Investigadores del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) –centro mixto de la Universidad de Valladolid y el CSIC–, la Universidad de Barcelona, el Hospital Universitario La Fe de Valencia y la Universidad de Chicago (Estados Unidos), han revisado en un estudio todos los hallazgos realizados hasta ahora por la comunidad científica internacional en modelos animales, en torno a la relación entre apnea del sueño (AOS) y cáncer.
Concretamente, el trabajo aglutina los resultados más relevantes obtenidos en el campo de la experimentación animal en hipoxia intermitente y su efecto sobre el crecimiento y metástasis de tumores artificialmente implantados en estos animales, y subraya que la hipoxia intermitente produce un incremento en el crecimiento, invasión y propagación (metástasis) de estos tumores en comparación con los animales no sometidos a hipoxia intermitente.
Como detalla la investigadora del IBGM Ana Obeso, en los últimos siete años ha surgido un gran interés en el estudio de la posible relación entre la apnea obstructiva del sueño (AOS) y su más inmediata consecuencia, la hipoxia intermitente, con la aparición de tumores.
“La AOS es una patología del sueño que consiste en obstrucciones repetidas de las vías aéreas superiores que interrumpen el flujo de aire a los pulmones, provocando disminución de la presión de oxígeno en sangre arterial (hipoxia) y disminución del porcentaje de saturación de la oxihemoglobina, lo que en ultimo termino provoca que el centro respiratorio se active, el sujeto inspira, se vence la obstrucción, restableciéndose el flujo de aire a los pulmones y la oxigenación de la sangre se normaliza”, apunta Obeso, quien añade que estos episodios “pueden ocurrir varias veces a la hora durante el sueño nocturno y el sujeto sufre microdespertares que interrumpen el sueño reparador”.
Esta patología tiene una alta prevalencia en la población y puede originar diversas consecuencias, como un aumento del riesgo de padecer alteraciones cardiovasculares, metabólicas y enfermedades neurocognitivas. Sin embargo, recientemente estudios experimentales en animales y también en pacientes han puesto en el punto de mira la posible relación directa entre la hipoxia nocturna que ocurre en la AOS con el aumento en el crecimiento y las metástasis tumorales.
El trabajo, publicado en la revista Current Sleep Medicine Reports, se ha centrado en tres tipos de tumores -el melanoma, el cáncer de pulmón y el de riñón-, estudiando en ellos el efecto de la hipoxia sobre el crecimiento, malignidad y propagación o metástasis y sobre el sistema inmune.
En cuanto al melanoma, fue el primer tumor estudiado “debido a que aunque es un tumor poco frecuente, es muy agresivo, de crecimiento rápido y de fácil reconocimiento por su pigmentación de melanina”, señala la investigadora. Hasta el momento, solo hay seis estudios publicados y en todos se concluye que la hipoxia intermitente aumenta el crecimiento y metástasis de este tumor.
En relación al modelo de cáncer de pulmón, también se ha visto un aumento de la proliferación, migración e invasión de las células tumorales. Y, finalmente, en el modelo de cáncer de riñón se ha observado que la hipoxia intermitente provoca un aumento de la vascularización del tumor (angiogénesis), lo que está asociado a un peor pronóstico en estos tumores.
En esta revisión han participado, además de Ana Obeso, los investigadores Isaac Almendros, de la Facultad de Medicina de Barcelona, y Miguel Ángel Martínez García, neumólogo del Hospital Universitario La Fe de Valencia, los tres miembros del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES), así como David Gozal, de la sección de Medicina del Sueño Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago y presidente de la American Thoracic Society (ATS).
La hipoxia aumenta la aparición de tumores espontáneos en ratones
Por otro lado, el equipo del IBGM ha publicado recientemente en la revista ‘European Respiratory Journal’ un estudio pionero, hasta el momento el único en todo el mundo, en torno a esta línea.
En concreto, se ha analizado el efecto de la hipoxia intermitente de dos intensidades distintas, leve y severa, sobre la aparición espontánea de tumores en ratones de edad avanzada, simulando así la edad avanzada en humanos en la que la prevalencia de la AOS es mayor. El estudio concluye que la hipoxia intermitente de intensidad severa produce un incremento significativo de tumores y, preferentemente, de pulmón.
“Hay que seguir investigando en los mecanismos intracelulares de vías de señalización involucradas en estos efectos para poder, en un futuro, diseñar fármacos que, actuando sobre esas vías de señalización, disminuyan la aparición, crecimiento y diseminación de los tumores inducidos por la hipoxia intermitente”, concluye la investigadora del IBGM, quien resalta la importancia de la investigación de la AOS, una enfermedad con una alta prevalencia, con graves consecuencias para el individuo y con unos costes socio sanitarios elevados, con el objetivo de poder prevenirla, tratarla y disminuir sus consecuencias y costes.
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