del canal y en la elaboración de estudios adicionales recomendados por ERM, pero a inicios del 2016 iniciará la construcción de un puerto en la desembocadura de Punta Gorda, en el Caribe, para introducir las maquinarias y equipos pesados.
En su estudio, ERM señala que el canal «tiene el potencial de mejorar la condiciones» económicas en Nicaragua, pero también conlleva muchos riesgos», que pueden empeorarlas si no se construye adecuadamente.
Advierte que algunos segmentos del canal serán «construidos sobre áreas sísmicas activas», de alta precipitación y «una fuente crítica de agua dulce para América Central (el Cocibolca) en las que una falla tendría consecuencias significativas».
Para el experto en asuntos hídricos Salvador Montenegro es un «riesgo» abrir un canal por el Cocibolca, un lago poco profundo de 8.264 km2 que está asentado sobre una antigua fosa tectónica con actividad sísmica y volcánica.
Hay «muchas interrogantes sobre los asuntos medioambientales, aparentemente no se ha reunido un capital suficiente ni hay suficientes inversionistas y (aún) no se ha dado a conocer un estudio que despeje todas las dudas», dijo el analista sobre asuntos asiáticos Alberto Alemán a la AFP.
En su informe, ERM recomienda asegurar el financiamiento del proyecto antes de excavar la ruta, que HKND planea iniciar a fines del 2016.
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