Los hospitales y laboratorios de investigación de EE.UU. están siendo el blanco de actividades cibernéticas chinas, ya que Beijing busca obtener conocimiento sobre el progreso de EE.UU. en el desarrollo de una vacuna contra el virus del PCCh.
La acción fue confirmada por el Fiscal General Adjunto de Estados Unidos para la Seguridad Nacional, John C. Demers, quien pronunció un discurso inaugural en una conferencia comercial virtual organizada por Future in Review (FiRe) el 23 de abril.
Cuando se le preguntó después de su discurso si el régimen estaba apuntando a los laboratorios estadounidenses para investigar el virus, Demers respondió: «Ciertamente es la conclusión lógica de todo lo que he dicho», refiriéndose a sus comentarios sobre los esfuerzos radicales del régimen para robar secretos comerciales de Estados Unidos y tecnología en una variedad de industrias.
«No hay nada más valioso hoy que la investigación biomédica relacionada con las vacunas o los tratamientos para el coronavirus», dijo Demers.
Agregó que sería «más que absurdo» pensar que China «dejaría de lado» su «investigación biomédica relacionada con las vacunas o el tratamiento del coronavirus», ya que la información médica sería de «gran importancia, no solamente de un valor comercial «.
«Cualquier empresa del país o laboratorio de investigación que desarrolle esa vacuna primero y pueda producirla tendrá una historia de éxito geopolítico importante», dijo Demers.
Advertencia
Demers dijo que las autoridades estadounidenses estaban monitoreando la actividad de piratería. «Estamos muy en sintonía con el aumento de las intrusiones cibernéticas en los centros médicos, centros de investigación, universidades, cualquiera que esté investigando en esta área».
El virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus, se originó en la ciudad de Wuhan, en el centro de China. Desde entonces, el virus se ha extendido a más de 200 países y territorios, causando más de 49,800 muertes solo en los Estados Unidos.
La advertencia de Demers se produjo pocos días después de que la subdirectora adjunta del FBI, Tonya Ugoretz, lo alertara durante un seminario web organizado por el Instituto Aspen el 16 de abril, aunque Ugoretz no identificó qué países específicos estaban hackeando.
«Ciertamente hemos visto actividad de reconocimiento, y algunas intrusiones, en algunas de esas instituciones, especialmente en aquellas que se han identificado públicamente como trabajando en investigaciones relacionadas con el COVID», dijo Ugoretz.
Ugoretz agregó que si bien los institutos de investigación querían hacer públicos sus esfuerzos de investigación en curso, también se convirtieron en «una marca para otras naciones» que tal vez quieran robar «información patentada que esas instituciones tienen».
Bill Evanina, director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, también alertó a los laboratorios de investigación sobre la posible amenaza.
«Las organizaciones de investigación médica y quienes trabajan para ellas deberían estar atentas contra los que representen una amenaza que busquen robar propiedad intelectual u otros datos confidenciales relacionados con la respuesta de Estados Unidos a la pandemia de COVID-19», dijo recientemente a Reuters.
El robo de China
Demers también señaló el creciente número de casos de espionaje de secreto comercial y económico que involucran a China, generalmente utilizando información privilegiada de la compañía para robar propiedad intelectual.
Los servicios de inteligencia del régimen chino han estado reclutando a expertos de la compañía, según Demers. Primero, China identifica una tecnología específica que le gustaría poseer, ya sea en base a información de código abierto u otros datos que ya ha robado. Luego, apunta a ciertos empleados dentro de las empresas que desarrollan la tecnología, según Demers.
Una acusación federal de octubre de 2018 acusó a 10 personas chinas por tratar de robar conocimientos para fabricar motores de turboventilador: dos oficiales de la oficina de la provincia de Jiangsu del Ministerio de Seguridad del Estado de China (JSSD); cinco piratas informáticos; un desarrollador de malware que opera bajo la dirección del JSSD; y dos empleados chinos en la oficina de un fabricante aeroespacial francés en Suzhou, una ciudad en la provincia de Jiangsu. JSSD es la principal agencia de inteligencia de China.
Demers explicó que una vez que Beijing se enfoca en un objetivo, ya sea un funcionario del gobierno o un empleado de la compañía, desarrollaría una relación con la persona, como satisfacer sus necesidades financieras o usar la coerción para obtener lo que necesita.
Además de robar tecnología, China también se dedica al robo cibernético de grandes cantidades de datos.
«Todos los datos personales son muy útiles para desarrollar herramientas de inteligencia artificial y una de las áreas en las que [China] definitivamente está tratando de competir fuertemente con las compañías estadounidenses, las compañías europeas–es el desarrollo de la inteligencia artificial. Necesitas grandes datos para tener tus algoritmos”, dijo Demers.
Él también explicó que los proveedores de servicios, como las compañías de servicios financieros y las compañías de seguros de salud, deben ser conscientes de que los datos de sus clientes «podrían ser de interés para los servicios de inteligencia [extranjeros]». Él señaló el ejemplo de la compañía de crédito estadounidense Equifax.
El 10 de febrero, el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) publicó una acusación formal contra cuatro «hackers respaldados por el ejército chino» por sus presuntos roles en el ataque cibernético de 2017 contra Equifax.
«Los piratas informáticos del PLA [el ejército chino] obtuvieron nombres, fechas de nacimiento y números de seguridad social de aproximadamente 145 millones de ciudadanos estadounidenses, además de los números de licencia de conducir de al menos 10 millones de estadounidenses almacenados en las bases de datos de Equifax», dijo el FBI en un comunicado.
El gobierno de Estados Unidos ha tenido cierto éxito en detener el robo, dijo Demers, al igual que con un caso reciente que involucra a un empleado de Monsanto, una empresa estadounidense de agroquímicos y biotecnología agrícola. El FBI impidió que un empleado de la compañía desde hace mucho tiempo se fuera a China en un aeropuerto en junio de 2017, el cual llevaba una computadora portátil que contenía una copia del algoritmo patentado de la compañía utilizado para una plataforma de software online de agricultura.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos acusó al empleado en noviembre de 2019 por varios cargos, incluido un cargo de conspiración para cometer espionaje económico y tres cargos de espionaje económico.
Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.
A continuación
Documentos filtrados: China continúa ocultando nuevos casos en Wuhan
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.