Durante décadas, Estados Unidos y otras naciones se han involucrado en negociaciones, a criterio de lograr la desnuclearización de Corea del Norte. Pyongyang firmó numerosos tratados, bajo la promesa de nunca construir armas nucleares, y otros más prometiendo abandonar las armas que prometió nunca desarrollar en primer lugar.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, ahora rechaza el diálogo con los ‘perros rabiosos’ de Washington. Pyongyang se muestra igualmente alejado de involucrarse con Seúl. Aún cuando ello resulte frustrante, las negociaciones con Corea del Norte ofrecen lecciones aprendidas con crudeza, que deberían ser tenidas en cuenta al momento de evaluar el recientemente clausurado convenio nuclear con Irán.
1. Las violaciones a acuerdos vuelven endeble a cualquier escenario de negociación
La diplomacia nuclear con Norcorea e Irán se vio precipitada por las violaciones de acuerdos previos, así como también de Resoluciones de Naciones Unidas -escenario que difícilmente constituye bases creíbles de confianza frente a que estas naciones se comprometan al cumplimiento de futuros acuerdos.
2. No mostrar con premura las fechas límite
Los funcionarios de la Administración Clinton proclamaron inicialmente que el Marco de Acuerdos de 1994 había resuelto el problema nuclear norcoreano. Más tarde se confirmó que Pyongyang ya había iniciado un programa nuclear para el desarrollo de armas nucleares sobre la base de uranio enriquecido, aún antes de haber firmado el Marco de Acuerdos de referencia.
Aquel programa a base de uranio violó los compromisos existentes de Corea del Norte frente al Tratado de No Proliferación Nuclear de la ONU, el Acuerdo de Salvaguardas de la Agencia Internacional de Energía Atómica, el acuerdo intercoreano de desnuclearización y, a posteriori, el Marco de Acordadas.
3. Es bueno contar con un ‘policía malo’
El Marco de Acordadas no fue la concepción inmaculada de orden diplomático que sus defensores declaman. Los diálogos lindantes con la guerra fueron comunes a mediados de los años noventa, y los funcionarios de la Administración Clinton afirman que debatían opciones de ataque, cuando fueron sorprendidos por un marco preliminar de acuerdo -ideado por un rebelde Jimmy Carter.
Las amenazas de Israel de atacar, de igual manera, empujaron a los líderes en Teherán a enfocarse en las penalidades de cualquier eventual desafío a las negociaciones.
4. Un acuerdo ‘final’ nunca es tal
Los textos vagos permiten a las naciones hacer trampas mientras que, de manera casi legítima, promocionan la idea del cumplimiento. Tal como lo hubiese hecho un buen abogado defensor, Pyongyang recurrió a la ambigüedad para ofuscarse y evitar represalias.
A criterio de impedir una crisis y el colapso de cualquier negociación, los tomadores de decisión se muestran predispuestos a dejar de lado condiciones o resoluciones previas, tratados -incluso sus propias leyes y, para el caso, dejan de reforzar la aplicación de éstas.
5. Verificar, verificar, verificar
El dictum del ex presidente estadounidense Ronald Reagan, ‘Confíe pero verifique’, se vio reflejado en los extendidamente detallados protocolos de verificación que permitieron a Estados Unidos contar con tratados de control de armamento con la ex Unión Soviética. Precisamente, la definición de mecanismos de verificación -incluyendo inspecciones de corto plazo con previo aviso de instalaciones no declaradas- son críticas a la hora de garantizar la viabilidad a largo plazo de cualquier convenio.
6. Los dignatarios del control de armamento rechazan la evidencia de las trampas
Pyongyang ha mentido, negado y desafiado a la comunidad internacional. Con todo, los defensores del control de armas han replicado a la creciente evidencia de las trampas de Norcorea echando mano de dudas, desviando la atención y, eventualmente, acordando.
Inicialmente, estos ‘expertos’ han rechazado informes de inteligencia sobre el programa de armas basadas en plutonio de Corea del Norte, su programa de armas basadas en uranio, y la complicidad norcoreana en la construcción de un reactor en Siria. Por estos días, minimizan las recurrentes capacidades nucleares y misilísticas de Pyongyang.
7. La evidencia relativa a trampas no llega en forma de ‘obsequios’
Luego de décadas de debate respecto de si acaso Irán alguna vez contó con un programa de armas nucleares, los expertos ahora afirman que los iraníes están a solo dos meses de un logro crítico, y que la inteligencia estadounidense ahora estará en capacidad de identificar, rápida e inequívocamente, cualquier trampa, para luego convencer a los tomadores de decisión americanos y de Naciones Unidas de que vuelvan a imponer las penalidades suficientes como para impedir a Irán desarrollar armas nucleares, todo en un solo año.
8. La comunidad internacional no cambia de la noche a la mañana
Naciones Unidas ha mostrado una remarcable capacidad para emitir una tibia indignación cuando sus Resoluciones son abiertamente quebrantadas, y solo luego de extendidas negociaciones y compromisos. Obstaculizado por el obstruccionismo chino y ruso, el Consejo de Seguridad de la ONU ha quedado con un rol limitado, a mero emisor de respuestas de baja denominación.
9. Ser cauteloso al evaluar cualquier promesa de la Administración de EE.UU. sobre incrementar las presiones
El presidente estadounidense Barack Obama afirma que Corea del Norte es ‘la nación más aislada, la más sancionada y recluída de la Tierra’. Sencillamente, esto no es cierto. La Administración Obama ha estado golpeando suavemente a Corea del Norte y permitiéndole ganar, al tiempo que ha evitado implementar la legislación americana existente.
Washington ha impuesto medidas en otros países -medidas que no le ha exigido a Norcorea. Estados Unidos ha llegado a sancionar en dos ocasiones a numerosas entidades de Zimbabwe y de Corea del Norte. A pesar de años de prometer presiones adicionales contra Pyongyang, la Administración Obama continúa con su política de tímido incrementalismo, en donde un ejemplo destacable es la ausencia de acciones contra los crímenes contra la humanidad perpetrados por el régimen norcoreano.
10. Las negociaciones permiten agregar pulgadas a las fechas definitorias
El alternar un comportamiento provocativo y predisposición para negociar permitió a Norcorea manipular a la comunidad internacional, logrando que ésta se muestre tímida al momento de imponer penalidades y mostrar aquiescencia de cara a recurrentes violaciones. Al mantener una ambigüedad estratégica sobre sus programas nucleares, Pyongyang y Teherán -como el proverbio que versa sobre la nariz del camello bajo la carpa- ganan aceptación internacional sobre lo que previamente se había declarado como ‘inaceptable’.
Los defensores del acuerdo con Irán descartan aquellas críticas sobre que se permite a Teherán contar con capacidades nucleares prohibidas por sucesivas Resoluciones de Naciones Unidas. Aquéllos argumentan que no es razonable esperar que Irán renuncie a capacidades técnicas a las que ha dedicado grandes recursos y orgullo nacional para desarrollar.
Si se retomaran las negociaciones nucleares con Corea del Norte, Pyongyang citaría el precedente iraní, y exigiría términos bastante menos restrictivos de lo que muestran hoy las Resoluciones en curso de Naciones Unidas.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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