Imagínate que los médicos te dijeran que es muy probable que el bebé de tu primer embarazo, nazca de color azul.
Cuando Kristine Barry fue a su ecografía de 20 semanas, estaba emocionada de ver cómo su bebé crecía, pero un silencio repentino cayó sobre la habitación cuando el técnico miró al bebé, al que llamaron Sebastián, creando un malestar en la habitación.
Kristine sabía que algo no estaba bien. El técnico le aconsejó que contactara a su médico lo antes posible.
«Sentía que el mundo se estrellaba a mi alrededor», dijo Kristine a Global News. «Y no podía creer que esto le pasara a mi bebé».
El doctor de Kristine la llamó para decirle que el bebé tenía un problema con su corazón.
Los médicos informaron a Kristine y su esposo, Christopher Havill, que su bebé no tenía solo uno, sino dos defectos congénitos del corazón. Una afección era un caso grave de transposición de las principales arterias, que es cuando la arteria pulmonar y la aorta crecen en oposición a la anatomía del corazón normal. Además de este defecto tenía uno más, que evita que el corazón bombee sangre por todo el cuerpo, ya que sus paredes interiores estaban selladas, por lo que eso no permitía que su sangre fluyera adecuadamente entre las cámaras del corazón.
Solo tenían dos opciones para darle la mejor oportunidad de una vida sana.
La primera opción que los médicos discutieron con la pareja era que el bebé naciera a través de una cesárea. Sin embargo, esto podría ser bastante complicado, ya que una vez recién nacido el bebé, los médicos estimaron que solo tendrían tres minutos para realizar la cirugía a corazón abierto. Si esperaban más tiempo el niño podría sufrir de daño cerebral, un accidente cerebrovascular o la muerte.
Según CBC, los recién nacidos con defectos cardíacos podían ser trasladados a través de un túnel subterráneo desde el hospital Monte Sinaí en Toronto, donde Kristine planeaba dar a luz a su hijo, al hospital para niños enfermos, ya que a los centros hospitalarios los separaba una calle. Pero Sebastián no podía permitirse el lujo de pasar tanto tiempo sin oxígeno.
La otra opción de la pareja era igualmente complicada, ya que era una cirugía extremadamente rara. Antes de que Sebastián naciera, los médicos realizarían una cirugía desde el útero materno a su corazón.
«Es algo intenso escuchar algo así, que van a hacer una operación mientras él todavía está dentro de ella», dijo Christopher a CTV News.
Aunque era algo desconocido para la pareja, se decidieron por la segunda opción.
El 18 de mayo, pocos días antes que Sebastián naciera, los médicos tanto en el Monte Sinaí como en el Hospital for Sick Children trabajaron juntos para realizar lo que se cree es la primera septostomía auricular en globo uterino.
El procedimiento no estaba destinado a arreglar la transposición de las grandes arterias de Sebastian, sino era ayudar a que su sangre recibiera oxígeno. El bebé todavía necesitaría una cirugía a corazón abierto después de su nacimiento, pero al menos daría a los médicos más tiempo.
Días después de la exitosa cirugía uterina, nació un rosadito bebé llamado Sebastian.
«Siempre nos prepararon para que tuviéramos un bebé azul, así que cuando salió dije, genial: ‘No es azul'», comentó Kristine a CTV News.
La pareja se sintió aliviada cuando su bebé lloró como cualquier otro recién nacido sano. También estaban contentos de poder pasar con Sebastián sus primeros momentos en este mundo y no preocuparse de la inmediatez de los médicos de realizar una cirugía de corazón abierto lo más pronto posible.
Después de su nacimiento, los médicos realizaron otra septostomía auricular con balón para mejorar el flujo sanguíneo y una semana después, Sebastián tuvo una cirugía a corazón abierto para arreglar las arterias en su corazón.
Dos meses después de su cirugía, Sebastian era como cualquier otro niño a su edad.
Ahora pesa unos 5 saludables kilos y cumple con todos sus objetivos de desarrollo, Kristine describe a Sebastián como un bebé «bastante tranquilo, bastante centrado».
«Ni siquiera podrías saber o imaginar que le haya pasado algo, a menos que le quites la camisa y veas sus cicatrices», dijo Christopher a CTV News. Y según los médicos, es probable que las cicatrices de Sebastián se desvanezcan con el tiempo y aunque existe la posibilidad que el niño pueda experimentar problemas del desarrollo, se espera que tenga una vida muy normal.
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