Reflejando el escándalo de la leche en polvo contaminada con melamina en el 2008 que dio lugar a un negocio mundial para suministrar leche en polvo producida en el extranjero a las madres chinas, el escándalo revelado recientemente, con millones de vacunas contaminadas incitó a los chinos a mirar de nuevo otras alternativas más allá de sus fronteras.
Pero con multitud de padres chinos mirando a Hong Kong como un buen lugar para vacunar sus hijos, los hospitales allí se anticiparon a la tormenta que se avecina y están tomando medidas sólidas para controlar las admisiones.
A partir del 1 de abril, los centros de salud para madres y niños en Hong Kong sólo aceptarán a 120 niños nuevos al mes que no residan en la ciudad, es decir los que pertenecen a China continental. Los funcionarios de salud citan la política del gobierno de darle prioridad en proveer atención a los niños locales, informó Reuters.
La ola de pánico y frustración llegó este mes de marzo, cuando las autoridades de la provincia de Shandong, este de China, revelaron información sobre una banda de 300 personas que almacenaban y vendían vacunas tóxicas o vencidas. Se estima que más de 2 millones de dosis se vendieron con una ganancia de 88 millones de dólares desde el 2011, en alrededor de 24 o dos tercios de las provincias de China.
El escándalo, que algunos relacionan con una serie de misteriosas muertes infantiles en los últimos años, generalizó la crítica sobre el sistema de vigilancia de la salud en China.
Las vacunas en cuestión eran de categoría 2, las cuales se utilizan para prevenir enfermedades como la hepatitis A, hepatitis B y meningitis. Esta categoría de vacuna está sujeta a una floja regulación, lo que facilita a los centros de control de enfermedades a que se involucren en la manipulación de precios con el fin de subir las ganancias de los fabricantes de vacunas secretamente afiliados.
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