El Parque Nacional de Matobo, uno de los lugares más importantes y poco valorados de Zimbabue, es el hogar de algunos de los paisajes más majestuosos de granito en el mundo. Es además, uno de los mejores lugares para ver rinocerontes blancos y negros, aunque su población no es muy prolífica debido al terrible embate de la caza furtiva.
Su paisaje impresionante parece de otro mundo; con gigantes rocas en equilibrio, conocidas como kopjes. Este patrimonio de la UNESCO es considerado como el hogar espiritual de dicha nación, según LonelyPlanet.
La superficie del parque es de 44.500 hectáreas y está situado 34 kilómetros al sur de Bulawayo a lo largo de la carretera Kezi/Maphisa, según Zimparks.org.
Esta es una extensa zona de protección intensiva para el rinoceronte blanco y negro, ambos en peligro de extinción. La ausencia de grandes depredadores en este espacio protegido facilita que se puedan hacer safaris a pie y fotografiar a los rinos a tan solo 50 metros de distancia.
Los amantes de la naturaleza estarían felices de visitar un lugar como este: rico en sitios históricos y culturales, además de ofrecer diversas actividades al aire libre, así como una espacio de tranquilidad en un ambiente natural, libre de contaminación, afirma Zimpaks.
Pero lo más importante es vivir la experiencia de avistar a estos hermosos animales prehistóricos que llevan varios millones de años sobre la Tierra. Probablemente esta oportunidad podrá no durar demasiado tiempo, ya que actualmente quedan solamente 30.000 ejemplares y la caza furtiva está acabando con ellos, según un artículo de El País.
El principal atractivo en peligro
Para los visitantes es un poco extraño que al entrar al parque de Matobo se les pida desconectar el sistema de ubicación GPS de los móviles. Esta es una medida protectora, ya que existen traficantes de cuernos de rinoceronte que entran a las redes sociales en busca de fotografías tomadas por turistas, para ubicar a los rinocerontes que son animales territorialistas y generalmente rondan cerca de dichas ubicaciones.
Aunque parezca increíble, hacen todo esto debido a que un cuerno de rinoceronte, en el mercado asiático puede valer de hasta 100.000 dólares por kilo. Estas ganancias mueven uno de los mercados negros más lucrativos, poderosos y sin escrúpulos del mundo,según dicha publicación.
«Todo vale cuando un cuerno de dos o tres kilos puede llegar a alcanzar el medio millón de dólares. Se mata, se soborna, se amenaza, se corrompe», afirma la nota.
Este tráfico alimenta el mercado negro de la medicina tradicional asiática, especialmente Vietnam y China, donde se dice que el polvo de cuerno es beneficioso, aunque no se ha demostrado científicamente, de acuerdo con un artículo de LeMonde.
Según Dani Serralta, un español que lucha contra el furtivismo junto con los rangers del parque nacional Hwange, en Zimbabue, es fácil matar un rinoceronte. Estos animales son animales tan nobles, que no huyen ante la presencia humana, sobre todo el blanco, dice EL País.
Los cazadores furtivos utilizan cualquier técnica inescrupulosa. A veces solo los dejan herido y le cortan el cuerno aún en vida. «Una agonía terrible. Una vez arrancado el cuerno, lo montan en camiones, sobornan a quien haya que sobornar y lo introducen en Mozambique desde donde lo mandan en avión a Vietnam. En 48 horas está pulverizado y disponible en tiendas del mercado asiático”, comentó Serralta.
Ante esta terrible situación, las autoridades ambientales han tomado medidas drásticas como cortar los cuernos a los rinocerontes para evitar que acaben con ellos. Ésta es una medida disuasiva para reducir el valor potencial que pudieran obtener los cazadores furtivos, afirma Lisa Marabini, directora de Aware Trust Zimbabwe (ATZ), según Le Monde.
Zimbabwe : décorner les rhinocéros pour lutter contre le braconnage https://t.co/JdEIOVljRP pic.twitter.com/ftuAHlpNa9
— Africanews Français (@africanewsfr) September 8, 2016
«A principios de siglo XX quedaba medio millón de los cinco tipos de rinocerontes que han llegado a nuestros días. Hoy del rinoceronte indio quedan 3.500; del de Sumatra, menos de 100; del de Java, unos 58 en el parque Ujung Kulong. Y de las dos especies africanas: 20.000 del blanco y 5.500 del negro. Solo en Sudáfrica, los furtivos matan cada año más de mil rinocerontes», informa El País.
Los rangers del parque de Motobo, armados con viejos fusiles, vigilan y resguardan el lugar, pero esto no es suficiente ante la despiadada ambición de personas que no se dan cuenta de lo que significa matar una vida, así sea la de un animal.
Ojalá recobremos como humanidad la conciencia de nuestra estrecha relación con la naturaleza y la imperiosa necesidad de protegerla. No solo estamos conectados a ella, dependemos del ambiente natural en el que a cada uno nos tocó vivir para poder hacerlo. Si destruimos vidas de esa manera, ¿qué sucederá en un futuro con el mundo?
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