En el origen del envejecimiento desempeña un papel muy importante la progresiva acumulación de daños en las células. Pero hay muchos tipos de daños celulares y todavía es una pregunta sin respuesta cuáles de ellos son los verdaderos responsables del envejecimiento y cuáles son simples daños colaterales de poca relevancia.
La hipótesis oxidativa del envejecimiento —también conocida como hipótesis de los radicales libres—, se formuló en 1956 por Denham Harman. Desde entonces la gran mayoría de intentos por demostrar que el daño oxidativo es una de las causas que contribuye al envejecimiento han resultado fallidos, incluidos múltiples ensayos clínicos en humanos con compuestos antioxidantes.
A día de hoy muchos científicos consideran que el daño oxidativo, aunque no se cuestiona que exista, es sin embargo poco relevante para el envejecimiento. Pero a la luz de los recientes resultados se diría que la hipótesis oxidativa del envejecimiento puede no estar tan desencaminada.
Un grupo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), dirigidos por Manuel Serrano, en colaboración con un grupo de la Universidad de Valencia, dirigido por José Viña, y con investigadores del IMDEA Alimentación de Madrid, han puesto su objetivo en aumentar globalmente la actividad de todas las enzimas antioxidantes de la célula a través del incremento en los niveles del NADPH, una molécula relativamente sencilla cuya importancia es clave para las reacciones antioxidantes y que, sin embargo, hasta ahora no había sido objeto de estudio en relación al envejecimiento.
Los resultados del trabajo, publicado hoy en la revista Nature Communications, indican que un aumento de G6PD, y por lo tanto del NADPH, aumenta las defensas antioxidantes naturales del organismo, protege del daño oxidativo, disminuye procesos relacionados con la edad como la resistencia a la insulina y aumenta la longevidad.
Un aumento de estas moléculas aumenta las defensas antioxidantes naturales del organismo, protege del daño oxidativo y aumenta la longevidad.
Aumento global de la capacidad antioxidante
Quizás la clave esté en que los investigadores del actual trabajo han potenciado todas las enzimas antioxidantes de una manera global. “Frente a la aproximación tradicional de administrar antioxidantes que reaccionan directamente con el oxígeno, nosotros hemos estimulado el conjunto de todos los mecanismos antioxidantes naturales de las células a través de elevar G6PD y su producto, el NADPH”, destaca Mari Carmen Gómez-Cabrera, coautora del trabajo e investigadora de la Universidad de Valencia.
Con estos resultados, los autores apuntan al uso de fármacos que aumenten los niveles de NADPH como posibles herramientas para retrasar el envejecimiento en humanos y aquellas enfermedades asociadas a él como la diabetes, entre otras. Concretamente, la vitamina B3 y sus derivados son responsables de la síntesis de los precursores del NADPH y son candidatos idóneos para futuros estudios.
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