Damián Szifron es uno de los artistas argentinos más completos que hay en la actualidad, con una imaginación prodigiosa, un talento descomunal para escribir y dirigir sin ningún detalle librado al azar, sus películas y series han sido de lo mejor que se ha haya hecho en estos últimos tiempos.
Y lo mejor de todos es que le gusta tomar riesgos, porque«Relatos salvajes» resulta un giro radical en su estilo de narración sofisticado e inteligente pero al mismo tiempo infantil (en el mejor de los sentidos lo digo), olvídense de las maquinaciones de Federico D´Elia en «Los Simuladores», del payaso plin plin de Peretti y Luque en «Tiempo de valientes» y de Rodrigo Noya resolviendo misterios como un Sherlock Holmes infantil en «Hermanos y detectives», aquí el director se despacha con una comedia negra que no escatima en violencia y que cuenta con unos personajes que a pesar de que resulten simpáticos gracias a sus actores, son en definitiva terriblemente cínicos.
Es que en «Relatos salvajes» en todo momento se siente que algo malo va a pasar, que en algún momento la violencia va a llegar y que estos personajes siempre van a terminar perdiendo los estribos. La ira, la furia, la violencia están omnipresentes en las seis historias que componen este film, que aunque distintas, terminan por conformar un todo y cerrar un mismo círculo.
En una película de esta temática, es difícil que todos los cortos mantengan un mismo nivel y que no haya algunos mejores que otros, pero aquí Szifron hace que todos duren lo justo, que lleguen cuando tenga que llegar, que empiecen cuando tienen que empezar y que terminen cuando tienen que terminar, todos absolutamente todos los cortos tienen algo memorable o algo sublime que remarcar.
De los actores, basta decir que todos están fantásticos en sus papeles y que todas las actuaciones están a la altura de las circunstancias. Rita Cortese tiene la expresión perfecta que necesita un personaje como el que compone y como acompañante Julieta Zylelberg está perfecta como la cínica y desternillante cocinera psicópata en un corto realmente macabro pero que al mismo tiempo resulta hilarante.
Leonardo Sbaraglia compone un papel violento y desesperado, como pocas veces en su carrera, en un corto durísimo y cargado de crudeza, que no le da respiro al espectador en ningún momento y que parece estar dirigido por el mejor Tarantino en cuanto a la violencia y el humor negro. De Ricardo Darin basta decir que como siempre cumple de sobra, haciendo un personaje cínico y violento pero al mismo totalmente identificable.
Oscar Martínez está realmente magnífico, siendo el actor que creo que es el más luce en un corto sin tanta violencia pero lleno de crueldad e intensidad. Y para cerrar Érica Rivas está totalmente on fire, haciendo de manera perfecta su eterno papel de desquiciada, aunque cabe aclarar que su capítulo fue el que menos me gustó.
Pero la verdadera estrella aquí señores es Damián Szifron, que no solo nos da el lujo de coordinar de manera perfecta a semejante reparto, sino que hace que la puesta en escena sea realmente sublime, con ningún detalle librado al azar y con un guion magnífico (!también escrito por él!) que sabe cuándo equilibrar el tono con la comedia, la violencia, el suspenso y el drama, demostrando ser un director/escritor camaleónico en cuanto al tono que debe tener cada corto.
En fin, me llevaría post eternos hablar de los momentos o diálogos más memorables por lo que solo añado que técnicamente está a otro nivel, con una fotografía al detalle, con planos atípicos de una producción nacional (ALERTA LIGEROS SPOLIERS ¿cuantas películas argentinas tienen aviones cayéndose, edificios viniéndose abajo y con autos explotando FIN LIGEROS SPOLIERS) y con una banda sonora perfecta compuesta por el genial Gustavo Santoalla.
Es muy pronto para pensar en el impacto que «Relatos salvajes» tendrá en el cine nacional, ya sabemos que ha arrasado en taquilla (es la 3er película más vista en la historia de nuestro país siendo superada solo por ‘La Era del Hielo 4’ y ‘Titanic’) y seguramente será acreedora de muchos premios (El Oscar esperemos). Pero eso no importa, independientemente del impacto que deje, es una película que debe verse sin pensar en nada y simplemente hay que dejarse llevar por Szifrón y su vertiginosa imaginación. ¡Gracias por esta genialidad!
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