El plastificante di (2-etilhexil) ftalato (DEHP) se ha demostrado que tiene efectos nocivos, causando problemas de infertilidad, de obesidad y diabetes tipo I, entre otros muchos.
Una investigación ahora publicada en PLoS ONE ha podido comprobar las alteraciones que este compuesto provoca en distintos marcadores genéticos del mosquito Chironomus riparius, un modelo de referencia en ecotoxicología.
El DEHP es el plastificante más utilizado en el mundo, especialmente en la industria del PVC. Sus usos son numerosos y forma parte de la composición de innumerables productos plásticos industriales, de consumo y de uso médico.
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Al no encontrarse químicamente unido al polímero plástico, el compuesto migra desde este tipo de productos al medio ambiente, durante su uso y tras ser desechados.
Se trata de una sustancia poco soluble en agua, por lo que se absorbe con facilidad a los sedimentos de medios acuáticos.
La presencia cada vez mayor de contaminantes plásticos en los océanos hace que también estos ecosistemas se conviertan en una fuente de entrada del DEHP a las cadenas tróficas, dada la facilidad del compuesto para bioacumularse.
Diversos estudios han demostrado que el DEHP es genotóxico y tiene efectos carcinogénicos. Sin embargo, a pesar de la multitud de estudios llevados a cabo con vertebrados y en sistemas in vitro, la información acerca de sus efectos en invertebrados es todavía insuficiente.
Toxicidad en invertebrados
Estos organismos resultan de gran importancia para el equilibrio de los ecosistemas, ya que constituyen una importante vía de entrada de los contaminantes a las cadenas tróficas, pudiendo alcanzar en última instancia productos de consumo humano.
Además, pueden ayudar a descifrar los efectos que esta sustancia causa en organismos más complejos.
Una reciente investigación del Grupo de Biología y Toxicología Ambiental de la UNED ha valorado los efectos tóxicos del DEHP sobre larvas del mosquito Chironomus riparius, comprobando las alteraciones transcripcionales que este compuesto induce en diferentes biomarcadores genéticos.
Para eso, el invertebrado fue sometido a exposiciones agudas en concentraciones muy bajas del xenobiótico, incluso por debajo de las permitidas en la legislación vigente relativa a aguas de consumo: “Entre los biomarcadores estudiados se encuentran genes relacionados con la biogénesis de los ribosomas, la ruta de estrés celular, la ruta hormonal mediada por la hormona ecdisona y el metabolismo de destoxicación” señala Óscar Herrero, autor principal del estudio.
Los resultados del trabajo han permitido constatar la eficacia de estos biomarcadores en la detección temprana de efectos tóxicos: “El xenobiótico ha demostrado alterar la actividad transcripcional de todas las rutas estudiadas, aunque entre los resultados obtenidos cabe destacar que el DEHP produce efectos tóxicos de manera retardada, es decir, tiempo después de que el organismo ha dejado de estar en contacto con el compuesto; así como su capacidad de actuar como un alterador endocrino también en este invertebrado” concluye el investigador.
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