Una amiga de Facebook que actualmente vive en Taiwán publicó en su página que volvió a Beijing y compró «Big Shrimp Crunchy Candy», o da zia su (un tipo de dulce crujiente). Ella lo llamó «sabores de casa». Eché un vistazo y encontré que era bastante similar a la clase de caramelos que envolví mientras estaba en prisión. Estaba también envuelto de una manera bastante descuidada.
La prisión recibió consignaciones para el trabajo de compañías de dulces y luego obligó a los prisioneros a envolver los dulces. Esos dulces estaban muy sucios. Los envolvimos justo en las celdas. La cantidad de dulces que tuvimos que envolver cada día era extrema. A muchas personas se les cayeron sus uñas tratando de cumplir con la cuota, porque cuando haces presión en los dulces decenas de miles de veces, las uñas se separan de la base de la uña, se vuelven negras y luego se caen. El dolor era insoportable.
Teniendo un gran resentimiento interior, los prisioneros odiaban a la policía, odiaban a las fábricas de dulces y odiaban a los clientes finales. Ellos embadurnaban de suciedad, de fluidos corporales, e incluso de semen los dulces. El nombre de los dulces que envolvíamos era Lao Bu Te, una famosa marca de Beijing respetada por ser un «producto orgánico».
Las tortas vienen a menudo con vasos desechables para hornear. Este tipo de vaso de hornear también se produce en las cárceles y se hace con pegamento tóxico. Mi ex compañero de clase Wang Weiyu, también injustamente encarcelado por sus creencias pacíficas, se vio obligado a hacer estos vasos durante muchos años.
Hay una conocida marca de Pastel de Luna en China, cuyo nombre olvido (su empaque a menudo tiene la imagen de un par de peces en él). Las bolsas de papel duro de la marca también se hacen en la cárcel. El papel duro necesita ser moldeado en formas. Para que las formas permanezcan en su lugar, las bolsas de papel eran apiladas por docena y los prisioneros tenían que rebotar arriba y abajo sobre ellas. Rebotaban así tarde en la noche. Se permitía dormir sólo después de terminar la cuota. Mi esposa, Zhu Tong, hizo bolsas de papel para esta conocida marca de Pasteles de Luna cuando fue encarcelada.
Las cebollas picadas y secadas al aire dentro de las verduras que viene con fideos instantáneos están hechas de cebollas que se seleccionan un poco más grandes que un pulgar, y las cuales no se pueden vender en las tiendas. Me gradué de la prestigiosa Universidad de Tsinghua, y al menos otros cuatro ex alumnos de Tsinghua estaban en la misma prisión que yo. Mi antiguo compañero de clase Meng Jun y yo, junto con Li Chang, de casi 70 años de edad, y otras docenas de personas, nos vimos obligados a pararnos en fila en el mordaz frío y pelar las pieles podridas y hediondas de las cebollas. El resto de las cebollas fueron manufacturadas y consumidas por los clientes como «vegetales».
Durante muchos años, las autoridades chinas prácticamente no le pagaron a los guardias de prisión ningún salario. Si querían proveer a sus familias, comprar ropa para sus esposas, apoyar a sus hijos a través de la escuela, o comprar a sus hijos un poco de leche extra a medida que crecían, todos estos gastos fueron pagados esclavizando a los reclusos. Sin embargo, los salarios de los guardias aumentaron en los últimos años. Pero, ¿puedes obtener suficiente dinero? Por lo tanto, todavía utilizan prisioneros como esclavos.
Hablé con un prisionero que fue encarcelado muchas veces. Me dijo que en la provincia de Xinjiang, los presos rompían sus propias piernas con piedras para escapar del trabajo esclavo. También tuvieron que hacer que pareciera que se había lesionado mientras trabajaba, ya que «falsificar la enfermedad para evadir el trabajo» era severamente castigado.
Hubo una vez cuando un recluso fue aislado después de contraer hepatitis. Otros prisioneros le pasaban sus peticiones a través de personas que lo conocían, deseando obtener parte de su orina con la esperanza de que ellos también pudieran estar infectados con hepatitis. El prisionero con hepatitis sólo elegiría a su mejor amigo para ofrecerle la orina, ya que la persona que quería enfermarse, así como el propio prisionero enfermo, serían castigados severamente si se descubría el hecho.
No se puede dar la orina a alguien en una caja de almuerzo, ya que de seguro es inspeccionado por guardias de la prisión con experiencia. Por lo tanto, se necesita conseguir una toalla para absorber la valiosa orina, altamente infecciosa del portador de hepatitis. La toalla se pasaba a su amigo, quien chupaba esta toalla con todas sus fuerzas en el frío helado.
La crueldad del trabajo esclavo era tal que los prisioneros se rompían las piernas o bebían la orina infectada de otra persona para escapar de esto.
En este mundo cruel e injusto, no se puede esperar simplemente vivir una vida tranquila, comer bien y no preocuparse por nada. Al liberarnos del Partido Comunista, ya no tendremos que temer que nosotros o las generaciones posteriores comamos crujientes dulces untados con los fluidos corporales de los prisioneros.
Chao Yu es graduado de la prestigiosa Universidad Tsinghua de China. En 1999, después de que el régimen comunista iniciara su campaña contra la práctica espiritual Falun Gong, ayudó a corresponsales extranjeros a desarrollar canales seguros de comunicación, evadir a las autoridades y realizar entrevistas con seguidores de Falun Gong que habían sufrido persecución. Debido a sus actividades, Yu, su familia y amigos han sido condenados a largas penas y han pasado años en la cárcel.
Traducido por Cora Yu. Editado por James Poulter y Leo Timm.
Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.
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