Arizona, uno de los estados de EE.UU. que más sufren estos días un repunte de coronavirus, superó este sábado los 70.000 positivos al sumar 3.591 nuevos casos de coronavirus, lo que pone en peligro la capacidad de sus hospitales de hacer frente al rebrote.
El estado igualó la cifra alcanzada el pasado martes en el que fue el sexto día con más de 3.000 nuevos casos en las últimas nueve jornadas, lo que llevó el total este sábado a los 70.051.
A los 3.591 nuevos casos hay que sumar las 44 nuevas muertes por COVID-19, que elevan el total de fallecidos como consecuencia de la pandemia a 1.579, según datos del Departamento de Salud estatal.
Esto complica la situación de los hospitales, que el viernes tenían ocupadas el 86 % de las camas totales y el 87 % de las de las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Junto a la cifra de pacientes hospitalizados por la enfermedad, que fue de 2.577, lo que supone un nuevo récord, la otra preocupación radica en el paulatino mayor uso de ventiladores por parte de los enfermos más graves, que se situó en 433, un nuevo máximo, aunque todavía con margen, al estar en el 55 % del total.
El pasado jueves, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, reconoció que la capacidad de los hospitales de atender a nuevos pacientes estaba cerca de llegar a su límite.
Ducey dijo que esperan que los números «empeoren la próxima semana y la siguiente», y que Arizona afronta unos días de «retos».
Por ello, pidió a la población que permanezca en casa lo máximo posible para intentar reducir la capacidad de expansión del contagio en la región, una de las más castigadas en las últimas dos semanas, al igual que las regiones sur y oeste del país, aunque no revisó su plan de reapertura de la economía local.
El gobernador, que ha sido criticado por su rechazo de revertir sus medidas de apertura de negocios, participó esta semana en un acto de campaña del presidente Donald Trump, que rechazó usar mascarilla durante su visita al estado a pesar de hacer su mítin en un espacio cerrado.
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