Una compra pendiente del fabricante de chips alemán Aixtron SE por parte de una compañía china fue bloqueada por el presidente Obama debido a asuntos de seguridad el 2 de diciembre. La jugada enfatiza los crecientes sentimientos de mayor supervisión sobre inversiones chinas en Occidente.
La orden presidencial prohibió efectivamente la adquisición de Aixtron y sus subsidiarios estadounidenses por Fujian Grand Chip Fund. Aixtron ya había sido notificado por el Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos, que este último recomendaría al presidente que no aprobara la fusión.
La decisión no fue inesperada. A fines de octubre, el gobierno alemán retiró su anterior apoyo al acuerdo de €670 millones (U$S 714 millones) entre Aixtron y Fujian debido a “información sobre seguridad previamente desconocida”.
A pesar que el Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos nunca publica las razones para bloquear los acuerdos transfronterizos, se dice que la decisión se debió a las técnicas de producción de un compuesto llamado nitruro de galio, según fuentes que informaron a Reuters. El poco conocido material –que la tecnología de Aixtron ayuda a producir- es utilizado en la producción de equipamiento militar como radares, antenas y láseres. Basta decir que al gobierno de Estados Unidos no le entusiasma que Beijing obtenga tecnología militar.
Mayores investigaciones
La decisión de Aixtron refleja crecientes sentimientos de Estados Unidos y Europa en contra de las inversiones chinas en general, mientras que la segunda economía más grande del mundo superó a Estados Unidos como el comprador de activos más grande del mundo.
Sigmar Gabriel, ministro de economía de Alemania, aprobó una legislación para limitar la adquisición por estados extranjeros de compañías de la Unión Europea que involucren “tecnologías clave que sean de particular importancia”. Las preocupaciones alemanas sobre las inversiones aumentaron luego de que el fabricante de electrodomésticos chino Midea comprara la firma de robótica e ingeniería Kuka este año por €4,5 mil millones (5,0 mil millones de dólares). Kuka es un proveedor clave de varias empresas industriales alemanas y estadounidenses y contratistas de defensa.
Estados Unidos también está reforzando la revisión de acuerdos transfronterizos. A principios de este año el Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos bloqueó la compra de Lumileds (una compañía de iluminación bajo el gigante de la tecnología holandesa Philips NV) por Go Scale, una compañía china de capital privado. En febrero, China Tsinghua Unigroup abandonó un acuerdo propuesto para comprar un fabricante de almacenamiento digital Western Digital Corp, también debido a una investigación pendiente del Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos.
Los analistas creen que las inversiones chinas en compañías estadounidenses estarán más supervisadas una vez que el presidente electo Donald Trump asuma sus funciones. Durante su campaña presidencial, prometió una revisión más rigurosa de las políticas de económicas y de comercio de Beijing.
Proteccionismo de China
Con lo que se enfrentan las empresas chinas en occidente es muy diferente de los obstáculos que las empresas occidentales afrontan en China. Gran parte de la industria china aún está fuera de los límites de la adquisición extranjera o propiedad mayoritaria extranjera, tales como el sector bancario, de títulos valores, de telefonía, de transporte y de servicios profesionales.
Mientras que algunas industrias fueron quitadas de la lista “restringida” de las autoridades chinas en años recientes, algunas compañías occidentales creen que los sentimientos proteccionistas crecieron en meses recientes.
“Las empresas alemanas aquí sienten que hubo un aumento considerable en el proteccionismo”, dijo el embajador alemán para China, Michael Clauss, a Reuters.
“Estamos recibiendo más y más quejas, especialmente desde principios de este año”, dijo Clauss. Si bien las empresas alemanas –especialmente los fabricantes de autos- se beneficiaron de la creciente economía china en la década pasada, aún se ven obligadas a manufacturar autos dentro de China con socios locales.
Las empresas estadounidenses en China tuvieron experiencias similares. En la encuesta más reciente de la Cámara Americana de Comercio en China realizada a principios de este año, una de cada diez empresas estadounidenses con presencia en China dijeron que planeaban mudarse o ya habían mudado una porción de sus actividades fuera de China debido a obstáculos normativos.
Las empresas de los sectores tecnología, industrial, y de recursos naturales fueron los más pesimistas respecto de la actitud de Beijing hacia las empresas estatales –el 83 por ciento dijo que se sentía incómodo. Y los sentimientos se vieron reflejados en sus finanzas- 64 por ciento de los negocios de Estados Unidos en China fueron rentables el año pasado, menos que el 73 por ciento de 2014.
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