Los patrones alimentarios de la dieta mediterránea pueden vincularse con un diagnóstico menor del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), según destaca un estudio publicado en la revista Pediatrics dirigido por María Izquierdo Pulido, profesora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona (UB) y José Ángel Alda, jefe de sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Sant Joan de Déu de Barcelona.
El estudio, que es el primer trabajo científico que aborda la relación entre la dieta mediterránea y el TDAH en niños y adolescentes sugiere que algunos hábitos alimentarios inadecuados podrían tener un papel en el desarrollo de este trastorno psiquiátrico. Sin embargo, habrá que desarrollar más investigaciones para determinar la relación de causalidad, apuntan los autores.
El TDAH es un cuadro de origen neurobiológico que afecta acerca del 3,4 % de niños y adolescentes en todo el mundo. Es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la primera infancia y adolescencia y sus consecuencias se pueden alargar hasta la edad adulta.
Los síntomas principales son hiperactividad, impulsividad y déficit de atención, que se manifiestan con más intensidad que en niños de la misma edad sin este trastorno. Actualmente, la intervención más eficaz para los afectados combina el tratamiento psicológico, el farmacológico y la intervención psicopedagógica.
Los mecanismos que vinculan una dieta de baja calidad y el TDAH aún son desconocidos. Estudios científicos previos han relacionado algunos patrones dietéticos (consumo de alimentos procesados, bajo consumo de frutas y verduras) con el diagnóstico. Por otra parte, se sabe que un patrón alimentario desequilibrado puede conducir a deficiencias en nutrientes esenciales (hierro, zinc, magnesio, ácidos grasos omega-3, etc.) para el desarrollo cognitivo y físico, y que también parecen tener un papel esencial en sus causas.
Un círculo vicioso
El estudio- que ha recibido financiación del Instituto de Salud Carlos III- se ha elaborado sobre una muestra total de 120 niños y adolescentes (60 de ellos afectados por TDAH y 60 como grupo de control). Tal y como apunta María Izquierdo Pulido, miembro del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) del Instituto de Salud Carlos III, “esta nueva investigación no establece una relación causa-efecto entre patrones alimentarios y TDAH, pero puede contribuir a concretar unas estrategias dietéticas específicas que mejoren la calidad de vida tanto de los afectados como de sus familias”.
La relación entre una dieta no saludable y TDAH también podría ser una muestra de causalidad inversa. “No sabemos si estos niños tienen TDAH por una alimentación inadecuada —señala José Ángel Alda, psiquiatra del Hospital Universitario Sant Joan de Déu— o si es el trastorno lo que les lleva a comer un exceso de grasas y azúcares para equilibrar sus rasgos de impulsividad o angustia emocional. Nosotros creemos que es un círculo vicioso: es decir, que la impulsividad de los niños con TDAH les lleva a alimentarse de una forma inadecuada; por esta razón no ingieren los nutrientes que necesitan y eso empeora los síntomas”.
La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y grasas saludables aporta la mayoría de nutrientes necesarios en proporciones correctas. El nuevo estudio no establece que la dieta mediterránea pueda ser un factor de protección contra el TDAH, pero apunta a la necesidad de mantener dietas saludables durante la infancia y la adolescencia, momento en que el cuerpo presenta las máximas exigencias nutricionales para alcanzar un crecimiento y un desarrollo óptimos, así como una vida sana durante la edad adulta.
Los autores del trabajo insisten en que es necesario realizar más estudios para determinar si un cambio de hábitos dietéticos hacia una dieta saludable, como es la dieta mediterránea, puede ser útil para revertir o mejorar los síntomas del TDAH.
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